Impunemente
¬ Juan Manuel Magaña martes 2, Dic 2014Política Spot
Juan Manuel Magaña
En el pecado han llevado la penitencia los priístas, en lo que va de este sexenio. Por eso parece no tener sentido lo que dice el dirigente César Camacho de que “estamos viviendo las secuelas de la absurda guerra en la que (Felipe Calderón) involucró al país”. ¿A dónde quiere ir con ello?
Sin embargo, también hay que decir que aunque es burda la intención del priísta, sus palabras resultan reveladoras de lo que sabe y piensa el gobierno y su partido, pero dichas demasiado a destiempo.
Eso que dice Camacho Quiroz debió plantearse al arranque de este sexenio, junto con alguna clase de emplazamiento judicial al ex inquilino de Los Pinos por su responsabilidad en la muerte de más de cien mil personas, junto con la desaparición de otras 25 mil. El priísta lo que hace es tratar de repartirle algunas mentadas a Calderón imputándole la responsabilidad por la violencia, pero muy a destiempo y me temo que de a mentiritas.
Con esas palabras, el líder de marras quiso responder a las críticas a la estrategia en materia de seguridad del presidente Enrique Peña Nieto, que Calderón externó ante diputados locales del PAN, con quienes se reunió para lamentar la actuación del actual gobierno en torno al caso Iguala.
Calderón sostuvo que durante su sexenio algunos gobernadores se negaron a depurar los cuerpos policiacos. Por ello, Camacho consideró a Calderón “el rey de los pretextos al ver hacia otras instancias sin el más elemental ejercicio de autocrítica sobre dónde estuvieron los yerros de su gobierno”.
El priísta consideró que el panista “con ello sólo evidencia que es un regular abogado y un mal político. Digo que regular abogado porque cuando hay más de tres personas involucradas, por ejemplo en un secuestro, que es un delito originalmente del fuero común, se trata de delincuencia organizada, y en consecuencia es un asunto de la competencia federal”. Por eso, Camacho advirtió que “Calderón no es honrado cuando culpa a los gobernadores del avance del crimen organizado, y adopta una actitud evasiva, a pesar de que durante su sexenio hizo una aportación, y lo digo con sarcasmo, a la situación que estamos viviendo, al declarar una guerra absurda de la que todavía no podemos salir”.
Por todo ello, concluyó el priísta, la responsabilidad del panista “es múltiple”.
Lástima que lo diga tan tarde. Este gobierno debió arrancar con un pronunciamiento similar a este de Camacho para explicar las condiciones en que recibía a un país sumido en una “guerra absurda” y descontrolada que iba a ser muy difícil de manejar y que no ha dejado de ensangrentar el territorio.
Pero el arrogante priísmo se quedó callado y se sintió sobrado para manejar un problemón del que ahora ya no sabe salir. Ahora paga el precio del descrédito y la condena que Felipe Calderón debería estar pagando en este momento, en vez de andar por ahí queriendo adornarse impunemente con discursos.
Por ello, iniciamos este comentario diciendo que el gobierno priísta en el pecado ha llevado la penitencia y ahora suena carente de sentido el que César Camacho quiera restregarle responsabilidades en lo ocurrido a aquél, que tan campante se pasea fuera del país.
Otra cosa sería que César Camacho dijera estar dispuesto a que sus palabras tengan consecuencias concretas en el orden judicial y político porque, por cierto, a Calderón también podrían abrirle su abultado expediente en materia de corrupción. Pero todo parece quedar en pura retórica.