Alerta
Ramón Zurita Sahagún miércoles 12, Nov 2014De frente y de perfil
Ramón Zurita Sahagún
¿Hasta dónde continuará estirada la liga, que permite que el vandalismo se oficialice. Se permitirá que llegue el caos y será entonces cuando reaccionen las instituciones? El enrarecimiento de la situación es cada día más grande y ya no se circunscribe a los límites de Guerrero y su traslado al Distrito Federal.
Ahora se expande hacia otros sitios y se vuelve un detonante peligroso que puede desembocar en algo sumamente riesgoso.
En cada día que pasa la rebelión de las masas traspasa límites y se sospechas que algunos de esos eventos de alto impacto son manipulados, para desatar una reacción por parte del gobierno federal.
Son sumamente peligrosos los hechos que se han originado en los días recientes, los que van desde la quema de una de las puertas de Palacio Nacional, la quema de las sedes del PRI en Chilpancingo y del PAN en Morelia, así como de varias oficinas públicas en Guerrero y Michoacán, entre otros sitios.
La toma del aeropuerto de Acapulco, la agresión al senador Alejandro Encinas, el constante bloqueo de casetas y carreteras. Y antes de eso, el ataque a Cuauhtémoc Cárdenas y Adolfo Gilly.
Es cierto que la molestia y la inconformidad van creciendo y que las respuestas gubernamentales sobre los desparecidos de Iguala dejan insatisfacción entre vastos sectores del país y que en el extranjero se percibe intranquilidad, principalmente de los inversionistas en México.
Pero también lo es que las autoridades hacen un esfuerzo por resolver el entuerto que significa la desaparición de 43 personas, que 40 días después no aparecen y la versión oficial no satisfizo a, cuando menos, los parientes de los propios desparecidos.
La situación es sumamente peligrosa, ya que la inconformidad crece, los vándalos aparecen por todos lados y el reguero de gasolina solamente requiere de una simple chispa que detone esa bomba que se viene incubando.
Se espera que la autoridad asuma su papel y responda al interés de las mayorías, aunque el riesgo es sumamente grande y podría ocasionar la chispa o flama que provoque el peor escenario posible.
Los augurios no son buenos y el manejo de crisis parece sumamente inadecuado o hasta ausente dentro de los escenarios posibles que maneja el gobierno federal.
Una respuesta fuerte por parte del gobierno, con todo y que se apegue a la ley, solamente desencadenaría mayores estándares de violencia y las protestas crecerían hasta rumbos insospechados.
El dilema gubernamental requiere de un manejo escrupuloso de la situación, con la aplicación de una operación quirúrgica que evite la propagación de estas molestias hacia otras partes del territorio nacional.
Ayotzinapa es el reflejo de las situaciones que se producen en otros tantos lados del país y que en cualquier momento pueden derivar en una nueva crisis.
La irresponsabilidad y apatía con que gobiernan muchas de las autoridades estatales y municipales, esperando a que intervenga la federación y les resuelva los problemas que ellos dejan pasar indiscriminadamente puede derivar en un nuevos Ayotzinapa o, peor todavía, en algo mayor.
Una de las peores reacciones de la población se está gestando sobre el PRD, partido que está siendo satanizado, por haber sido el que postuló a José Luis Abarca a la presidencia municipal de Iguala. Hay una fobia hacia ese organismo político, al que se está responsabilizando de los hechos ocurridos en Iguala y en gran parte de Guerrero, por ser una entidad ganada por la izquierda en las urnas.
Es cierto que los gobernantes son responsables de todo lo que suceda en el territorio que gobiernan y que en este caso las dos principales autoridades del estado se encontraban en manos de militantes del partido del sol azteca, aunque ambos ya no se encuentran al frente ni del gobierno estatal ni de la alcaldía de Iguala.
La acusación pesa sobre José Luis Abarca, pero no sobre Ángel Heladio Aguirre y aunque así fuese, todos los partidos tienen malos militantes que, en algunos casos, reciben su castigo. Sería tanto como responsabilizar al PRI por los hechos que mantienen prófugo a Tomás Yarrington o en la cárcel a Andrés Granier.
FUERA PLASCENCIA
Se venía venir desde un inicio el que Raúl Plascencia Villanueva no sería reelecto como presidente de la Comisión Nacional de Derechos Humanos.
Cargaba con muchos negativos, acumulados a lo largo de su período al frente de ese organismo, por lo que en el camino fue perdiendo los respaldos que le permitieron llegar al cargo.
Plascencia hizo su mejor esfuerzo, ya que pretendía continuar por un nuevo período, aunque no logró convencer a sus presuntos aliados dentro el Senado de la República. Su mayor fortaleza se encontraba entre los legisladores del PAN, los que finalmente decidieron no incluirlo en la terna que presentarán para que de ella salga el nuevo ombudsman. La principal aduana no fue traspuesta por Plascencia Villanueva que dejará el cargo el próximo día 15.
Los panistas decidieron formar su terna con Luis Raúl González Pérez, Mauricio Farah Gebara y Sara Irene Herrerías. El primero se venía desempeñando como abogado de la UNAM, el segundo como secretario general de la Cámara de Diputados y la tercera como titular de la Procuraduría Social Províctimas.
Los tres personajes también están considerados dentro de la terna (incluyen a cinco) propuesta por el PRD y no son mal visto especialmente los dos primeros por los senadores priistas.
DOGER Y GALI
Frente a frente se encontraron en la Cámara de Diputados dos de los probables candidatos a gobernador de Puebla, el priísta Enrique Doger y el panista Tony Gali.
Lo que no se sabe es si ambos irán por la de dos años o se esperarán a la de seis, aunque eso dependerá de sus apoyos y, principalmente, del partido en que militan.