La insensibilidad política perredista
¬ Augusto Corro jueves 9, Oct 2014Punto por punto
Augusto Corro
Alguien tendrá que decirle al líder perredista, Carlos Navarrete, que lo ocurrido en Iguala es un hecho gravísimo, pues se trata de crímenes de lesa humanidad: la narcopolicía y sicarios asesinaron a tres estudiantes, un futbolista y dos civiles; además, levantaron a 43 normalistas, cuyo paradero se desconoce.
Aunque las autoridades informaron que 17 de los 28 cuerpos humanos calcinados o mutilados, encontrados en seis fosas clandestinas en un cerro de Iguala, correspondían a los estudiantes desaparecidos.
La matanza y desaparición de los normalistas impactó a la sociedad mexicana por el salvajismo represivo manifestado por los narcopolicías y los sicarios en la agresión brutal contra estudiantes indefensos.
Después de las horas de violencia contra los normalistas, se elaboró la lista de todos aquellos estudiantes que se encontraban en calidad de detenidos por las autoridades. La sorpresa fue mayúscula, pues en el cuartel de la policía negaron la presencia de algún estudiante.
A partir del 27 de septiembre se inició el vía crucis de familiares y amigos en la búsqueda de los normalistas. Desde esa fecha, los parientes empezaron a cargar una pesada losa de dolor, de incertidumbre e impotencia.
Con justa razón demandan que les devuelvan vivos a sus hijos, hermanos o amigos.
EL TEATRO DEL ABSURDO
En ese escenario de dolor, tristeza e injusticia que se vive en Iguala estuvo presente la cúpula de la dirigencia del Partido de la Revolución Democrática (PRD) para pedir perdón a los guerrerenses por no ser cuidadosos a la hora de postular como alcalde de Iguala a un personaje ligado a la delincuencia organizada, en alusión al funcionario prófugo, José Luis Abarca Hernández.
Sobre el citado presidente municipal, vinculado al cártel de Guerreros Unidos, recaen las acusaciones que lo señalan como la autoridad principal que ordenó la represión salvaje contra los normalistas.
Así pues, el líder del PRD, Carlos Navarrete, dijo: “Los perredistas asumimos nuestro error y ofrecemos al pueblo de Guerrero nuestras disculpas y pedimos su perdón”, durante la primera sesión del Comité Ejecutivo Nacional del PRD, realizado en Iguala.
Las palabras del dirigente amarillo y el acto perredista llevaban su dosis fuerte de demagogia e insensibilidad política. Los parientes de las víctimas no se encuentran en condiciones anímicas para escuchar las frases huecas del perdón perredista.
Navarrete y su séquito en vez de su actuación en el teatro del absurdo, mejor hubiera organizado un grupo de perredistas para buscar a los normalistas desaparecidos. ¿El dirigente perredista no alcanza a comprender la dimensión de la tragedia de los normalistas?
¿Y EL PERDÓN PARA EL GOBERNADOR PERREDISTA?
Por cierto, Navarrete no pidió perdón por el otro perredista que hace las veces de gobernador: Ángel Aguirre Rivero, quien se encarga de interpretar un triste papel al frente de la administración estatal.
Aguirre Rivero y Abarca Hernández recorrieron el mismo camino para llegar al poder. Ambos fueron considerados como advenedizos en el partido del sol azteca, pero no hubo obstáculos para que el primero ganara la gubernatura y el otro la presidencia municipal.
El líder Carlos Navarrete no puntualizó que Abarca Hernández llegó a las filas perredistas y a la alcaldía porque “logró sobornar a las dirigencias estatal y nacional del Partido de la Revolución Democrática (PRD), a través de diversos mecanismos, como la entrega de dinero en efectivo y apoyos en especie destinado a la operación de dichos comités”. Por otra parte, el gobernador Aguirre Rivero tendrá que aclarar los señalamientos que hizo en su contra la suegra del ahora ex alcalde de Iguala.
A Leonor Villa Orduña se le preguntó si conocía a Aguirre Rivero. Contestó: “Sí lo conozco, porque mis hijos patrocinaron su campaña de diputado a gobernador”. También en un video, que circuló en las redes sociales, supuesta suegra de Abarca Hernández, dijo que este protegía al grupo criminal “Guerreros Unidos” a cambio de recibir un pago mensual de 2 millones de pesos.
Las autoridades designadas para realizar la investigación de los hechos violentos en Iguala tendrán que informar sobre los vínculos del crimen organizado con los políticos y lo que motivó la agresión violenta y desmesurada contra los normalistas.
En esta línea, se tendrá que investigar a la esposa del alcalde, María de los Ángeles Pineda Villa, hermana de Salomón, de los mismos apellidos (a) “El Molón”, líder del cártel de los Guerreros Unidos, pues según declaraciones de los propios narcopolicías detenidos, ella ordenó la represión cruenta contra los normalistas.
UNA HISTORIA TRUCULENTA
Carlos Navarrete eludió referirse a las actividades criminales de Abarca Hernández.
La senadora perredista Dolores Padierna recordó que desde hace un año le informó a las autoridades que el ahora alcalde prófugo mandó asesinar a Arturo Hernández Cardona, dirigente del sol azteca en Iguala. En el PRD, dijo la legisladora, se opusieron a retirarle el fuero al munícipe.