Qué oso
¬ Juan Manuel Magaña lunes 1, Dic 2014Política Spot
Juan Manuel Magaña
El país vive diciéndose “esto no volverá a ocurrir”, pero en cuestión de horas o días vuelve a recaer en lo mismo que dice querer evitar.
Es el caso del chileno detenido, junto con otros diez inocentes más el 20 de noviembre en las inmediaciones del Zócalo de la ciudad de México, tras una marcha por los 43 estudiantes desaparecidos en Iguala, en la que los infiltrados salieron de nuevo a querer incendiar una de las puertas de Palacio Nacional.
Aquí habíamos hablado anteriormente de lo que a todas luces fueron detenciones arbitrarias, de esas que han terminado una y otra vez en un vergonzoso, y también cínico, “disculpe usted”.
Laurence Maxwell Ilabaca se llama el chileno que estuvo detenido, no por otra cosa, sino porque qué ganas de exhibirse así en el extranjero: con policías que son francamente una amenaza para los ciudadanos; como un país violador de derechos humanos.
El hermano del chileno, llamado Dennis Maxwell, había sostenido en Veracruz que las autoridades mexicanas “no han podido presentar ninguna prueba inculpatoria. La defensa, en cambio, tiene videos en los que se ve a mi hermano haciendo exactamente lo que dijo que hacía: caminando con su bicicleta para ir a ver la manifestación”.
Como se ve que allá en Chile todavía les importa la vida y esa cosa de los derechos humanos, hasta la propia presidenta Michelle Bachelet recibió en su palacio de La Moneda a Eugenia Ilabaca, madre Laurence Maxwell, el detenido.
“Sé que como gobierno están preocupados por mi hijo”, dijo la madre tras el encuentro. “Todo se está conversando a nivel de las cancillerías”, agregó.
El canciller chileno, Heraldo Muñoz, reveló el optimismo de las autoridades frente al caso: “Esperamos un desenlace positivo. Los abogados piensan que se deberían caer las acusaciones”.
Bueno, hasta una delegación de diputados viajó a México para apoyar en las gestiones por la liberación de Maxwell. Más de 100 escritores chilenos demandaron su libertad. “La gravedad de los cargos y las irregularidades con las que se ha llevado a cabo su detención nos hacen sentir una profunda preocupación por su salud física y sicológica”, dijeron.
Incluso la Asociación Americana de Juristas criticó los hechos y procedimientos del lamentable caso de las 11 detenciones porque los detenidos “no han podido contar con una defensa apropiada desde el inicio de la investigación. Los organismos policiales y de persecución penal no han exhibido ningún antecedente que justifique estas medidas”.
Dicha organización estimó que “se vulnera abiertamente el principio de presunción de inocencia, al negárseles la libertad provisional y las demás garantías procesales que un caso como este amerita”. Y tan se negó que los 11 detenidos fueron a parar de inmediato a penales de alta seguridad, tachados en un principio de terroristas.
Total, que por falta de pruebas, un juez ordenó la liberación de estas 11 personas y ahora sus familiares anunciaron que pretenden demandar a las autoridades por tortura y daños. Qué bueno. Pero qué oso hicimos, como se dice vulgarmente.