En Los Pinos
¬ Juan Manuel Magaña viernes 31, Oct 2014Política Spot
Juan Manuel Magaña
La tarde del miércoles, el presidente Enrique Peña Nieto se reunió con familiares de los estudiantes de la normal rural de Ayotzinapa que fueron asesinados o desaparecidos hace más de un mes en Iguala, Guerrero, por fuerzas policiales que actuaron en coordinación con una banda delictiva.
Fue un encuentro difícil, de más de cinco horas en Los Pinos, al cabo del cual el mandatario se puso a hablar en una transmisión en cadena nacional.
Así fue como detalló los compromisos de su gobierno expresados en esa reunión para, antes que nada, reorientar la búsqueda de los 43 normalistas desaparecidos hacia personas vivas, luego de que durante un mes las autoridades estatales y federales no han parado de escarbarle en cementerios clandestinos.
También consideró importante comprometerse a evitar las filtraciones mediáticas de cualquier aspecto de las pesquisas.
Para ello dijo que se integrará una comisión mixta de seguimiento e información en la cual, además de la Secretaría de Gobernación y de la Procuraduría General de la República, participarán las madres y padres de los desaparecidos —y quienes éstos decidan— para mantenerlos cotidianamente informados del curso de las investigaciones.
De acuerdo con el Presidente, esto se decidió ante la ‘‘inquietud y preocupación’’ de los familiares por las especulaciones e información diversa que ha surgido, y la necesidad de tener un espacio de ‘‘encuentro permanente que permita informarles de manera oportuna y veraz del curso de las investigaciones y evitar cualquier tipo de especulación’’.
También, y esto es muy importante, el gobierno se decidió a incorporar y apoyar en la investigación a los forenses argentinos solicitados por los familiares de las víctimas.
Otros compromisos fueron el de aceptar como coadyuvantes a personas de reconocida calidad; brindar atención médica a los heridos; evitar la impunidad; respetar la reputación y los derechos humanos de la comunidad estudiantil de Ayotzinapa —ante los intentos de diversas instancias gubernamentales y algunos medios de criminalizar a los normalistas—, y reconocer la importancia de las normales rurales y dignificar sus instalaciones.
Todo lo ofrecido se encierra en Una sola idea: la de fortalecer los esfuerzos para la localización de los desaparecidos con un ‘‘renovado plan de búsqueda’’.
La reunión fue precedida por hechos muy duros, encabezados desde luego por la ausencia de los jóvenes estudiantes capturados por policías municipales; la lentitud de la Federación en asumir sus responsabilidades; los atropellos, las torpezas y los desaseos cometidos en el curso de la investigación y la ola imparable de indignación nacional e internacional.
Ese fue, digamos, el corte de caja real con que se entró y salió de la reunión. Así que el “renovado plan de búsqueda” debe verse como un volver a empezar con el tic tac del reloj como sonido de fondo.
Los muchachos de la Procu y de las instancias de seguridad deben trabajar horas extras para, en primer lugar, encontrar a los muchachos ausentes, para establecer un relato verosímil y fundado de lo ocurrido y para fincar responsabilidades a quienes corresponda.
Esa es una lectura de los compromisos en Los Pinos.