¿Qué le “picó” al presidente Mujica?
¬ Augusto Corro martes 25, Nov 2014Punto por punto
Augusto Corro
Cualquier crítica debe ser bienvenida siempre que se encuentre debidamente apoyada, sustentada y que sea de buena fe. Si no es así, mejor guardar el silencio necesario para no ser tachado de ignorante o tendencioso.
A raíz de los sucesos registrados por el caso de los 43 normalistas de Ayotzinapa, desaparecidos, al presidente de Uruguay, José Mujica, se le ocurrió despotricar contra México. En una entrevista con Foreign Affairs, el mandatario izquierdoso soltó lo siguiente: “A uno le da la sensación, visto a la distancia, que se trata de una especie de Estado fallido, que los poderes públicos están perdidos totalmente, están carcomidos. Es muy doloroso lo de México”.
Tan ambigua es la declaración, que se presta a un sinnúmero de interpretaciones. Claro que la desaparición de los 43 estudiantes es muy dolorosa. A todo México le duele; pero de ninguna manera nos encontramos en una situación de Estado fallido.
México enfrenta no uno, sino múltiples problemas sociales, como podría ocurrir en cualquier país latinoamericano, debido a la presencia del narcotráfico. ¿Quién se encuentra libre de esta plaga?
LA DEMOCRACIA
Quizá en México no se viva una democracia ejemplar, pero sí existe un empeño significativo para madurarla y perfeccionarla. Mujica, que en sus años mozos fue guerrillero, sostuvo que la desaparición de los estudiantes se debe a la corrupción instalada como una “tácita costumbre social” y que México está obligado a aclarar el caso “caiga quien caiga, le duela a quien le duela y tenga la consecuencia que tenga”.
Como a la distancia no se posee la información de los hechos que se critican con una claridad total, el mandatario uruguayo debería saber lo siguiente:
El principal autor intelectual de la tragedia de Ayotzinapa, es un hombre que pertenecía o pertenece al Partido de la Revolución Democrática (PRD) de la llamada izquierda mexicana, cuyos dirigentes perredistas lo arroparon para que, a pesar de su negro historial, ganara la presidencia municipal de Iguala. El edil se manejaba como un hombre de izquierda, como la que practica el multicitado Mujica.
Y la cúpula partidista también apoyó al candidato amarillo, Ángel Aguirre, también de izquierda, a la gubernatura de Guerrero. Escenario de los acontecimientos donde desaparecieron los normalistas.
LA CORRUPCIÓN
¿Es la corrupción una “tácita costumbre social” en México? Yo pienso que no. Aunque seguramente no faltan aquellas personas que son tentadas por el canto de las sirenas para involucrarse en las actividades del narcotráfico, pero éstas no son la mayoría de la población mexicana. En México, como en Uruguay, la narcodelincuencia actúa tan activamente, que el presidente Mujica dio la luz verde para regularizar la marihuana. México, ante este hecho, se mantuvo al margen.
Para algunos, esa acción dañará la salud pública, pues sin duda alguna incrementará el número de consumidores de marihuana. (En Uruguay, el 10 de diciembre de 2013 se aprobó una ley, promovida por Mujica, que regula el mercado de “cannabis”, la producción, que será controlada por el Estado, la comercialización, tenencia y usos recreativos y medicinales).
LA CONDECORACIÓN
A principios de año, el presidente Enrique Peña Nieto, otorgó en La Habana, Cuba, la Orden Mexicana del Águila Azteca a su homólogo de Uruguay, José Mujica.
El mandatario mexicano se prodigó en elogios para el malagradecido uruguayo. No se esperaba que diez meses después, Mujica declarara, irreflexivamente, desde una considerable distancia, puntos de vista sobre la situación que vive México.
Con el espíritu crítico a flor de piel y su demagogia izquierdosa, el mandatario Mujica debió rechazar el reconocimiento de México. Sin embargo, algo de su espíritu populista y demagógico lo llevó a asumir una actitud hipócrita.
EL “VOCHO”
En las últimas semanas, estuvo presente la noticia sobre Mujica y su coche Volkswagen Fusca 1987. ¿La razón? Al uruguayo se le calificó como el presidente más pobre del mundo. Propietario de un “vocho” para su uso personal, nada que comparar con los costosos automóviles de las élites políticas.
Con esa imagen demagógica del presidente uruguayo, el “vocho” incrementó su valor en el mercado. Un jeque árabe, de esos que no saben qué hacer con sus fortunas, le ofreció al presidente un millón de dólares por el coche, convertido ya en un símbolo de austeridad.
Pero Mujica rechazó la oferta. Nadie lo entendió. Ese millón de dólares podrían servir para comprar libros, medicinas, comida para los pobres, etc. ¿O no? Por lo menos ayudar en algo a una economía uruguaya que se encuentra paralizadaEn fin, las apreciaciones sobre México que desde Uruguay hizo Mujica, revelan superficialidad y desprecio al agradecimiento y pésimos modales diplomáticos.
Después de su desafortunada declaración, el domingo, Mujica rectificó lo dicho. Dio marcha atrás. Y se mostró solidario con México, su sistema político y su gobierno ante la tragedia de los normalistas de Ayotzinapa.