La preocupación perredista
¬ Augusto Corro viernes 31, Oct 2014Punto por punto
Augusto Corro
La cúpula perredista ya se olvidó de los 43 normalistas desaparecidos de Ayotzinapa.
Atrás quedaron los desfiguros políticos del líder Carlos Navarrete cuando le pidió perdón a la sociedad guerrerense agraviada por sus narcogobernantes.
El caso de Iguala se encuentra muy lejos de solucionarse, pero en el Partido de la Revolución Democrática (PRD) le dieron borrón y cuenta nueva.
Los perredistas se hicieron a un lado y dejaron que otros se encargaran de las protestas para exigir que regresaran con vida a los estudiantes “levantados”. Insensibles a los momentos políticos y a los reclamos de justicia de la llamada izquierda política, el perredismo hizo mutis.
Dejó solo a su líder moral, Cuauhtémoc Cárdenas, quien enfrentó a los manifestantes con el riesgo de ser agredido, como ocurrió finalmente.
En su columna periodística del jueves, Navarrete ni por asomo se refirió a la desaparición de los normalistas, ni a la crisis que se vive en Guerrero, derivada de la violencia registrada en Iguala.
De acuerdo con lo redactado, al líder de Nueva Izquierda (NI) le preocupan las elecciones intermedias del próximo año, en las que se incluirá la renovación de 9 gobiernos estatales.
“Ahí se encuentra una oportunidad para que el PRD abra sus puertas a candidatos que provengan de sus filas y también postular ciudadanos que sin ser afiliados sean bien valorados en sus municipios y distritos”, escribió Navarrete, sin rubor alguno.
Falta que encuentre entre los ciudadanos a aquellos aspirantes a cargos populares que deseen sumarse al carro del desprestigio perredista.
Con el gobernador Ángel Aguirre Rivero y el alcalde de Iguala, José Luis Abarca Velázquez, ambos de extracción perredista, el partido del sol azteca ya tuvo suficiente desprestigio para iniciar su camino rumbo a la desaparición.
Aguirre Rivero, quien llevó a la ingobernabilidad a Guerrero, y Abarca Velázquez, el narcoalcalde serán juzgados, tarde o temprano, por los hechos cruentos y la desaparición de los 43 normalistas.
¿Alguien que no sea perredista deseará subirse al carro del desprestigio?
Llamada izquierda mexicana, otras veces defensora de las causas populares, por el momento su mayor preocupación es continuar con el negocio del poder.
El dolor y la incertidumbre que flagelan a los familiares de los 43 normalistas desaparecidos no le interesan a la cúpula perredista.
EL PROCURADOR BLANCO
El procurador y subprocurador de Justicia de Guerrero, Iñaki Blanco y Ricardo Martínez, respectivamente, rindieron su declaración ante las autoridades federales en calidad de testigos por el caso de desaparición de los 43 normalistas. Blanco es uno de los funcionarios guerrerenses que llegó primero a las fosas clandestinas encontradas en los alrededores de Iguala.
Uno de los capos de Guerreros Unidos, Sidronio Casarrubias, denunció los vínculos del procurador con el grupo criminal Los Rojos. Blanco fue el primero en señalar que detrás de la balacera y muertes en Iguala se encontraban altos mandos de la Policía Ministerial, quienes, presuntamente, tenían vínculos con los Guerreros Unidos.
El rompecabezas cada vez se vuelve más complejo.
EL OPORTUNISTA IMPRESENTABLE
El ex presidente Felipe Calderón planteó su receta para evitar que vuelvan a ocurrir casos como la desaparición de 43 normalistas de Ayotzinapa.
Primero: reformar las instituciones de seguridad.
Segundo: hacer una purga en los cuerpos de seguridad.
Así, con esa facilidad que le permite la desfachatez, el ex mandatario volvió a reaparecer en los medios informativos.
También dijo que en el fortalecimiento de las instituciones de seguridad y justicia está una gran parte de la clave de este problema. Claro, nadie le hará caso a las recomendaciones de Calderón por diferentes causas. Una de ellas es que el panista dejó a México inmerso en una espiral de violencia a la que no se le ve el final.
Su guerra fallida contra la delincuencia organizada no le autoriza a opinar sobre el tema.
Desde el inicio de su lucha contra las bandas criminales, Calderón se lanzó a la aventura, con el único propósito de mejorar su imagen de presidenciable, luego de su triunfo controvertido en la votación.
En su sexenio se iniciaron las purgas en los cuerpos de seguridad con los resultados negativos que todos conocemos: la delincuencia organizada ya controlaba esas áreas y a los policías con mucha anticipación. Cientos de representantes de la fuerza pública fueron echados a la calle porque no aprobaron exámenes de confiabilidad. ¿Y qué ocurrió con ellos? Pues continuar al servicio del hampa. La policía de Calderón no funcionó y solamente provocó que se instalara la inseguridad que golpea a los mexicanos. ¿Quién le dijo a Calderón que podría erigirse en consejero?