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Francisco Rodríguez jueves 16, Oct 2014Índice político
Francisco Rodríguez
Entre los asistentes a cafeterías, bares y restaurantes próximos a las oficinas del GDF, corre la versión de que Marcelo Ebrard, ex jefe de gobierno de la ciudad de México, adquirió los trenes que correrían por la Línea 12 del Metro por recomendación de un personaje que, en ese entonces, era muy cercano a él.
“¿Quién es ese personaje tan influyente?”, inquirí a uno de los conocedores de esa otra trama de corrupción que hoy confirma a la ciudadanía que, independientemente de los colores partidistas, “todos los políticos son corruptos”… salvo honrosas excepciones, claro está.
“Es cubano y ahora vive en Miami”, me dijo mi informante, dándome las primeras pistas que, la verdad, no me llevaron a ningún lado.
“¿Nombres, nombres, nombres?”, le exigí perentorio. “William Levy”, me respondió.
“¿El actor?”, volví a preguntar, ahora azorado.
“Efectivamente, el actor”.
Vino luego la explicación ya con detalles. De la cercanía del cubano con el ahora ex funcionario. De cómo los constructores de los vagones lo habían utilizado para llegar hasta el mismísimo Ebrard quien, así, “jugó cubano” a los contribuyentes al erario -que ahora desembolsaremos más recursos para enmendar que las ruedas de los vehículos no coincidan con las vías- y, claro, al casi medio millón de usuarios de la Línea 12 del Metro.
Influyentismo puro, entonces, de acuerdo a estas versiones. Dinero tirado a la basura, sólo para quedar bien con ese personaje.
Para que éste, además, seguro ganara una comisión millonaria en dólares.
¿Hablaría de ello Ebrard ahora que -según se propaga- busca que el órgano deliberativo de la capital nacional lo invite a comparecer? Lo dudo.
En este enredo, se despidió al inefable Enrique Horcasitas, uno de los más de cien directores generales que tiene el GDF. Éste se desempeñaba al frente del Proyecto Metro, desde donde se dio un fuerte conflicto de interés, pues es hermano del vicepresidente de Ingenieros Civiles Asociados (ICA), Luis Horcasitas Manjarrez, cargo obtenido gracias al contrato de la L12.
Enrique Horcasitas es culpable por acción y omisión de las acusaciones de enriquecimiento, conflicto de intereses… y lo que se acumule, así como del enorme fraude del que jamás saldrá bien librada la pandilla dorada del PRD y sus amigos galanes de la picaresca farandulera.
Recordemos: al inicio del sexenio de Ebrard, al frente de la Dirección General de Obras del Metro estaba el ingeniero Servando Delgado Gamboa, el técnico que más sabe de este tipo de construcciones, el cual fue despedido por haberse “equivocado” al presupuestar en 17 mil millones de pesos la obra y costar ésta, 7 mil millones de pesos más.
Así, al ordenar Marcelo Ebrard el cambio de trenes por unos más grandes -los que le habría recomendado Levy que comprara-, Delgado advirtió de la equivocación de hacerlo.
Ebrard, entonces, ordenó a Jorge Arganis, a la sazón secretario de Obras y Servicios del GDF que lo despidiera. Y fue el propio Arganis, ex secretario particular del presidente de ICA, Bernardo Quintana, quien trajo a Horcasitas al Proyecto Metro.
Después, en el 2009, Ebrard a su vez despidió a Arganis, para colocar en su lugar a Fernando Aboitiz y, ¿vueltas que da la vida?, el despedido Arganis se fue a trabajar con Horcasitas como asesor general.
Incautar los archivos es sólo una consecuencia de la necesidad legal que tiene la comisión investigadora de la ALDF para actuar sin discrecionalidades o “extravíos” de documentos.
Sólo que en esos documentos, por supuesto, nunca aparecerá el nombre de William Levy. ¿Por pura discreción?