El ébola, en la puerta
¬ Juan Manuel Magaña jueves 16, Oct 2014Política Spot
Juan Manuel Magaña
Los preocupantes signos de acercamiento a México del virus del ébola están dados. Y no es para menos.
Apenas hace unos días, autoridades de Salud de Coahuila instalaron módulos de información en los aeropuertos Plan de Guadalupe, de Saltillo, y Francisco Sarabia, de Torreón, en centrales de autobuses y puentes internacionales en Acuña y Piedras Negras, para prevenir que el ébola ingrese al estado.
Se dijo que por tierra y aire se verifica y entrega información para evitar que llegue el virus a la entidad, luego del primer fallecimiento de un paciente en Dallas, Texas -Thomas Duncan, quien, tras viajar a su país natal (Liberia), murió en el Hospital Presbiteriano-, y el aumento de casos de la enfermedad en Estados Unidos.
Personal médico y de enfermería atiende los módulos para los pasajeros procedentes de Laredo, Tamaulipas, Chihuahua, Piedras Negras y Acuña. Dicha atención se brinda desde las 8:00 y hasta las 20:00 horas con personal capacitado para esta tarea. Allá ya se pusieron en guardia.
Luego se confirmó el primer contagio de ébola ocurrido en Estados Unidos: una enfermera que atendió al paciente Duncan.
Y entonces, en el ámbito nacional, el subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud, Pablo Kuri, indicó que un área del Instituto Nacional de Rehabilitación ha sido acondicionada para atender casos de ébola a través de un grupo con experiencia, que incluso ha capacitado a infectólogos de ocho hospitales de Tijuana, Monterrey, Guadalajara, Cancún y el Bajío. En total se trata de unas cien personas preparadas para tal fin.
El ébola es una cruel realidad que crece exponencialmente en países de África y que ya está en EU, en España y comienza a poner los pelos de punta en toda Europa y América. El mal existe desde hace varias décadas, pero a la industria farmacéutica le ha importado un bledo elaborar la cura de una enfermedad que los pobres no podrán pagar.
Ayer, el presidente Barack Obama tuvo que cancelar viajes a Nueva Jersey y Connecticut, a fin de atender personalmente los esfuerzos de su gobierno para responder a la situación provocada por el ébola. El anuncio mostró la preocupación de la Casa Blanca frente a un segundo contagio confirmado en Estados Unidos: otra enfermera, de 26 años, del mismo Hospital Presbiteriano, que atendió al liberiano Thomas Duncan, el primer fallecido.
Amber Jay Vinson es la nueva contagiada y fue trasladada al Hospital de la Universidad de Emory, en Atlanta, Georgia, para continuar con su tratamiento. Ese hospital universitario trató ya con éxito a los dos primeros estadunidenses contagiados, los médicos Kent Brantly y Nancy Writebol, quienes se infectaron cuando atendían a pacientes con ébola en África occidental.
Nótese la diferencia, en los Estados Unidos los pacientes tienen un gran oportunidad; en África no.
La cercanía del virus viene a plantearnos el desafío de si seremos capaces de contenerlo fuera del territorio nacional. El segundo contagio en suelo texano es como el segundo llamado a nuestra propia puerta. No se puede contar con que de pronto se logre detener la propagación del ébola, ni que se encuentre a la brevedad una cura masiva.
La acción médico-gubernamental es incipiente aquí y no se ve todavía que en la sociedad se esté formando conciencia del riesgo. Nuestra frontera con los Estados Unidos es sumamente porosa y no hay forma de asegurar que no ingrese un jinete apocalíptico de esa envergadura.