¡Aferrar el timón!
Francisco Rodríguez miércoles 5, Nov 2014Índice político
Francisco Rodríguez
Ya capturaron al ex alcalde de Iguala, José Luis Abarca, y a su consorte María de los Ángeles Pineda, a quienes la Fiscalía considera –a priori— autores intelectuales y/o culpables de la tragedia guerrerense.
Ello, sin embargo, ni siquiera palia el horror del Parlamento Europeo y de las organizaciones serias de justicia internacional ante la masacre de Guerrero. Un trágico evento que no puede soslayarse ni con el argumento de que es un problema local en el cual no pueden opinar, ni creyendo que tenemos modos sui generis de hacer justicia. Esos pretextos se acabaron. Nos queda poco tiempo para rehacer lo que se perdió por no actuar. Basta ya de ramplonería chillona.
Efectivamente, el daño a la nación es irreparable. No se puede curar con mejorales el descrédito internacional del país.
Hay que aceptar que así como se derrumbó la oportunidad sexenal, se derrumbó la economía, la política, el sistema de partidos, hay que reconstruir lo que queda del país que conocimos.
Lo que pasó es histórico. Los crímenes de Guerrero marcan los parámetros dentro de los que, en adelante, deberán transitar las decisiones para salvar lo que se pueda. Así de catastrófico es el panorama. Lo demás sería como querer pegar con cola-loca un vidrio que estalló en mil pedazos.
Y todo por la necedad de nunca intervenir a tiempo, cuando todavía lo que se quiere, se puede. Todo por mantener un sonsonete inconsulto, propio de estrategas de cabildo de rancho, con medias verdades y mentiras redondas, que prepararon al público para el escepticismo nacional, para el repudio al mensaje oficial, para la defenestración de los figurines de revistas para socialités en papel couché.
DIVORCIADO DE
LA REALIDAD
Lo que quiere escuchar el ciudadano de a pie es la respuesta viril a los gravísimos señalamientos del Parlamento Europeo, a los terribles denuestos de genocidio de la ONU y de sus comparsas, que se dedican a justificar la chuleta ante los imperios. Hay que demostrar que no somos un país de a mentiritas que acepte sumisamente los improperios. La única manera es actuando como si fuéramos serios.
La dislexia política, el divorcio entre el mensaje y la realidad, en estos momentos, es cómplice de la incapacidad ejecutiva. Urge que la semántica emparente sólidamente con la semiótica. Que los signos del poder y lo que éste quiera decir, sean los mismos. Basta de disfrazar el lenguaje para ocultar la realidad. No se puede. Y como decía el gitano: lo que no se puede, no se puede… y además, es imposible.
EN JUEGO,
NUESTRO HONOR
El mexicano normal ya no está para mamarse los churros verbales del anticlimático César Camacho Quiroz, quien en su momento demandaba que “El Gordo” Aguirre —criminal de lesa humanidad— se quedara en su puesto para asumir su responsabilidad, cuando es sabido que no lo ha hecho nunca. El mexicano común quiere saber por qué se utilizaron sus impuestos para financiar a un partido cómplice del crimen cavernario. Ahora, hasta el PRD se desmarca de sus engendros, ¡cuando solapó abiertamente sus mentiras!
Frente a estas barrabasadas, existe una opinión mundial seria que debemos respetar, si acaso queremos seguir jugando a aprendices de “cascos azules” y a colaborar a “la paz mundial”, ¡cuando no podemos decomisar lo mal habido y meter a la cárcel de inmediato a dos o tres malnacidos de poca monta! Está en juego el honor de 120 millones de habitantes, no la próxima elección en Guerrero. ¡Métansela por donde les quepa!
TODO SE SALIÓ
DE MADRE
El líder de un país no tiene derecho al confort. No puede ni debe hablar con el lenguaje de un observador lejano, acrítico, que no tiene el poder de ejecutar. No puede situarse a lontananza —y con la mirada en el infinito del prócer convertido en estatua— a describir el dolor, si no lo ataca de inmediato. Cada minuto que pasa así, se derrumba más el país y lo que quede de futuro.
Es una ignorancia más que supina, pretender que los problemas se pueden solucionar con frases lapidarias o con regaños de salón de clases a los malcriados del banquillo. No queremos castigar a niños de pecho ni a adolescentes rebeldes sin causa, ¡estamos pidiendo la cabeza de criminales!
Esta cuestión se salió de madre y no hay tiempo para la indecisión. No es cierto lo que dice César Camacho, no sólo porque jamás ha sido electo, sino por la sospecha de que ¡lo mandaron a decir una tontería! No cabe el discurso de Zedillo fustigando con su dedo de fuego en ristre a “los malosos”; ¡perro que sólo ladra, no muerde!
¿Qué no sabemos, que lo que se está juzgando en los foros extranjeros es nuestra ligereza y la proverbial impunidad mexicana?
Índice Flamígero: ¿Ya “cantaría” José Luis Abarca su relación con Iñaki Blanco, procurador de “Justicia” del maltrecho Guerrero? ¿Ya diría que ambos son socios y hasta, juntos, tienen un periódico en Chilpancingo?