Los verdugos
¬ Augusto Corro martes 4, Nov 2014Punto por punto
Augusto Corro
Es indudable que el Partido de la Revolución Democrática (PRD) vive la peor crisis de su historia. Los perredistas no encuentran la manera de salir de las arenas movedizas del desprestigio como organismo político.
Pasará mucho tiempo para que los amarillos logren una imagen positiva, luego de los acontecimientos cruentos en Iguala, en los que desaparecieron 43 normalistas de Ayotzinapa. El senador Alejandro Encinas, uno de los perredistas más connotados, al referirse a los acontecimientos trágicos, dijo: “El PRD pasó a ser un partido donde antes poníamos a los muertos y ahora ponemos a los verdugos”.
El legislador señaló lo anterior en clara alusión al alcalde de Iguala, José Luis Abarca Velázquez, de extracción perredista, autor intelectual de la desaparición de los normalistas.
Esa referencia también alcanzó al ex gobernador Ángel Aguirre Rivero, de origen perredista, que por omisión o ineptitud, permitió que el munícipe huyera. El alcalde contó con el tiempo necesario para escapar de la justicia. Se llevó a su esposa, María de los Ángeles Pineda Villa, operadora del cártel Guerreros Unidos.
Sobre la actuación de las autoridades perredistas en Iguala, el senador Encinas calificó el hecho así: “Es un golpe directo al corazón del PRD y de la izquierda porque, justamente, el partido que surge de la reivindicación de los derechos humanos, de la reivindicación del derecho a la disidencia, al ejercicio pleno de las libertades, hoy aparece como un partido que en el ejercicio del gobierno no sólo reprime a jóvenes estudiantes inermes, sino aparece asociado con la delincuencia organizada”.
LA LUCHA DE NAVARRETE
Al nuevo dirigente del PRD, Carlos Navarrete, le estalló en las manos el caso Iguala. No supo qué hacer. Lo primero que se le ocurrió para defender al gobernador Ángel Aguirre Rivero no le funcionó.
Lo trató de arropar, proteger, ayudarlo pues, pero ese apoyo fue insustancial. ¿Pedir perdón por la ingobernabilidad en Guerrero? ¿Solicitar el perdón a las víctimas de la represión?
A un mes de distancia de la represión salvaje en Iguala, los 43 estudiantes siguen desaparecidos y el ex gobernador, obligado a dejar el cargo, pero esto no lo debe llevar a cantar victoria.
Ante los numerosos fracasos, Navarrete sigue en la encrucijada y su desesperación lo lleva a planteamientos, que en los momentos que se viven, sólo provocan risa.
Como si se tratara de una nación de tontos, el PRD, a través de su líder, dice que ante la crisis de violencia en el país, es indispensable redireccionar la política y plasmar un gran esfuerzo nacional por la seguridad y el combate a la corrupción.
Esas palabras de los amarillos no podrían sonar más huecas. ¿Quién o quiénes fuera de ese partido aceptarán a ese juego político perverso?
Es decir, que los verdugos, como los calificó el propio senador Encinas, se muestran arrepentidos y buscan el borrón y cuenta nueva de sus errores. Imposible. El PRD llevará a cuestas la desaparición de los 43 normalistas, su apoyo y protección a candidatos vinculados con la delincuencia y el olvido de sus principios.
EL DESENLACE
El caso Iguala lleva al PRD a agudizar su lucha interna. Las diferentes corrientes perredistas ven el momento oportuno para hacer a un lado del poder a la tribu Nueva Izquierda, de “Los Chuchos”, la más involucrada en la protección al alcalde Abarca Velázquez y al ex gobernador Aguirre. Se multiplican las voces que demandan la renuncia de Carlos Navarrete como presidente del Comité Ejecutivo Nacional (CEN) del PRD. Lo mínimo que podría ocurrir en ese organismo político incluye la guerra entre tribus, frente a las elecciones intermedias del 2015.
Si el perredismo ya se encontraba en crisis antes de lo sucedido en Iguala, lo que se vive ahora es un divisionismo que nos habla de un PRD sin futuro, lleno de incertidumbre y carente de líderes que lo salven de la crisis que atraviesa.
LA OTRA IZQUIERDA
En el espectro político también aparece el partido Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), de Andrés Manuel López Obrador, quien fue señalado por su cercanía con Lázaro Mazón, el padrino del alcalde de Iguala. En meses anteriores, el tabasqueño candidateó a Mazón como aspirante apoyado por los morenos para competir por la gubernatura de Guerrero.
El contubernio entre el presidente municipal, José Luis Abarca Velázquez y Mazón, viene de lejos. Ambos se conocieron en sus negocios de vendedores de oro, en Iguala. El primero fue discípulo de Mazón y ganó la alcaldía. López Obrador negó conocer al alcalde, pero no pudo eludir su amistad con Mazón, a quien elogiaba siempre que podía. Mazón, quien ocupaba el cargo de secretario de Salubridad con Aguirre Rivero fue destituido para que explicara a las autoridades federales sus vínculos con Abarca Velázquez.
López Obrador fue alcanzado por el escándalo y no pudo librarse a tiempo de las críticas. Definitivamente, su amistad con el padrino del alcalde, en nada le favoreció. Los morenos reniegan de la relación con Mazón y dicen que no será su candidato a la gubernatura de Guerrero en 2015.