Los salvadores académicos
Ramón Zurita Sahagún lunes 27, Oct 2014De frente y de perfil
Ramón Zurita Sahagún
Pareciera ser que los políticos ya se concientizaron de su fracaso para gobernar y que su nueva ocurrencia es jalar a los académicos para intentar salvar a los estados infestados por la delincuencia organizada.
Cuando menos ese mensaje es el que envían a la ciudadanía, luego de las dos designaciones que se han realizado con los gobernadores interinos en dos de los estados más afectados por la violencia con la elección de un rector y un secretario general de las universidades locales.
Desde el nombre de los dos interinos va implícito el mensaje político que se envía sus gobernados; en Guerrero fue designado Salvador Rogelio Ortega Martínez (lleva los mismos apellidos del “Chucho” mayor) y en Michoacán Salvador Jara Guerrero.
Lo curioso de esto es que son muchos los políticos que en los casos de Michoacán y Guerrero manifiestan su anhelo de gobernar el estado, pero cuando son requeridos para cubrir interinatos de año y medio desisten de ello.
Su ambición es tan grande que algunos de ellos no lograrán su propósito, sea por perder en las urnas o que ni siquiera llegarán a la candidatura de sus respectivos partidos. Pero eso no lo consideran y algunos de ellos desechan la propuesta de asumir el interinato y otros prefieren no buscarlo.
Saben que se trata de papas calientes que les provocaran muchos dolores de cabeza, aunque no consideran que si hacen las cosas bien, pueden significar un trampolín a mejores estadios políticos.
Y es que luego de constatar que los dos gobernadores obligados a solicitar licencia por sus desastrosas administraciones hacían caso omiso del reclamo ciudadano de gobernar para todos, los dueños del poder político decidieron voltear los ojos hacia la academia, como una manera de solventar los pendientes.
Tal vez como solución inmediata pueda dar resultado, pero es difícil que los académicos, con todo y sus conocimientos intelectuales puedan destrabar la perversión de algunos gobiernos que se arrastra desde hace décadas.
En el caso de Michoacán, primero, y Guerrero, después, se optó por una salida simbólica que requerirá de todo el auxilio el gobierno federal.
Es cierto que de Michoacán las cosas cambiaron algo, ya que desde la salida de Fausto Vallejo Figueroa las noticias alarmantes descendieron un poco, aunque eso no significa que se erradicaran los principales delitos que provocaron la entrada del gobierno federal, el auxilio de las fuerzas armadas y hasta el nombramiento de un comisionado que hace las labores de un vicegobernador o incluso se sitúa por encima de él.
Pero el gobernador Salvador Jara da palos de ciego y se deja asesorar por quienes lo antecedieron en el cargo, como es el caso del cuestionado Leonel Godoy Rangel, con quien acudió a poco de asumir el encargo.
En el caso de Guerrero, fue otro Salvador y además también proveniente de la universidad el seleccionado para ocupar el cargo de quien no pudo con el paquete.
Y es que en Guerrero se puede aplicar el dicho aquel que establece que el que a hierro mata a hierro muere.
Ángel Heladio Aguirre Rivero, mejor conocido como “Layo”, asumió el cargo de gobernador, por vez primera, proveniente de una tragedia, el artero crimen de campesinos a manos de la policía del gobierno de Rubén Figueroa Alcocer.
Fue la necesidad lo que obligó a buscar un sustituto cómodo, a modo, para tratar de sofocar la indignación ciudadana ante esta agresión que dejó una veintena de muertos.
Aguirre Rivero no representaba mayor cosa dentro de la política nacional y acaso en la zona de la que provenía mantenía algo de cartel, por lo que fue habilitado como interino. Fue desde ese cargo que ambicionó gobernar la entidad por la vía de la elección, toda vez que se lo permitía la Constitución.
Aguirre se mantuvo en el PRI, partido en el militó la mayor parte de su vida, hasta que este organismo le negó la posibilidad de competir con sus colores por el gobierno estatal.
Un poco antes de eso, Aguirre Rivero, todavía militante del PRI perdió el Senado de la República como candidato tricolor y solamente pudo asumir el cargo como primera minoría. Eso mostraba que su arrastre no era tanto como él presumía. Finalmente, optó por salirse del PRI y presentarse como candidato del partido que lo había derrotado cuatro años antes y consiguió la victoria y gobernar Guerrero por otro período más.
Pero su gobierno ha sido terrible, los mismos que lo apoyaron lo censuran ahora por sus excesos y falta de atención a las necesidades de la población. Ahora, “Layo” tendrá que buscar otras alternativas, ya que su propósito de prolongar su poder político a través de la candidatura de su hijo a la alcaldía de Acapulco, desde donde se impulsaría a la nominación al gobierno estatal se verá frustrado.
SARABIA, A ASA
Hacer bien las cosas en tu sitio de trabajo otorga recompensas, como es el caso de Alfonso Sarabia, quien puso orden en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, fue designado director de Aeropuertos y Servicios Auxiliares (ASA).
La llegada de Sarabia a este cargo es sumamente representativa, ya que se trata de una entidad clave en el proceso de modernización de las terminales aéreas del país.
Durante su paso por el AICM, el nuevo director de Aeropuertos y Servicios Auxiliares (ASA) regularizó el tema de las concesiones de los locales comerciales y colaboró en el arreglo de los servicios de taxis y modernizó la seguridad en la terminal aérea.