La ingobernabilidad
¬ Augusto Corro miércoles 15, Oct 2014Punto por punto
Augusto Corro
Los hechos violentos en Chilpancingo, Guerrero, demostraron el vacío de poder en esa entidad.
Maestros y normalistas destrozaron e incendiaron dos edificios oficiales: la sede del gobierno estatal y el ayuntamiento de Chilpancingo. Mientras, el gobernador sigue aferrado al cargo.
Al no tener noticias del paradero de sus 43 compañeros y a la exigencia de justicia por la masacre del 26 y 27 de septiembre, los estudiantes optaron por radicalizar sus manifestaciones.
La situación de ingobernabilidad que priva en Guerrero es lo que menos le interesa al mandatario. A pesar de que sabe muy bien que ya nada tiene que hacer como representante del Poder Ejecutivo, espera un milagro que le permita sobrevivir.
Cada vez son más las voces nacionales e internacionales que demandan la aparición de los 43 normalistas levantados por los narcopolicías y sicarios en Iguala.
Estudiantes de más de 10 escuelas y facultades de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) convocaron a un paro de 48 horas, en demanda de la presentación con vida de los 43 estudiantes desaparecidos.
El grupo parlamentario del Partido Acción Nacional (PAN) se pronunció porque Ángel Aguirre Rivero solicite licencia y se separe de su cargo ante el clima de ingobernabilidad que se vive en Guerrero. La fracción blanquiazul dijo que el mandatario estatal guerrerense debe salir del gobierno para facilitar las investigaciones sobre la desaparición de los 43 normalistas.
El domingo pasado, en Chilpancingo, empresarios, estudiantes, obreros y amas de casa marcharon para exigir la presentación con vida de los 43 normalistas. Además, demandaron juicio político contra Aguirre Rivero.
“EL SEÑOR DE LAS LIGAS”
En las últimas elecciones perredistas para renovar su dirigencia, Izquierda Democrática Nacional (IDN) perdió hasta la camisa.
A René Bejarano, “El Señor de las Ligas”, líder de IDN, lo vapulearon “Los Chuchos” sin consideración alguna.
No logró mantener un sinnúmero de posiciones políticas que necesitaba para el fortalecimiento de su grupo.
Así, el dirigente Bejarano tendrá que hacer milagros para recuperar el poder en el Partido de Revolución Democrática (PRD).
Como se quedó casi huérfano, no le será fácil conseguir decenas de candidaturas a diputados, para sus incondicionales. Y “Los Chuchos” no son hermanas de la caridad para socorrerlo.
Sin embargo, se presentó una coyuntura que le vino como anillo al dedo: el asunto de la desaparición y asesinato de Arturo Hernández Cardona, líder de Unidad Popular, en Guerrero.
En el 2013, Bejarano tuvo en sus manos la información de que quienes estaban involucrados en ese crimen eran el presidente de Iguala, José Luis Abarca Velázquez, así como su esposa María de los Ángeles Pineda.
Ahora, con José Luis y María de los Ángeles en el ojo de la tormenta por el caso de la masacre y los 43 normalistas desaparecidos, “El Señor de las Ligas” revivió el caso y puso en jaque a “Los Chuchos” de la corriente Nueva Izquierda (NI), auténticos dueños del PRD. En el expediente del presidente municipal se anotó que los dirigentes de NI lo protegieron y solaparon.
Bejarano denunció que el PRD “estaba siendo ambiguo en el asunto de Iguala, sólo porque José Luis era integrante de la corriente Nueva Izquierda”. Por su parte, la senadora Dolores Padierna, esposa de “El Señor de las Ligas”, acusó a Jesús Zambrano, entonces presidente perredista, de proteger al alcalde de Iguala, “al no actuar contra él, luego de que le informara de sus actividades ilícitas”.
Así pues, se vislumbran tiempos más difíciles en el seno del perredismo. Bejarano tiene en sus manos las pruebas de los culpables de la desaparición y muerte de Arturo Hernández Cardona.
En su interés por recuperar su poder político y perjudicar a “Los Chuchos”, sus enemigos, “El Señor de las Ligas” no escatimará esfuerzo alguno.
Quizás el tal Bejarano y “Los Chuchos” no quieren darse cuenta que a raíz de la matanza y desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa cayeron en arenas movedizas y que cada movimiento que hagan se hundirán más y más.
DESPUÉS DE AHOGADO EL NIÑO…
Los amarillos no saben qué hacer para recuperar el prestigio que gozaban en los primeros años de vida del Partido de la Revolución Democrática (PRD). Se trataba de un organismo político que prometía reivindicar los principios de la llamada izquierda mexicana.
Poco les duró el gusto, porque empezaron a caer en los vicios y malas mañas de otros partidos políticos. Sus ambiciones personales les importaron más que los intereses de la sociedad. Probaron las mieles del poder y se desviaron, perdieron el camino.
En el presente, dos de sus principales representantes como son el gobernador de Guerrero, Ángel Aguirre y el presidente municipal de Iguala, Jose Luis Abarca Velázquez, son las ovejas negras perredistas. El primero nunca supo gobernar el estado que cayó en manos de todo tipo de delincuencia organizada. El segundo, según se informó, protegía al cártel de los Guerreros Unidos.
Estos últimos son señalados como participantes, junto con los narcopolicías, de matar a estudiantes y desparecer a 43 normalistas de Ayotzinapa.
Como señalamos al principio, la cúpula perredista busca, desesperada, la manera de recuperar la buena imagen, luego de tan abominable actitud de sus representantes políticos. Para tal fin, el líder Carlos Navarrete Ruiz anunció que el PRD investigará a los gobiernos en funciones emanados de sus filas, a fin de determinar si tienen o no nexos con grupos delictivos.
La acción que emprenderá la dirigencia amarilla, lleva a pensar que se trata de una mera vacilada que será rechazada por los cerca de 350 perredistas en cargos que van desde presidente municipal hasta gobernador. Más de un funcionario perredista no lo permitirá.