El que no piensa como yo, está contra mí
¬ José Antonio López Sosa martes 28, Oct 2014Detrás del Poder
José Antonio López Sosa
En esta columna nos hemos manifestado contra aquellos opinadores y colegas periodistas que tienen como deporte casi diario, desacreditar de forma permanente a Andrés Manuel López Obrador, sea por obsesión o por convicción, sin embargo ello no la convierte en un espacio que se aboque —como también los hay— a defender a AMLO como política editorial, también hay mucho que criticarle.
Es lamentable que en los últimos meses, tanto el propio López Obrador como los seguidores del naciente partido Morena, fomenten un discurso donde quien se atreva a pensar u opinar distinto, se convierte en alguien contra tal movimiento.
En el último episodio, incluso el propio López Obrador arremete contra la revista “Proceso” por uno de los artículos que publicó de la relación de éste con personajes en Guerrero.
Los periodistas no somos activistas, no podemos ser el reflejo de un político, sea éste de izquierda, centro o derecha. Los periodistas tenemos la responsabilidad de informar y emitir opiniones fundamentadas, no tener una constante compatibilidad ideológica con nadie.
En esta columna no defendemos ni trabajamos para el gobierno de Peña Nieto, así como tampoco para el apostolado de López Obrador. Lamentablemente, cuando hay una crítica en un sentido o en otro, de inmediato se tacha al mensajero de activista, ese es el terrible error en que caen las huestes de Morena, impulsadas por el propio Andrés Manuel cuando alguien se atreve a pensar distinto.
Llegar a reflejar la premisa que encabeza a esta columna resulta contrario a los principios democráticos y un dejo de intolerancia tremendo.
Los problemas nacionales son comunes, sin embargo, las visiones pueden variar, nadie tiene la verdad absoluta, tampoco la da el estar en la plaza pública en una asamblea permanente.
Andrés Manuel López Obrador ha representado a lo largo de los últimos 14 años, una alternativa al modelo convencional de hacer política, es un hombre honesto —no así su gente cercana, ni sus ungidos— pero se ha movido del espíritu democrático al del mesías, donde únicamente él y su visión es la acertada, donde todo aquel que le critique está contra su movimiento y contra el país.
Coincido en que hay una gran mafia que domina nuestra nación, pero también del otro lado han surgido apostolados que rayan en lo mesiánico, tal como está ocurriendo con el movimiento encabezado por López Obrador.
Morena está en un punto crucial donde puede convertirse en un partido mesiánico, o bien, darle paso a nuevos liderazgos y aprovechar la figura de López Obrador de forma positiva y generar una verdadera representatividad ciudadana. ¿Hacia dónde se moverá?
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