Estirar la liga
Ramón Zurita Sahagún jueves 23, Oct 2014De frente y de perfil
Ramón Zurita Sahagún
La dinámica de los sucesos de Guerrero toma por un sendero inesperado, cuya bola de nieve puede crecer a un ritmo peligroso. Es cierto que las autoridades realizan su mejor esfuerzo, pero éste no redunda en los resultados anhelados, ya que se desconoce el destino de los estudiantes normalistas desparecidos y los presuntos responsables intelectuales del asesinato de seis personas y una veintena de heridos siguen prófugos.
Pero mientras se debate la desaparición de poderes en Guerrero, que conlleve al desconocimiento del gobernador, Ángel Heladio Aguirre Rivero o la solicitud de licencia de éste, las protestas se multiplican en los diversos estados del país.
Decenas de personas salen a las calles de diversas ciudades a manifestarse a favor de la presentación de los desparecidos y de prontos resultados, mientras que escuelas y universidades se suman a la protesta pública, en un inusitado movimiento de repudio a la violencia y a la inseguridad.
Son los primeros signos de algo que puede crecer rápidamente, ante la falta de resultados que satisfagan la demanda de esclarecimiento de los hechos y presentación de los responsables de lo sucedido en Iguala.
Las protestas no parten solamente de estudiantes ni de los familiares de los muertos o desaparecidos, cunde ya en diversos sectores de la sociedad y amenaza con propagarse hacía núcleos más numerosos.
Por lo pronto, las exigencia se limitan a que se presenten vivos los desaparecidos, se esclarezca el entuerto y se castigue a los responsables, pero ya hay otros reclamos que pasan por la renuncia de los funcionarios, que casi un mes después de los acontecimientos continúan dando palos de ciego.
Es cierto que la salida del gobernador es un atenuante, pero al ritmo que van las cosas, ya no rendiría el fruto esperado. Ha sido tanto el jaloneo sobre la eventual salida de Aguirre Rivero, que su retiro del gobierno no ofrecería las expectativas de la semana pasada. El movimiento requiere de resultados veraces y la renuncia de uno o varios funcionarios no satisface las necesidades de la ciudadanía por llegar al fondo del tema.
Y es que en Guerrero, como en otros estados del país, se ha dejado que la violencia crezca en forma desmesurada y que se conviertan en estados de excepción.Lo peor de ello es que los acontecimientos crecen asombrosamente de un lado a otro del país, donde se reproducen de forma rápida.
Es cierto que por ahora la atención se encuentra fija en Guerrero, pero la propagación de la inconformidad asoma por otras entidades, donde se mantienen asuntos pendientes.
Michoacán, con todo y lo que diga el comisionado Alfredo Castillo, se mantiene como una bomba latente, donde es cierto se redujeron los índices de actos delictivos, pero los asesinatos continúan y los principales jefes de los grupos delincuenciales siguen gozando de plena libertad.
Tamaulipas y el enfoque estratégico operado por el gobierno federal no rinde los resultados esperados y la población naufraga entre el miedo al crimen organizado y los operativos de las fuerzas gubernamentales.
En el Estado de México, la presencia de los grupos criminales sigue asolando zonas colindantes con Michoacán y Guerrero, en tanto que se mantiene más vigente que nunca el tema de Tlatlaya, donde las versiones de la Procuraduría General de la República y de la Comisión Nacional de Derechos Humanos difieren en el número de ajusticiamientos provocados por algunos miembros del Ejército.
El triángulo que forman Michoacán, Guerrero y el Estado de México, está considerado como uno de los más calientes dentro del país, donde la violencia y la inseguridad son más manifiestas que en otras entidades. Son temas candentes que conforme pasan los días hacen crecer la indignación ciudadana y el reclamo de justicia y freno a la impunidad.
Es tan fuerte el asunto de la violencia e inseguridad que el secretario de Seguridad Pública de Michoacán, Carlos Hugo Castellanos Becerra, anunció el blindaje de las fronteras de ese estado con sus vecinos de Jalisco, Gurrero, Colima y el Estado de México, para evitar que por esa zona transiten los delincuentes involucrados con el caso Ayotzinapa e Iguala.
Dijo que se reforzaría el número de elementos destinados a la vigilancia y se vigilará más escrupulosamente en esos lugares, apoyados por la policía federal, especialmente en la colindancia con Guerrero y Jalisco.
En Guerrero los actos vandálicos siguen dándose con gran frecuencia en los edificios de gobierno, mientras que las manifestaciones públicas continúan en las carreteras y calles de las principales poblaciones del estado.
SIEMPRE SÍ
Finalmente, Raúl Plascencia Villanueva, presidente de la Comisión Nacional de Derechos Humanos, decidió participar en el proceso de reelección de ese cargo, para lo que se presentó como opción ante el Senado de la República.
Se mantenían dudas sobre si insistiría o no el actual ombudsman en continuar en el cargo, ya que las críticas sobre su actuación han sido muchas y se redoblaron en las semanas recientes.
Pero Plascencia Villanueva dijo que lo platicó con su familia sobre su permanencia en el cargo y decidió presentar su solicitud, para alargar un nuevo período a su función.
Será el Senado de la República el que primero integre una terna entre los diversos aspirantes y luego evalúe cuál de ellos es la mejor opción para desempeñar esas funciones, por las que ya desfilaron con anterioridad Jorge Carpizo Mc Gregor, Jorge Madrazo Cuéllar, Mireille Roccatti y José Luis Soberanes, entre otros.