Guerrero y los juegos de poder
Ramón Zurita Sahagún martes 21, Oct 2014De frente y de perfil
Ramón Zurita Sahagún
Los poderosos intereses políticos de unos y otros prevalecen en Guerrero antes que las garantías del pueblo o la solución de la problemática.
El proceso electoral para la renovación del Ejecutivo estatal se encuentra en el centro de las discusiones sobre el relevo o la permanencia de Ángel Heladio Aguirre Rivero.
Es cierto que el gobernador fue electo en las urnas y como tal los cargos de elección popular no son renunciables, aunque si pueden solicitar licencias renovables o incluso el Senado de la República cuenta con facultades para decidir la desaparición de poderes.
Sin embargo, la suerte del gobernador Aguirre Rivero no le preocupa a nadie, en juego se encuentran intereses electorales, políticos y económicos, sobre cualquier otro tipo de decisiones.
Los partidos y sus dirigentes anteponen todo, ante la eventualidad de obtener ganancias o pérdidas en la decisión que se asuma.
Como en el juego de “Juan Pirulero”, cada quien atiende su juego y sus intereses, por sobre cualquier posibilidades de regresar la tranquilidad a los habitantes de la convulsionada tierra guerrerense.
Los priístas han guardado silencio prudente sobre el rumbo que deberá seguir el gobernador Aguirre Rivero, su coordinador en el Senado de la República, Emilio Gamboa Patrón, sabe que su fracción es el fiel de la balanza, sobre la desaparición de poderes en Guerrero o el rechazo a la propuesta panista sobre el tema.
Fue la fracción senatorial de Acción Nacional la que presentó la solicitud de desaparición de poderes, misma que será votada por sus legisladores y los de las otras fracciones. Pero los perredistas defienden a capa y espada la permanencia del gobernador llevado al poder por este partido y sus aliados de izquierda.
Hay dos posiciones contrapuestas dentro del partido que preside Carlos Navarrete Ruiz. La de permanencia en el poder es avalada por el poderoso grupo de «Los Chuchos», al que pertenece su presidente y la de que se vaya por el menos poderoso presidente de le mesa directiva del Senado de la República, Luis Miguel Barbosa Huerta.
Y es que detrás de los garrafales errores del gobierno de Aguirre Rivero, de la conflictiva situación, de los fenómenos naturales que azotan al estado, de los abusos que se cometen con mayor frecuencia, de la violencia permanente y del alto grado de inseguridad e impunidad que permea, se encuentra la lucha por el poder.
Los dirigentes perredistas saben que una de sus pocas fuentes de financiamiento para las campañas electorales provendría del gobierno de Guerrero y de su gobernante, Ángel Heladio (“Layo”).
Se encuentran conscientes de que un cambio de gobernador sería un golpe terrible para las aspiraciones de mantener el poder en la siguiente elección (junio 2015), ya que representaría una tácita aceptación de que Aguirre Rivero y el ex alcalde Iguala, José Luis Abarca, son los responsables del drama y la tragedia que se vive en la entidad. La situación para el partido del sol azteca es complicada, ya que de los nueve gobiernos en disputa el año próximo solamente tiene uno, precisamente Guerrero y de los otros ocho, aspiran solamente en uno más, Michoacán, en el resto son escasas sus posibilidades de victoria.
De ahí, la importancia de mantener las fuentes de financiamiento, especialmente porque de los otros estados gobernados por militantes de izquierda, solamente Morelos y Tabasco les quedarían como aportantes para la campaña presidencial del 2018, ya que el Distrito Federal mantiene dudas y depende de lo que suceda en 2015. El panorama es complejo para el PRD, toda vez que a la lejanía no se aprecia que en los otros estados que irán a las urnas antes del 2018 puedan triunfar. Incluso Oaxaca que es gobernado por su aliado el Movimiento Ciudadano, corre el riesgo de no ser refrendado en 2016.
Pero si los perredistas anteponen sus intereses a los masivos, los priístas no se cuecen aparte.
Los altos dirigentes consideran que la oportunidad en Guerrero es única para recuperar la plaza, misma que se encontraba totalmente perdida, hasta antes de los sucesos de Iguala.
Para los priístas no hay vuelta de hoja, las condiciones han cambiado y se encuentran en la posibilidad de recuperar en las urnas el gobierno que perdieron con su candidato Héctor Astudillo hace dos administraciones y que conquistó su antiguo militante, Ángel Heladio Aguirre Rivero, cuando desde las altas esferas del partido se empeñaron en impulsar la candidatura de Manuel Añorve Baños.
Hoy ven la oportunidad de reconquista, algo inesperado hasta hace dos meses, cuando los momios favorecían a los aspirantes perredistas y ninguno de los aspirantes priístas reunía condiciones para disputar el triunfo.
Los aspirantes del tricolor iniciaron sus movimientos para alcanzar la nominación, lo que puede repercutir en nuevas divisiones dentro del partido gobernante a nivel federal.
Lo que puede definir la situación del gobernante de Guerrero es la decisión que se asuma desde el Ejecutivo federal, donde no están nada conformes con el sesgo que han tomado los acontecimientos. Hoy, la atención estará centrada en el Senado de la República, donde se analizará y votará la propuesta de los senadores de Acción Nacional.
POLITÉCNICOS
Los estudiantes del IPN aceptaron dialogar con el gobierno federal para resolver las demandas de su pliego petitorio, por lo que entregaron un documento en las secretarías de Gobernación y de Educación Pública.
En el documento se asientan las condiciones sobre las que se realizaría el diálogo, entre las que se destacan el reconocimiento al Congreso Nacional Politécnico, no represalias a los integrantes del movimiento por parte del gobierno federal y la no integración del nivel medio superior del IPN al Sistema Nacional Bachillerato.