La oncocercosis ha sido erradicada del país
Elsa Rodríguez Osorio, Salud viernes 7, Nov 2014Cápsulas de la salud
Elsa Rodríguez Osorio
- Un tercio de los diabéticos desarrollarán retinopatía
- La artritis idiopática juvenil ataca en mayor número a varones
La oncocercosis o “ceguera de los ríos” es una enfermedad parasitaria. Se transmite por la picadura de una mosca negra del género “simulium”, que al picar al ser humano deposita unas larvas que se desarrollan, reproducen y migran dentro del cuerpo y afectan la piel en forma de módulos que causan intensa comezón y lesiones en la piel; si migran hasta los ojos pueden provocar discapacidad visual y ceguera. La mosca se cría en zonas tropicales en la corriente de los ríos de corriente rápida. Los focos de infección en México están principalmente en Chiapas y Oaxaca, donde el cultivo del café es la actividad económica principal. En el mundo se estiman alrededor de 18 millones de personas infectadas y cerca de 27 mil ciegos a causa de la oncocercosis. El tratamiento consiste en administrar ivermectina, que mata a las larvas pequeñas en un lapso de 6 meses. No mata a las larvas adultas que se encuentran en los módulos y se extirpan por medio de cirugía. La farmacéutica MSD desde 1987, a la fecha, ha donado 13 millones de unidades del medicamento, gracias a esta donación y al celo que han puesto los promotores de salud que atienden y visitan periódicamente las comunidades infectadas, la enfermedad ha sido erradicada, ésta es una buena noticia en medio de tantas malas.
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La retinopatía diabética es una de las complicaciones más frecuentes y la primera causa de ceguera no reversible. El padecimiento se podría prevenir por medio de una atención oportuna y profesional que reduciría el impacto negativo en la calidad de vida de los pacientes y en su economía, de acuerdo con la optometrista Liliana Pérez Peralta, del Centro de Atención Integral del Paciente con Diabetes del Instituto Nacional de Nutrición. Se estima que un tercio de los diabéticos desarrollarán retinopatía diabética o algún grado de lesión ocular, debido a la persistencia de altos niveles de glucosa en sangre, junto con la presión arterial y el colesterol alto, y que al cabo de 15 años con diabetes cerca del 2% de los diabéticos pierden por completo la vista y un 10% sufre deterioro grave en la visión. Por su parte, la optometrista profesora de la UNAM comenta que aunque existen diversos tratamientos, éstos no aseguran que la visión se restablecerá, por lo que la mejor medida es la prevención a través de revisiones anuales y educación del paciente para que lleve un control estricto de su enfermedad.
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La artritis idiopática juvenil -AIJ- (la palabra idiopática significa que se desconoce la causa de la enfermedad), es un padecimiento crónico de la infancia, caracterizada por inflamación articular persistente. De acuerdo con el doctor Gabriel Vega Cornejo, reumatólogo pediátrico y director de la Clínica de Reumatología y Enfermedades Autoinmunes del Hospital México-Americano -CREA- los signos que ayudan a identificar la inflamación articular son: dolor, hinchazón y disminución de los arcos de movimiento. La membrana sinovial que recubre el interior de las articulaciones es habitualmente muy delgada, cuando se inflama se hace mucho más gruesa y se llena de células inflamatorias, en forma simultánea aumenta la cantidad de líquido sinovial. Una característica de la inflamación articular es la rigidez que aparece después del reposo prolongado, por esta razón es más intensa por las mañanas. De manera frecuente, el niño intenta reducir el dolor manteniendo la articulación en posición semiflexionada. La AIJ se produce como resultado de la combinación de predisposición genética y de exposición a algún agente ambiental, probablemente de tipo infeccioso. La enfermedad afecta en mayor número a varones y se presenta después de los 7 u 8 años de edad. No hay terapia que la cure, es por ello que el objetivo del tratamiento es permitir que los niños tengan una vida normal y prevenir el daño a las articulaciones y otros órganos. La terapia se basa en el uso de medicamentos que inhiben la inflamación articular y sistémica, además del apoyo de técnicas de rehabilitación que preservan la función articular y contribuyen a prevenir la deformación de las articulaciones.