Con la cola entre las patas
¬ Augusto Corro lunes 17, Nov 2014Punto por punto
Augusto Corro
El ombudsman, Raúl Plascencia, se fue con la cola entre las patas, tras cinco años de mantener a la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) postrada ante las influencias políticas y presiones de los poderosos. En un sinnúmero de casos se olvidaron los principios de ese organismo: la defensa de las víctimas frente al poder abusivo de los gobernantes.
Desde un principio, la CNDH y su titular Raúl Plascencia, no tuvo la suficiente fuerza para hacer valer sus recomendaciones en un medio, donde la clase política es más que intocable. Su impunidad es proverbial. Las sanciones, unas cuantas, siempre recaen en representantes de la ley de los niveles inferiores. A los jefes, a las autoridades de la cúpula los excluye de las broncas o los defiende.
En el caso de Iguala, con el dolor de los 43 normalistas desaparecidos, la mencionada comisión hizo mutis. Cuando debió activar su trabajo en alguna indagatoria, debido a lo monstruoso de los hechos, es hora que la defensora de las víctimas guarda un extraño silencio. Sólo emitió medidas cautelares. ¿Y la investigación?
EL NUEVO OMBUDSMAN
Hablamos de la CNDH porque la semana pasada, el Senado eligió al nuevo titular de la CNDH. La responsabilidad recayó en Luis Raúl González Pérez, quien se desempeñaba como abogado general de la UNAM. Sus datos personales no auguran un cambio importante en la defensa de los derechos humanos, toda vez, que en algunos medios, lo califican como un hombre de la élite burocrática.
Así, González Pérez, ungido como ombudsman, sustituirá a Raúl Plascencia, en momentos muy difíciles que vive el país, debido a la espiral de violencia en la que participan los diferentes sectores sociales y la fuerza pública, cuyos resultados cruentos se conocen todos los días.
Ante la actuación negativa de Raúl Plascencia, alguien debería llamarlo a cuentas. Alguna autoridad en nombre de la sociedad mexicana tan agraviada por la delincuencia y por aquellos que se dicen representantes de la ley. No sucederá. El propio ex ombudsman supo que nadie le reclamaría su ineptitud desbordada, por eso actuó irresponsablemente en la defensa de los agraviados.
LA HERENCIA
Entre otros asuntos que recibirá como herencia el nuevo titular de la CNDH, se encuentran las investigaciones de más de 2 mil casos de personas desaparecidas, en las que, según Plascencia, existe evidencia de responsabilidad de agentes del Estado. En estos renglones, Plascencia pasó de noche.
En el caso de la matanza de los 72 migrantes en San Fernando, Tamaulipas, en agosto de 2010, la actuación de la CNDH la indagatoria cayó en un bache del que no pudo salir. La recomendación emitida por la CNDH provocó inconformidades en los familiares de las víctimas y optaron por ampararse.
En Puebla, se registró hace varios meses la represión de la policía contra manifestantes de San Bernardino, Chalchihuapan, Puebla, en la autopista Puebla-Atlixco, en la que pereció el niño José Luis Tehuatlie, de 13 años, alcanzado por un cartucho de gas lacrimógeno. La opinión pública señaló al gobernador, Moreno Valle, como responsable de esa agresión contra los inconformes. Protestaban contra las medidas administrativas en el ayuntamiento. Como primera acción, Plascencia intentó proteger la imagen del mandatario estatal, porque es su amigo.
URGE OTRA IMAGEN
En el sexenio del panista Felipe Calderón se desató la espiral de violencia en territorio mexicano. La guerra fallida contra el narcotráfico repercutió en todos los ámbitos de la sociedad. Se registraron los peores delitos, incluidas las desapariciones forzadas. En algunos casos se presentaron las denuncias ante las autoridades, pero éstas no las tomaron en cuenta. Sólo se atendieron asuntos muy sonados.
En los foros nacionales e internacionales se escucharon las voces de los organismos defensores de los derechos humanos, porque en México, ese tema estaba casi vedado por las autoridades. Era importante cuidar la imagen del “aquí no pasa nada”. Creció la violencia de la mano de la corrupción e impunidad, y en la CNDH, su titular Plascencia, no supo o no quiso mantenerse a la altura de las circunstancias.
Los próximos 5 años del recién llegado González Pérez tendrán que aprovecharse al máximo para brindar una nueva imagen de México ante el mundo. Debe estrechar sus relaciones con los organismos defensores de derechos humanos y mostrarse más enérgico en el cumplimiento de las recomendaciones a las autoridades.
Ojalá y alguna autoridad se tome la molestia de informarse de las actividades del nuevo ombudsman, para no permitirle que se desvíe de sus objetivos de protección a las víctimas de los abusivos.
Es necesario que México empiece, a partir de ya, a cambiar su imagen de país violento y sin leyes. El respeto a los derechos humanos será la base fundamental para encontrar el camino de la seguridad, la tranquilidad y la justicia en el país.