Ayotzinapa, el pretexto de los violentos
¬ Alejo Sánchez Cano lunes 20, Oct 2014Como veo, doy
Alejo Sánchez Cano
Ya de por sí nos aflige y preocupa lo que está pasando en el estado de Guerrero en materia de violencia e inseguridad, donde lo más lamentable es que por ningún lado aparecen los jóvenes normalistas de Ayotzinapa, que fueron levantados por grupos de la delincuencia organizada en coordinación con policías municipales de Iguala, como para que a esos trágicos acontecimientos, ahora se sumen noticias de más violencia.
Hoy se cumplen 24 días desde que los jóvenes fueron asesinados unos y otros levantados, y por supuesto que a todo mundo nos preocupa el hecho de que los levantados no aparezcan, pero también nos preocupa que por este motivo se desaten actos violentos y vandálicos, como el ocurrido hace unos días en Chilpancingo, en el que personas sin rostro, encapuchados o embozados, aprovecharon la legitima manifestación de dolientes, esperanzados padres y gente solidaria, para hacer de las suyas.
No sabemos si los que propiciaron la quemazón de las oficinas gubernamentales fueron normalistas, lo cierto es que quienes comulgan con este tipo de acciones violentas hoy deben estar frotándose las manos, porque eso es precisamente lo que andaban buscando, un pretexto para desestabilizar al país.
Intentos los generaron por todos lados, en el Distrito Federal lo buscaron con grupos anarquistas en diversas manifestaciones sociales; en Oaxaca con maestros de la CNTE; en Puebla con la muerte de un menor, y en ese intento de desestabilizar con fines políticos, hay sobradas evidencias de que el dolor de Ayotzinapa pretende ser utilizado para reforzar el paro escolar que hoy vive el Instituto Politécnico Nacional (IPN), donde un grupito de jóvenes identificados con los violentos siguen tomando decisiones por encima de una multitud de estudiantes que reclaman el regreso a las aulas.
Sin duda, los violentos han encontrado en Ayotzinapa el pretexto perfecto para dar rienda suelta a sus sueños de pulverizar la vida institucional y después pretender arribar al poder con el argumento de que ante esa descomposición, lo único que queda es un movimiento de salvación del país, o sea, los violentos con careta de demócratas, pacifistas e institucionales. Y en esta reflexión no hace falta descubrir a quienes comulgan que ese ideario, porque sus cabezas están bien identificadas, son los mismos que en la cercanía de elecciones venden todo tipo de espejitos y hoy ven en Iguala, Guerrero, otra oportunidad.
Entonces, ante la pesadilla de la violencia, nos quedamos con una tesis del prestigiado académico José Woldenberg, de su libro “Violencia y política”, quien la escribió para referirse al conflicto chiapaneco de 1994, pero que en Iguala o cualquier otro lugar donde se exprese ésta agarra vigencia: “La violencia no es un expediente de la política, sino la negación de la política. Atajarla, desactivarla, no concederle ninguna virtud curativa, es una tarea de todos”.
PASO SIN VER.- Son muchas las percepciones que en torno al caso Ayotzinapa (Iguala, Guerrero) existen, una más graves que otras, pero todas de gran consideración y deben tener un seguimiento legal más allá del resultado final que tenga el asunto de los jóvenes levantados.
Entre ellas, existe una que no debemos perder de vista, pues ahora resulta que un total de 10 mil expedientes del programa de becas “Excelencia para Guerrero”, que maneja la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol) estatal, se quemaron durante el incendio provocado supuestamente por estudiantes de la Normal Rural de Ayotzinapa.
Al respecto, hay quien opina que la quemazón de las oficinas gubernamentales pudiera haber sido provocada desde el interior de las mismas, con la finalidad de “limpiar” los archivos y con ello borrar huellas de posibles actos delictivos, como el desvío de recursos ante la existencia de beneficiarios “fantasmas”.
No hay que olvidar que en fechas recientes nos enteramos que la Procuraduría de Justicia en el Estado de Michoacán dio cumplimiento a una orden de aprehensión contra un ex funcionario de la administración del entonces gobernador Leonel Godoy, a quien acusan de peculado en la asignación de recursos de un programa de becas. Sobre el particular se dijo que fue detenido por falsificar firmas de los becados para desviar recursos del erario estatal y mediante ese mecanismo también inventaba nombres de becarios para “cobrar por ellos”.
En el caso de Guerrero, Beatriz Mojica Morga, secretaria de Desarrollo Social de Guerrero, dijo que luego de los destrozos realizados por los normalistas y padres de familia en las oficinas de la Sedesol estatal
“se perdieron en su totalidad (los 10 mil expedientes) al ser consumidos por el fuego”. Y por ese motivo, ya se habla de un nuevo listado e integración de una nueva base de datos. ¿Qué casualidad, no?
Ahora sí que haiga sido como haiga sido, lo de los expedientes supuestamente quemados en Guerrero es un asunto que debe ser investigado, para que en este río revuelto después no nos salgan con que hubo ganancia de pescadores. Bueno, es una percepción de tantas que hay en el ambiente de Tierra Caliente.
VA MI RESTO.- Hay noticias que en los próximos días el Senado de la República discutirá la propuesta del Partido de Acción Nacional para la desaparición de poderes en Guerrero, pero ante este escenario hay quienes, al igual que el filósofo del pueblo Juan Gabriel, se preguntan “pero qué necesidad”.
Y se responden, mejor que el gobernador Ángel Aguirre entregue voluntariamente su renuncia y así se evita la pena de que lo retiren del cargo, porque sí hay algo más penoso que eso es caminar por todos lados y la gente lo vea como el cuento del traje del rey, anda desnudo sin que razonadamente se dé cuenta. En fin, hasta ahí porque como veo, doy.