El polémico ombudsman
Ramón Zurita Sahagún lunes 20, Oct 2014De frente y de perfil
Ramón Zurita Sahagún
En unos días (15 de noviembre) termina la gestión de Raúl Plascencia Villanueva como presidente de la Comisión Nacional de Derechos Humanos y aunque tiene derecho a la reelección, se duda mucho la consiga.
Su gestión ha sido una de las más polémicas de esta oficina creada en la administración sexenal de Carlos Salinas de Gortari. Comienza y termina en medio de severos cuestionamientos, con frentes abiertos por todos lados y ahora señalado por el exceso de lujo en un futuro cambio de domicilio.
Plascencia Villanueva llegó a la CNDH después de ocupar el cargo de segundo y primer visitador general de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos y, desde noviembre de 2009 fue designado por el Senado de la República para ser el presidente de la Comisión Nacional de Derechos Humanos.
En los cinco años de su gestión los señalamientos han sido muchos sobre un irregular ejercicio al frente del organismo, en que se le ha ligado amistosamente con una serie de personajes cuestionados.
Sus principales críticos provienen del Partido Acción Nacional, al considerar pobre su defensa de los derechos humanos. Otros lo catalogan como un personaje cómodo para el poder, mientras que algunos organismos no gubernamentales han expresado las gravísimas omisiones de la CNDH frente a innumerables violaciones de los derechos humanos en México y la utilización de la institución a modo para fines distintos a la defensa de los derechos humanos.
Han establecido que entre las violaciones a los derechos humanos frente a las que la CNDH ha sido omisa, se encuentran “las más de 70 mil personas asesinadas entre el 1 de diciembre de 2006 y el 1 de diciembre de 2012; los miles de migrantes calificados como secuestrados, pero que también fueron y son desaparecidos, extorsionados, reclutados para trata, el crimen organizado, asesinados, y las 1.6 millones de víctimas de desplazamiento forzado a consecuencia de la violencia del crimen organizado”.
Asimismo, señalan que la CNDH no ha actuado ante “los cientos de miles de personas detenidas por el gobierno federal, señaladas como delincuentes sin haber comprobado su culpabilidad o inocencia, entre 2006 y 2012 y las más de 25 mil personas desaparecidas en ese mismo lapso”.
Raúl Plascencia Villanueva es conocido por ser proclive al halago y al reconocimiento público, sin importar la procedencia de los mismos.
Los presidentes que antecedieron a Plascencia Villanueva en la gestión de la CNDH no enfrentaron tantos cuestionamientos públicos como sí se ha hecho con él. Si acaso José Luis Soberanes, en algún momento, resintió el paso por esa oficina.
Jorge Carpizo, Jorge Madrazo Cuéllar, Mireille Roccatti, pasaron con mayor tranquilidad por la CNDH, aunque la última tuvo algunos momentos de apuro.
En el caso de Raúl Plascencia con todo y sus severos críticos, se mantenía (¿mantiene?) como un firme prospecto para la reelección, aunque en las semanas recientes las impugnaciones en su contra ha crecido.
Pero la lista de aspirantes es sumamente extensa y en ella se mencionan una serie de nombres interesantes.
Hay varios que se destacan sobre sus competidores como son: Luis de la Barreda Solórzano, ex titular de la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal; Carlos Pérez Vázquez, coordinador de Derechos Humanos y asesoría de la presidencia de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
Dos mujeres mantienen aspiraciones: Karmen Thereza Silva Fajardo, investigadora del Instituto Nacional de Ciencias Penales, y Susana Thalía Pedroza, ex titular de la secretaría técnica del Consejo Consultivo y de la Segunda Visitaduría General de la CNDH.
Otros más son: Ricardo Bucio Mújica, presidente del Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación y el actual secretario ejecutivo de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), Emilio Álvarez Icaza, quien es el más longevo de los aspirante a presidir este organismo.
También Mauricio Farah Gebara, secretario general de la Cámara de Diputados y ex quinto visitador de la CNDH. Será en los próximos días cuando el Senado de la República entre a la dinámica de revisar los nombres que sean propuestos para conformar su terna, de la que saldrá el nuevo presidente de la CNDH.
Para eso, deberán cubrir los siguientes requisitos: Ser ciudadano mexicano por nacimiento y estar en pleno goce y ejercicio de sus derechos civiles y políticos.
-Tener cumplidos 35 años el día de su elección. – Contar con experiencia en materia de derechos humanos o actividades afines reconocidas por las leyes mexicanas y los instrumentos jurídicos internacionales.
– No desempeñar, ni haber desempeñado cargo de dirección nacional o estatal en algún partido político en el año anterior a su designación.
– No desempeñar ni haber desempeñado cargo de secretario o subsecretario de Estado, procurador general de la República, gobernador o procurador general de Justicia de alguna entidad federativa o jefe de gobierno del Distrito Federal, en el año anterior a su elección.
– Gozar de buena reputación y no haber sido condenado por delito intencional que amerite pena de más de un año de prisión. Aunque si se tratara de robo, fraude, falsificación, abuso de confianza u otro que lastime seriamente la buena fama en el concepto público, lo inhabilitará para el cargo, cualquiera que haya sido la pena. -Tener preferentemente título de licenciado en derecho. La elección del nuevo ombudsman nacional tiene cuatro etapas:
1.- Convocatoria pública.
2.- Registro de aspirantes
3.- Comparecencias de candidatas y candidatos en comisiones. (Del 27 al 31 de octubre).
4.- Elaboración y publicación del dictamen correspondiente. (Antes del 13 de noviembre).