El PRD, en caída libre
¬ Augusto Corro martes 18, Nov 2014Punto por punto
Augusto Corro
El Partido de la Revolución Democrática (PRD) se hunde.
El ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano demandó la renuncia de la actual dirigencia nacional encabezada por Carlos Navarrete, quien, recientemente, tomó las riendas de ese organismo político.
Se trata de una medida para contener la pérdida de credibilidad de ese partido, a raíz de la crisis derivada de la desaparición de 43 normalistas de Ayotzinapa.
El PRD empezó a ser blanco de la condena pública, por el apoyo que brindó al alcalde de Iguala, José Luis Abarca Velázquez, y al gobernador, Ángel Aguirre Rivero, para llegar al poder.
Como se sabe, el alcalde es señalado como el autor intelectual de la matanza de estudiantes y la desaparición de los 43 normalistas.
La lucha interna en ese instituto político siempre estuvo presente: imposible superar el divisionismo. “Los Chuchos”, dirigidos por Jesús Ortega y Jesús Zambrano, se apoderaron de PRD y no soltaron el poder.
Marcaron su línea política con un acercamiento al gobierno federal que estuvo rechazado por los militantes amarillos.
“Los Chuchos” se hicieron de la vista gorda y el PRD recibió a candidatos a puestos de elección popular sin exigirles requisitos de honestidad y honorabilidad. Todo aquel riquillo dispuesto a hacer carrera política no tenía problemas para ingresar a las filas del partido del sol azteca.
No importaba si el aspirante a candidato perredista tuviera cuentas con la justicia, como ocurrió con el alcalde de Iguala. “Los Chuchos” los ayudaron hasta el último momento. El propio Carlos Navarrete lo asesoró en su huida.
POSTRACIÓN Y AGOTAMIENTO
Conocidos los antecedentes del perredismo y su presencia en Iguala, la sociedad empezó a manifestar su repudio a todo lo que oliera a PRD.
Ni siquiera al fundador y líder moral de partido, ingeniero Cárdenas Solórzano, le permitieron participar en la marcha para exigir la aparición de los normalistas con vida.
Ante el desprestigio que carga el PRD, el ingeniero Cárdenas Solórzano planteó, en una carta abierta, además de la renuncia de Carlos Navarrete, la siguiente consideración:
“El PRD se encuentra en una grave situación de postración y agotamiento. Está a punto de disolverse o quedar como una simple franquicia político-electoral, subordinada a intereses ajenos a los de su amplia base militante”.
Entre otros puntos de vista, el líder moral manifestó que en medio de prácticas clientelares y sectarias, alianzas electorales equívocas, corrupción y líneas políticas contradictorias, sus dirigentes perdieron autoridad moral y disminuyó su base de militantes en toda la República.
Además, se pronunció por una reforma estatutaria que modifique el esquema de toma de decisiones y destierre el esquema de corrientes.
En fin, el michoacano pretende la refundación de su partido.
LAS REACCIONES
Jesús Ortega, el “Chucho Mayor”, al hablar sobre los planteamientos de su líder moral, dijo que deben ser los canales institucionales los que deliberen y decidan las soluciones a la coyuntura que vive el partido.
Si las propuestas para ventilarlas se llevan a un Consejo Nacional del PRD, seguramente, los ganadores serían “Los Chuchos”, pues ya se vio en las elecciones internas pasadas, quienes son los dueños del partido.
Carlos Navarrete, candidato de Nueva Izquierda (NI), fue ungido como presidente del Comité Ejecutivo Nacional del PRD, a pesar de la inconformidad de las tribus.
Así pues, desahogar el problema por las vías partidistas, equivaldría a seguir con más de los mismo.
¿Cuál sería la reacción del ingeniero Cárdenas Solórzano? La más simple: salirse el partido. Sería el fin de esa institución política, porque con el michoacano se irían sus seguidores.
PANORAMA NADA HALAGADOR
Plantados en la realidad, el PRD se encuentra en un callejón sin salida. El desprestigio total por la desaparición de los 43 normalistas lo marcó para siempre.
¿Cómo fue posible que la corriente NI de “Los Chuchos” apoyara con empeño desmedido al narco-alcalde Abarca Velázquez?
Ni con los mejores propósitos del mundo, el perredismo volverá a vanagloriarse de aquellos días de triunfos. La soberbia de sus dirigentes lo tiene en la orilla del desfiladero. Un sinnúmero de errores políticos cambiaron sus principios.
El panorama para los perredistas no es halagador. Quizás esa situación llevó al ingeniero Cárdenas Solórzano a asumir una posición política, que se antoja extrema.
Lo que decidan “Los Chuchos” no será más que una actitud que no mejorará la crisis en el partido. Se empeñaron en destruirlo y parece que, al fin, lo lograron.
La derrota del PRD podría confirmarse en las próximas elecciones intermedias del 2015, si es que alcanza a proponer a candidatos para cargos de elección popular. El desprestigio alcanzó a sus líderes. Sin autoridad moral, los dirigentes y nada valen lo mismo.