Otro Chucho más
Ramón Zurita Sahagún martes 7, Oct 2014De frente y de perfil
Ramón Zurita Sahagún
Sin sorpresas de ninguna clase, Carlos Navarrete Ruiz se convirtió en el nuevo “Chucho” presidente del Partido de la Revolución Democrática.
Era bola cantada la sucesión de un “Chucho” por otro y desde que este grupo se convirtió en el poderoso dentro del partido de izquierda, se pasan la estafeta uno a otro.
Primero fue Guadalupe Acosta Naranjo, quien como parte de una negociación ascendió al cargo, para planchar el arribo de Jesús Ortega Martínez, Jesús Zambrano Grijalva y ahora de Navarrete Ruiz.
Desde que inició su campaña en busca de la dirigencia nacional del partido, Navarrete Ruiz recorrió el país, para dejar en claro su propósito, mientras que los otros aspirantes se fueron achicando y hasta bajando su interés en contender por el cargo.
Fueron varios los personajes que pretendieron competir, pero que buscaron canonjías para ello, tratando de convertirse en opción y capitalizar la inconformidad existente en contra de los “Chuchos”, concentración del poder al interior del organismo político.
Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, el veterano fundador del partido, creyó que al conjuro de su nombre y apellido se harían de lado los demás aspirantes y lograría su propósito de presidir nuevamente el partido.
El ingeniero jugó con la idea de que era el salvador del partido y el único que podría generar el aglutinamiento de los grupos a la salida de Andrés Manuel López Obrador.
Considerado como un ícono al interior de la izquierda perredista, Cuauhtémoc no fue capaz de ello y su petición de no competir con ninguno otro aspirante, ya que iría como candidato único no fue respaldada más que por pequeños grupos.
Marcelo Ebrard Casaubon supo a tiempo que sus respaldos dentro del partido son escasos y que a raíz del escándalo de la Línea 12 del Sistema Transporte Colectivo (Metro), poco lo tomarían en serio como aspirante.
Héctor Bautista fue convencido de que lo mejor que podría hacer era aliarse con los “Chuchos” y lo hizo junto son sus seguidores y le convino, ya que fue electo secretario general del partido, en mancuerna con Carlos Navarrete.
El único que llegó hasta el final del camino fue Carlos Sotelo, quien inició con mucha enjundia, la misma que abandonó al poco tiempo, con todo y que su coordinador de campaña, Pablo Salazar Mendiguchía, había diseñado una supuesta estrategia triunfadora.
Nada ni nadie le pudo salir al paso a Navarrete Ruiz, menos después de que los “Chuchos” dominaron la elección de consejeros nacionales del partido que decidirían la elección de la dirigencia nacional. Contra y viento y marea y con malos augurios hacia el proceso electoral del 2015, los “Chuchos” dominantes del PRD saben que a nivel interno no hay quien les haga sombra.
Qué lejanos aquellos tiempos en que el PRD terminaba con fuertes enfrentamientos de grupos y hasta con abandono de militantes de sus filas, luego de un proceso electoral interno o que, incluso, asomaba el cochinero dejado por unos y otros en la manipulación de los votos.
Aquel episodio donde compitieron por la presidencia del partido Alejandro Encinas y Jesús Ortega marcó el rumbo de los comicios internos del partido, donde las sospechas eran sobre unos y otros que se lanzaban acusaciones sobre lo que luego fue considerado como parte de los usos y costumbres de la izquierda en esas lides. Hoy, la elección de la dirigencia nacional dejó insatisfechos a algunos de los grupos minimizados, pero quedó al margen de pleitos y acusaciones de todo tipo, como antaño.
Lo difícil para la nueva dirigencia perredista será contener a los grupos en la búsqueda de las candidaturas a los distintos cargos de elección que estarán en juego el año próximo.
De acuerdo con las previsiones, las principales candidaturas a gobernador en disputa serán las de los abanderados del partido en los estados de Guerrero, Baja California Sur y Michoacán, además de las nominaciones a diputados federales y alcaldes en los estados en que la izquierda muestra fortaleza.
El jaloneo habrá de darse en entidades que como Tabasco, Morelos y Guerrero, que están gobernadas por militantes de ese partido y las posibilidades de triunfo de los candidatos postulados por el PRD, tanto a las principales alcaldías como al Congreso de la Unión son amplias.
Oaxaca y Distrito Federal son gobernadas por candidatos propuestos por el PRD, pero que no militan en el partido, aunque serán de las más disputadas, junto con algunos distritos del Estado de México y un puñado más diseminado a lo largo y ancho de la República donde la izquierda, especialmente el PRD, mantiene una buena presencia.
Sin embargo, son nueve los gobiernos estatales en que se elegirá al nuevo Ejecutivo local y las posibilidades del PRD y de la izquierda en general se restringen a tres, los ya mencionados Michoacán, Guerrero y Baja California Sur. En los restantes, Nuevo León, San Luis Potosí, Sonora, Querétaro, Campeche y Colima, sus posibilidades de triunfo son escasas, aunque en algunos de ellos se analiza la posibilidad de ir en alianza con el PAN.
COLIMA
Carlos Sotelo García podría recibir su premio de consolación, luego de no conseguir la presidencia nacional del PRD, ya que su nombre está considerado como el eventual abanderado de ese partido al gobierno de Colima. Es cierto que Sotelo García es oriundo del Estado de México, pero reside en la costera entidad desde finales de los años 60 y fue dirigente del partido en ese estado.
Sus adversarios podrían ser el subsecretario federal de Comunicaciones y Transportes, José Ignacio Peralta, por el PRI; el alcalde de Manzanillo, Virgilio Mendoza Amezcua, por el PAN y se busca convencer al senador Mario Delgado Carrillo para que lo sea de Morena.