A pagar los errores
¬ Augusto Corro jueves 6, Nov 2014Punto por punto
Augusto Corro
Los perredistas empezaron a pagar sus errores derivados del apoyo y la protección a funcionarios públicos corruptos.
El alcalde de Iguala y el gobernador de Guerrero recibieron la ayuda del Partido de la Revolución Democrática (PRD) para llegar al poder. Ahora, esa organización política es un blanco del repudio social. Hablamos del edil, José Luis Velázquez; y del mandatario Angel Aguirre Rivero. Ambos involucrados en la matanza de Iguala y la desaparición de 43 normalistas de Ayotzinapa.
Antier en la noche, el ex presidente del PRD, Jesús Zambrano, fue expulsado por un grupo de estudiantes universitarios que lo increparon y le gritaron asesino. Ante el rechazo unánime, el amarillo salió del recinto universitario antes de lo previsto.
Los jóvenes, con pancarta en mano le exigieron abandonar la máxima casa de estudios. Tacharon al ex líder de ser cómplice de los responsables del secuestro de los 43 normalistas.
El ex dirigente fue señalado como uno de los principales consejeros del alcalde Abarca Velázquez. Lo acusaron de planear la fuga del igualteco durante una reunión en el sur del Distrito Federal.
La tribu Nueva Izquierda (NI) de “Los Chuchos” arropó siempre, sin restricción alguna, al alcalde y al gobernador, cuando desempeñaban sus funciones de representantes populares.
Ni siquiera cuando se registró la tragedia de Iguala tuvieron el tino de alejarse de Aguirre Rivero y Abarca Velázquez. Al contrario, el nuevo presidente del PRD arropó al gobernador.
Ahora, Miguel Barbosa, coordinador del PRD en el Senado, dijo que es necesario que los dirigentes nacionales perredistas comparezcan ante la Procuraduría General de la República (PGR), para aportar toda la información que tengan sobre los nexos personales, políticos y hasta financieros de los Abarca con el instituto político. De llevarse a cabo la sugerencia del senador, la tribu de “Los Chuchos” resultaría muy afectada, con riesgo de desmoronarse, pues NI resultó la más involucrada con el alcalde narco de Iguala.
A ARMAR EL ROMPECABEZAS
Con la captura de Abarca Velázquez y su esposa, María de los Angeles Pineda Villa, las autoridades federales contarán con más elementos para seguir las investigaciones sobre la desaparición de los normalistas.
Conocerán a fondo el papel de todos y cada uno de los implicados en el Caso Iguala. Porque, sin duda alguna, los funcionarios públicos de Guerrero tendrán que informar sobre su desempeño, en esa noche de violencia.
El ex gobernador Aguirre Rivero es uno de los principales sospechosos. Le siguen el ex secretario de Seguridad Pública de Iguala, Felipe Flores, quien se encuentra prófugo desde hace un mes.
También Iñaki Blanco, quien hacía las veces de procurador estatal, deberá aclarar todo lo relacionado con sus precipitadas declaraciones sobre la desaparición de los jóvenes.
¿Y el ex secretario de Seguridad Pública de Guerrero, Leonardo Octavio Vázquez Pérez? ¿Acaso no se enteró de lo que ocurría en Iguala?
Las investigaciones traerán sorpresas porque también se definirá el papel que jugó la cúpula perredista tan preocupada por el destino de sus protegidos: el alcalde y el gobernador, los dos de extracción perredista.
Al deslindar responsabilidades, el ahora ex gobernador deberá explicar por qué, a pesar de la magnitud de los acontecimientos, no solicitó inmediatamente la intervención federal.
¿Por qué Aguirre Rivero desobedeció al secretario de Gobernación, Miguel Angel Osorio Chong que le ordenó cuidar a Abarca Velázquez para que no huyera?
Todo se sabrá a su tiempo.
EJEMPLO DE MAFIOSO
Si bien es cierto que Abarca Velázquez y su esposa responderán por la desaparición de los 43 normalistas; el primero también será juzgado por otros crímenes. En el más puro ejemplo de actitud mafiosa, el entonces alcalde eliminaba a sus enemigos con acciones inspiradas en películas de hampones, en las que el salvajismo predominaba sobre la misericordia.
Por ejemplo, el ingeniero Arturo Hernández Cardona, un activista social, se enfrentó a Abarca Velázquez. Su osadía le costó la vida.
Los sicarios del alcalde llevaron al ingeniero a un lugar despoblado. En el sitio se encontraba una fosa abierta. Llegaron el entonces presidente municipal y su secretario de seguridad pública, Felipe Flores.
Este último, según declaraciones de detenidos, levantó al ingeniero que se encontraba en el suelo y lo acercó a la fosa.
“Había unos árboles grandes como de encino y el presidente municipal José Luis Abarca le pone el cañón de un arma larga a la altura de la mejilla de la cara del lado izquierdo, y le da un balazo en dicho lugar, cayendo el ingeniero cerca de la fosa, pero no dentro, y por ello es que uno de los sujetos jala para que caiga en la fosa”, dijo Nicolás Mendoza Villa, ante la Fiscalía Estatal.
Entonces, Felipe Flores le dijo al alcalde que rematara al ingeniero.
Abarca Velázquez apuntó y jaló el gatillo.