El celibato y los obispos
Francisco Rodríguez martes 11, Nov 2014Índice político
Francisco Rodríguez
Coincidiendo con el estreno de la película “Obediencia perfecta” que, recurriendo a la ficción, relata la borrascosa vida del pederasta Marcial Maciel, fundador de la orden de Los Legionarios de Cristo, está por aparecer un libro que romperá récord de ventas “entre la grey católica, pero también entre publicanos, fariseos, agnósticos, nacionales y gentiles”, como reza la contraportada, cuyas primeras pruebas de imprenta tuve oportunidad de conocer.
El tema es sobre el sexo que practican conocidos obispos, obviamente sujetos al voto de castidad y al celibato.
“Este voto de castidad, plenamente vivido, es lo que constituye la pureza triunfal, que tiende con todas sus fuerzas a Dios, sacrifica gozosamente sus afectos carnales entregándose a Jesucristo y a Él ordena todos sus amores. Fruto de esta consagración es un señorío sobre todas las cosas, junto con una voluntad libérrima, pronta para agradar sólo a Dios”, explica una página electrónica sobre las vocaciones religiosas del catolicismo.
Tal celibato, tal voto de castidad, empero, ha sido quebrantado por dos de los obispos más mediáticos del país, pues de acuerdo al ronco pecho de un ex bailarín del grupo “Garibaldi” —que también participó en los grupos de desnudos— “Sólo para mujeres” y en el club nocturno “Chippendale”, se relata cómo fueron encauzados hasta hace pocos años estos estilizados chamacos fortachones y contorsionistas para ser trasladados a las albercas y habitaciones del hotel Villa Vera de Acapulco y utilizarlos como “pececillos” en los aberrantes juegos sexuales y “fantasías reprimidas” de Norberto Rivera Carrera y Onésimo Cepeda, los dos grandes jerarcas católicos, conocidos entre los altos prelados mexicanos, como jefes del “Club de Roma”, o sea, los únicos jerarcas que, junto con Marcial Maciel, el obispo de Mérida y el de Guadalajara, podían alternar con sus pares en los santos (?) pasillos del poder y de las finanzas de la colina vaticana.
Luego entonces, ¿por qué no iba a querer Norberto Rivera ser papa, sucesor de Juan Pablo II, si sólo se trataba de conseguirle sucesor a quien alcahueteó a Marcial Maciel y a otros cientos de religiosos acusados de pederastia, pues el pariente de Marta Sahagún era fondeador principalísimo del Banco Ambrosiano?
Narra el libro en cuestión que el director operativo y logístico de la caravana hacia Acapulco de la carne nueva, dispuesta a satisfacer los estrafalarios refinamientos de los hombres de sotana era un publirrelacionista tabasqueño, quien comenzó su carrera de forajido traicionando a David Gustavo Gutiérrez Ruiz, y quien también fuera ex subdelegado del desaparecido DDF en la Gustavo A. Madero y en Venustiano Carranza, que entre otras chambitas tuvo algunos años la vara alta en la Dirección General de Información y Relaciones Públicas durante el zedillato y en la Sedena durante el tragicómico “reinado de Martita”.
¿Fueron esas incursiones acapulqueñas organizadas por él la base del efímero —pero eso sí— gran poder del que disfrutó hasta hace no mucho?
¿Por ellas fue que ni pisó la cárcel y en su lugar fue apresado uno de sus muchos compadres por actos delictivos a su paso por la delegación Coyoacán?
¿Intervino el clero para afianzar sus relaciones con el ex presidente del gobierno español, José María Aznar? ¿Por eso, “asesora” a gobernadores, como al veracruzano Javier Duarte, según presume?
Sí, en el libro en comento se apunta que esos eventos de turismo sexual lo hicieron por un rato personaje influyente entre políticos despistados, por recomendación de la alta jerarquía de la Iglesia católica mexicana. Pero parece que esa influencia ya se le acabó.
Hoy da hasta lástima defendiendo versiones dizque oficiales, gesticulando con su operado, reconstruido y maltratado rostro en programas de televisión.
¿Podrá dormir? ¿Verdad que el pobre “Basuritas” es sólo un chivito expiatorio de poca monta?
Y luego se espantan de que todo esté podrido en Dinamarca. ¿Alguien se extraña de que el papa Francisco haya sido el elegido en Roma, después de ser el celoso protector de las atrocidades cometidas por los militares argentinos durante la época de la dictadura más sangrienta del Cono Sur? ¿Habrá tenido como asesor, acaso, a Carlos Salomón?
Índice Flamígero: Al despertar de la anestesia, Miguel Ángel Mancera preguntó la hora. Cuando se la dijeron, inquirió-afirmó, “entonces estuvo difícil, ¿verdad?”. Le respondieron que sí y, ante su insistencia, le narraron lo que había sucedido en el quirófano. Cuarenta minutos después, ya con la voz clara, dio instrucciones: en su temporal ausencia, el secretario general de Gobierno, Héctor Serrano, y su secretario particular y amigo Luis Serna se harían cargo de la CDMX, bajo su supervisión, en tanto él pudiera hacerlo. Instrucciones precisas que desarmaron a dos o tres secretarios de su gabinete que, con estatuto en mano, calentaban la cabeza de Serrano para que asumiera la titularidad del GDF. Serrano no escuchó esas voces interesadas. Serna, en su momento, los metió al orden. Pronto, esos secretarios no despacharán más en sus actuales oficinas. Ya lo verá usted. + + + ¿Y Mar-Chelo Ebrard fue quien movió a ciertos periodistas para que propalaran falazmente que Mancera había muerto aquel viernes gris?