Servicio público, hora de reflexionar
¬ Alejo Sánchez Cano lunes 27, Oct 2014Como veo, doy
Alejo Sánchez Cano
Qué sucedió en Iguala, cuándo aparecerán los jóvenes normalistas de Ayotzinapa, son preguntas a las que aún no encontramos respuesta y probablemente de este asunto jamás sepamos toda la verdad, pero en medio de toda esta tragedia hay signos de esperanza, signos que nos hacen reflexionar sobre un México antes de Ayotzinapa y después de.
Y es que en la atención de este suceso trágico de impacto nacional hemos vuelto a escuchar mensajes que durante varios años habían sido retirados del discurso oficial o al menos esa era la percepción de los mexicanos, pues ni con Vicente Fox ni con Felipe Calderón recordamos que éstos se hayan comprometido a usar toda la fuerza del Estado para la aplicación de la justicia y, sobre todo, en estricto apego al pacto federal.
Fue durante la clausura de la Quinta Asamblea Plenaria de la Conferencia Permanente de Congresos Locales, donde el Presidente Enrique Peña Nieto retomó este compromiso con la República y lo dijo así:
“Nuestro reto común es redoblar esfuerzos, para acelerar el desarrollo y asegurar que el estado de Derecho impere en todo el territorio nacional; que la ley se cumpla y se aplique sin distingos ni privilegios, en todos los estados y en todas la comunidades de México”.
Y el mensaje no quedó ahí, no, este fue dirigido a todos quienes integran la administración pública, a todos los poderes y órganos de gobierno, porque “las autoridades estamos obligadas a actuar a partir de principios básicos, de eficacia y corresponsabilidad”.
Las palabras del primer mandatario del país fueron claras y también contundentes: “Eficacia, que exige de cada servidor público, cumplir con diligencia las obligaciones legales del cargo”.
En fin, ojalá que del doloroso acontecimiento con los jóvenes de Ayotzinapa por lo menos haya una lección: que los servidores públicos en verdad sean corresponsables del desarrollo nacional y que esa corresponsabilidad, como bien lo definió el primer mandatario del país, signifique “la suma de esfuerzos y coordinación, para dar resultados a la sociedad a la que servimos”.
MANO ALTA.- A propósito de los principios básicos que debe poseer un servidor público, en ese contexto abriremos un paréntesis para retomar las palabras del titular de la Coordinación de Comunicación de la Presidencia de la República, David López Gutiérrez, quien a nombre del gobierno federal rindió merecido homenaje a un servidor público de excepción, a Don Fernando Hiriart Balderrama, en el centenario de su natalicio, un mexicano a quién se le recuerda como uno de los grandes constructores del México moderno. Textual dijo:
“Desde su llegada como titular de la entonces Secretaría de Energía, Minas e Industria Paraestatal, pude ser testigo de su personalidad analítica, acuciosa, su carácter práctico.
“La originalidad y elegancia de sus soluciones lo hicieron destacar como un innovador por excelencia.
“En el trabajo cotidiano pude apreciar que su aguda inteligencia era el mejor argumento para atender y resolver problemas.
“La autocomplacencia era imposible ante su sabio recato y su sonriente sentido crítico.
“Era notable su capacidad para tomar decisiones inmediatas y siempre acertadas.
“Su disciplina imponía agendas precisas, y se cumplían con exactitud.
A manera de conclusión, David López señaló que Hiriart Balderrama fue ejemplo y por ello hoy se le recuerda como “prototipo de lo que debe ser un servidor público: Preparado, honesto, responsable, actualizado en las tareas a su cargo.”
“La principal de sus virtudes fue su desinteresada entrega, su pasión por servir y ayudar a nuestro país.
“Hombres como don Fernando siempre le hacen falta a México. Hombres sólidos, confiables, ejemplares. Hombres cuya obra perdura. Hombres destinados a la construcción de México. Hombres, en toda la extensión de la palabra.”
VA MI RESTO.- De la trayectoria como servidor público de Don Fernando Hiriart Balderrama, se destaca lo siguiente: En 1938 participó en el desarrollo de proyectos hidráulicos en la Comisión Nacional de Irrigación. Como Director de Obras Hidráulicas del entonces Departamento del Distrito Federal, entre 1953 y 1958, realizó obras fundamentales de drenaje que ayudaron a evitar las inundaciones que sufriera la ciudad; rehabilitó la red de abastecimiento de agua potable y construyó la primera planta para el tratamiento de aguas negras, que operó en el Valle de México.
Entre 1959 y 1970, tuvo a su cargo la Subdirección General de la Comisión Federal de Electricidad y, al frente de un ejército de profesionales, realizó la unificación de frecuencias del Sistema Eléctrico Nacional, que incluyó la adecuación de las instalaciones de generación, transmisión y distribución de electricidad.
El ingeniero Hiriart fue pieza maestra en una serie impresionante de obras públicas, entre las que se incluyen la Central Hidroeléctrica de Infiernillo, en Michoacán; las presas de La Angostura y Chicoasén, en Chiapas; y la Central nucleoeléctrica de Laguna Verde, en Veracruz. Todas ellas, obras que hoy siguen aportando energía en nuestro país. Como Director de Inversiones Públicas en la Secretaría de la Presidencia, de 1971 a 1976, instituyó la programación como práctica rigurosa y estableció métodos racionales para coordinar la participación de las dependencias.
En 1982, el ingeniero Hiriart fue nombrado Director General de la Comisión Federal de Electricidad, cargo que desempeñó hasta 1988, al ser designado Secretario de Energía, Minas e Industria Paraestatal.
Obtuvo el Premio Nacional de Ingeniería en dos ocasiones, en 1980 y 1990; así como la Medalla al Mérito Lázaro Cárdenas en 1986. Y en reconocimiento a su trayectoria, la Central Hidroeléctrica de Zimapán, en Hidalgo, lleva su nombre.
Sin duda, las palabras del Presidente Enrique Peña Nieto y la trayectoria de Don Fernando Hirart Balderrama, son un mensaje para todo el cuerpo de servidores públicos del país, porque ya es hora de una reflexión ¿qué no? Bueno hasta ahí, porque como veo, doy.