¿Y si están vivos?
Roberto Vizcaíno viernes 31, Oct 2014Tras la puerta del poder
Roberto Vizcaíno
- La versión corre ya por el medio político y el policiaco como una explicación de lo ocurrido
- De ser cierto, podría estarse viviendo una negociación para regresar a 22 estudiantes a sus casas
- Con su encuentro en Los Pinos, el presidente Peña Nieto envió una serie de mensajes muy importantes
Las filtraciones a los medios, está por demás demostrado, son una muy efectiva herramienta en el manejo de la comunicación social.
Lo recuerdo porque desde hace varios días comenzó a correr en los medios político y policiaco la versión de que si no todos, una buena parte de los 43 normalistas desaparecidos están vivos.
Se habla de que 22 están aún con vida mientras que los otros 21, podrían haber sido ejecutados, incinerados y dispersados en el río Cocula.
Esta versión surgida de las áreas de inteligencia que operan hoy dentro de la investigación que encabeza el procurador general de la República, el hidalguense Jesús Murillo Karam, se complementa con el señalamiento de que la célula del grupo Guerreros Unidos que tendría a los estudiantes vivos en alguna zona de la amplia sierra del sur que cruza intrincadísimamente los estados de Guerrero, Puebla y Oaxaca y termina en Chiapas, los usa para negociar una serie de demandas ante el gobierno.
La versión, que para no pocos es un borrego más dentro del tema de los 43 normalistas desaparecidos, es decir un distractor del asunto principal, tiene sin embargo fuentes confiables.
La disertación que apoya y da credibilidad a esta versión, indica que prácticamente todo lo que se ha dicho y publicado respecto de los acontecimientos que derivaron en el ataque y secuestro de los estudiantes de la normal de Ayotzinapa podría ser simplemente un engaño.
Así las declaraciones que indican que la orden dada por el alcalde José Luis Abarca a su secretario de Seguridad, Felipe Flores Vázquez de dar un escarmiento a los normalistas, luego de que su esposa María de los Ángeles Pineda se lo exigiera, podrían no haber sido la causa de la detención y posterior desaparición de los estudiantes.
Menos cierto sería entonces que “El Gil”, jefe de la plaza de Iguala, haya actuado irracionalmente y haya decidido ejecutar e incinerar a los 43 normalistas para así darles el escarmiento exigido por la esposa del alcalde.
Quienes afirman que hay un grupo de estudiantes con vida dentro de los 43 desaparecidos, advierten que esta captura y secuestro responderían a otra lógica e intereses.
Explican que los jefes de los Guerreros Unidos son personajes que pertenecieron cercana e influyentemente al cártel de los Beltrán Leyva, una banda no sólo con alcances nacionales sino internacionales.
Estos jefes no se dejarían llevar por arrebatos de la esposa de un acalde de una ciudad sin trascendencia como es Iguala, indican.
Los capos de este tipo de grupos no actúan por voluntarismos, sino por intereses, advierten.
Y sobre todo saben que secuestrar y desaparecer a un grupo de estudiantes como el de 43 normalistas de Ayotzinapa traería reacciones insospechadas del Sistema de Seguridad, y de grupos y segmentos sociales nacionales y del extranjero.
Es así que hoy podría estarse dando una negociación entre la célula de los Guerreros Unidos que retiene a los estudiantes con vida, y algunos funcionarios del régimen.
La filtración del grupo de inteligencia indica que de los 43 normalistas retenidos, sólo podrían estar vivos 22 mientras que los otros 21 –entre quienes se encontraban miembros o colaboradores de la banda rival de Los Rojos–, podrían haber sido ejecutados y luego incinerados, y sus restos esparcidos en la afluente del río Cocula.
Esto último podría haber ocurrido, según versiones de dos detenidos que dicen haber participado en estos hechos, en los terrenos del tiradero de basura de Cocula.
Es por ello que en días anteriores peritos forenses tomaron control de esta zona, mientras buzos e investigadores de la PGR recorrieron el tramo del río donde podrían estar los restos que fueron esparcidos.
AGUIRRE, RUMBO AL CADALSO
En el contexto de esta versión, el ex gobernador Ángel Aguirre podría estar hoy a horas de su detención.
Esto luego de que Sidronio Casarrubias, líder del grupo Guerreros Unidos, habría declarado que la banda contraria, Los Rojos, dio 300 mil dólares al procurador del estado, Iñaky Blanco Cabrera, al secretario de Seguridad Pública del estado Francisco Salgado Valladares y al director de la Normal de Ayotzinapa para dejar que un grupo de sus comandos se encubriera en las acciones de los estudiantes.
El mismo Casarrubias declaró que la esposa del alcalde, María de los Ángeles Pineda era la amante del gobernador Aguirre y de que la campaña electoral de este fue financiada por la familia de Pineda.
Existe además el antecedente de que el secretario de Gobernación Miguel Ángel Osorio Chong le pidió a Aguirre poner doble vigilancia sobre el alcalde Abarca a fin de impedir su huida. Pero éste huyó.
Hoy, junto con la versión de que un grupo de los estudiantes está vivo, hay el comentario de que Aguirre podría haber encubierto la huida del alcalde Abarca… o su ejecución a fin de deshacerse de él y su esposa, y evitar que estos declararan que el narco financió la campaña electoral de Aguirre a la gubernatura del estado.
LOS MOTIVOS DE PEÑA
En este contexto el encuentro en Los Pinos del presidente Enrique Peña Nieto con los padres y familiares de los 43 normalistas desaparecidos, sufrió ayer el bombardeo de sus críticos tradicionales.
Estos vieron en el resultado del encuentro un fracaso del Presidente.
Sin embargo la lectura de este encuentro entre los centros del poder político, empresarial y social internos y externos es otra.
Lo primero que destacan es que Peña Nieto logró convocar al núcleo más importante y duro de padres de familia, familiares y miembros de centros de Derechos Humanos a Los Pinos.
Ahí y durante 6 horas, el Presidente escuchó, conversó, abrazó, consoló y se solidarizó con todos ellos y al final firmó con ellos un acuerdo de 10 puntos.
Durante el encuentro, ciertamente lleno de reclamos –no podía haber sido de otra forma de parte de quienes perdieron a sus hijos o los tienen desaparecidos–, no hubo ofensas o agresiones al mandatario. Si algo de eso hubiera ocurrido, no podía haberse ocultado.
Ahí Peña Nieto dejó en claro que ni él, ni su gobierno, tuvieron que ver con los hechos de Iguala. Que al igual que los padres de familia, y los estudiantes desaparecidos, él y su gobierno también están agraviados y que por lo tanto actuará con todo el peso de la ley para esclarecer el caso y castigar severamente a los responsables.
El objetivo central del encuentro para el Presidente de la República, era justamente lograr eso: la aceptación del diálogo de los padres ofendidos e indignados, dejar en claro que su gobierno no tuvo nada que ver con estos hechos y que nadie en el futuro podrá acusarlo de ser responsable de omisión y menos de proteger a nadie.
Peña Nieto no ha recorrido el camino que ha andado hasta ahora y hasta aquí, ni ha promovido las reformas más trascendentes de la historia del país ni ha echado a andar los proyectos más ambiciosos, para que la irresponsabilidad de algunos, como el gobernador Aguirre –quien además al parecer incurrió en complicidad con los Guerreros Unidos–, le eche a perder lo alcanzado.
De ahí que ya sea cierta una u otra versión de los hechos, hay la percepción de que las siguientes horas, días, serán esenciales en el esclarecimiento de lo ocurrido, y la presentación de los estudiantes vivos o muertos.
Y dentro de esto quizá veamos en Aguirre Rivero al primer gobernador que va a la cárcel.
Por lo pronto uno de los mensajes más trascendentes es el enviado a todos los demás mandatarios estatales, de que cuiden sus municipios y a sus alcaldes y no anden vinculándose con los malos. Este mensaje va muy directamente para Graco Ramírez, quien dicen tiene en Morelos una fuerte presencia de cárteles y personajes de la delincuencia. Otro podría ser Mario López Valdés, quien al parecer mantiene lazos cercanos con los malos de Sinaloa, y así otros.