Dorian Gray: retrato de una sociedad
Cine viernes 9, Jul 2010Vértebras del cine
Luis Diego Hernández Romero
La vanidad es un mecanismo del hombre que le permite recordar su condición fatal, susceptible al paso del tiempo. Aunque existe la constante promoción de la importancia de belleza interna, las virtudes y emociones, la apariencia externa sigue siendo una pieza primordial para las luminarias de la sociedad.
Naturalmente, esta situación no es única de nuestro tiempo. El controvertido escritor, Oscar Wilde, lo notaría y plasmaría específicamente en su novela El Retrato de Dorian Gray, en la que realza los contrastes típicos de la época victoriana a fines de siglo XIX. En su obra, hace énfasis en el juego entre mantener la buena facha, mientras que se desborda el abuso del placer.
El director Oliver Parker, quien ya ha llevado a la pantalla La Importancia de Llamarse Ernesto, y Otelo de William Shakespeare, se lanza en esta ocasión con El Retrato de Dorian Gray, de la cual se han hecho infinito número de adaptaciones. El argumento se respeta básicamente: Dorian es un joven de belleza insuperable, quien es retratado por su amigo Basil Hallward. Fascinado por su imagen, Dorian pacta implícitamente que la pintura envejezca en su lugar. Poco a poco, las acciones del joven, se infectan por las ideas de Lord Henry Wotton, un hombre corrompido que funciona como el pequeño diablillo en el hombro de Dorian.
El encargado de dar vida al joven Gray es Ben Barnes, que puede ser reconocible por su debut como el Príncipe Caspian en Las Crónicas de Narnia, y aunque sus facciones físicas puedan coincidir con la descripción ideal de Dorian Gray, su carácter se siente desprendido del conflicto con el que el personaje lidia durante su degeneración a lo largo de la obra. Cabe destacar, que la película hace a un lado toda clase de sutilezas con respecto a los vicios del protagonista, por lo que aumenta su grado de morbosidad, sin embargo, disminuye toda oportunidad de imaginación que el espectador puede agregarle a su propia interpretación de la corrupción tanto del personaje, como de las consecuencias marcadas en la pintura. Sin embargo, aunque el guión de Toby Finlay no propone nada nuevo, mantiene un ritmo entretenido y de un sabor ligeramente distinto a la indiferencia.
Es importante marcar que el argumento de la película se mantiene dentro de la época tratada en la novela original, lo que puede considerarse como un primer mérito, pues en muchas ocasiones, con el afán de conseguir aceptación dentro del público joven, el guión es ajustado al tiempo contemporáneo, entre computadoras y celulares, lo que resulta, en cierta medida, contradictorio, pues de entrada están abordando una obra que ya ha conseguido trascender en el tiempo.
En el caso de El Retrato de Dorian Gray, la recreación del Londres victoriano, con sus avances tecnológicos y largas sombras éticas, hacen inminente la autocrítica hacia la contemporaneidad, que parece no haber cambiado sino para hacer más grandes los contrastes Y es que la pintura no es solamente el retrato de una persona, sino el de toda una sociedad, en un tiempo que no parece estar tan lejano al nuestro, después de todo.
Cuadro por cuadro
Comienzan las actividades de promoción para Machete, cinta de Robert Rodriguez que homenajea al cine de serie B y cuyo reparto es un total festín de personalidades de los que destacan Danny Trejo, Jessica Alba, Robert De Niro, Michelle Rodriguez, Lindsay Lohan, y Steven Seagal, entre otros. *** Joe Wright (Orgullo y Prejuicio) junto a la productora Working Title Films (Shaun of the Dead, Billy Elitot…) realizarán una adaptación, no animada, del cuento clásico de Andersen: La Sirenita.