Oculto, el franelero del Zócalo
¬ José Antonio López Sosa jueves 6, Nov 2014Detrás del Poder
José Antonio López Sosa
Una vez más nos enfrentamos a los dejos de opacidad que son común denominador en distintos sectores del gobierno, ello a pesar de tener a la transparencia en los discursos oficiales un día sí y otro también.
Solicitamos ante la unidad de enlace de la Presidencia, conocer el nombre del (o los) funcionario(s) responsables de haber asignado la Plaza de la Constitución como estacionamiento en el mensaje que diera el presidente Peña Nieto con relación a su informe anual de labores.
Ante ello el razonamiento tanto de Presidencia como del Estado Mayor fue que, en caso de dar a conocer ese o esos nombre(s), se estaría poniendo en riesgo la integridad del personal que resguarda al Presidente y por consiguiente, al propio jefe del Ejecutivo.
En otro orden de ideas, el hecho de conocer quiénes instruyeron aquella atrocidad desde la visión de Presidencia, pondría en riesgo la vida de Enrique Peña Nieto, ¿cómo es eso?
La reserva de la información es por doce años, es decir, hasta 2026 podremos saber el nombre (o los nombres) de quién (o quiénes) dispusieron usar la plaza más importante del país como estacionamiento para amigos e invitados especiales del Presidente.
JORGE LÓPEZ PORTILLO TOSTADO
El secretario de Gobierno de Querétaro aceptó lo que todos escuchamos: haber pedido romperle la madre a un conductor de radio por hablar de la inseguridad en su entidad.
La llamada filtrada deja ver la relación de presión y sumisión de los medios regionales a los gobiernos estatales. En cualquier país este individuo hubiese renunciado como un gesto de atención democrática, aquí en México no, el señor López Portillo Tostado sigue ahí, en su oficina amedrentando medios y periodistas.
Lamentable el feudalismo, en lugar del federalismo mexicano.
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