Guerrero, tierra sin ley
¬ Augusto Corro lunes 6, Oct 2014Punto por punto
Augusto Corro
Hace diez días la policía y sicarios asesinaron a 6 personas (tres estudiantes, un futbolista, un chofer y una pasajera de taxi) y desaparecieron a 43 normalistas.
Anteayer, las autoridades localizaron tres fosas clandestinas con un número indeterminado de cadáveres calcinados, que según trascendió a medios de comunicación, podría tratarse de los estudiantes desaparecidos.
Los hechos se registraron en Iguala, Guerrero. Este municipio se convirtió en foco de atención nacional e internacional, debido al salvajismo desatado por los policías municipales y narcos contra los normalistas de Ayotzinapa.
La espiral de violencia empezó hace varios años en aquella entidad y se agudizó con la llegada del gobernador Ángel Aguirre Rivero.
Desde entonces, los guerrerenses empezaron a vivir aterrorizados por la intensa actividad desarrollada por los cárteles de la droga, las luchas políticas y cada año los fenómenos naturales.
El respeto por la vida es un valor que se perdió y no existe interés alguno por recuperarlo. Los ciudadanos, sin importa su nivel social, político o económico, fueron ya víctimas de secuestros, levantamientos y asesinatos. ¿Y cuál ha sido la actitud del gobernador Aguirre Rivero? Hacer como si en la entidad que gobierna no ocurriera nada importante.
Así lo demostró su pasividad ante la urgencia de detener al presidente municipal de Iguala, José Luis Abarca Velázquez, implicado en los asesinatos de estudiantes. El edil huyó sin problema alguno.
Por otra parte, la información sobre la represión estudiantil fluyó a cuentagotas. En su ineptitud, Aguirre Rivero pensó que podría tapar el sol con un dedo.
A Guerrero llegaron impunidad, corrupción e ineptitud y lo transformaron en tierra sin ley.
Mientras, el descontento contra el gobernador Aguirre Rivero se manifestó el sábado en la noche, cuando presuntos normalistas apedrearon su casa.
EN EL PRD, SIGUEN LOS MISMOS DUEÑOS
La fórmula Carlos Navarrete-Héctor Bautista ganó las elecciones para renovar el comité ejecutivo nacional del Partido de la Revolución Democrática (PRD).
Así, el guanajuatense Navarrete seguirá la línea de “Los Chuchos” de Nueva Izquierda (NI) que se adueñó de ese organismo político en los últimos años.
El nuevo dirigente perredista obtuvo el triunfo anunciado, pues no tuvo un contrincante con la fuerza suficiente para derrotarlo.
Uno de sus principales opositores, el impresentable René Bejarano, de Izquierda Democrática Nacional (IDN) apenas si le hizo cosquillas. Su toma del presidium no evitó la victoria del “chucho” Navarrete.
La renovación del líder perredista se efectuó en temporada difícil para los del partido negro-amarillo. Uno de sus principales representantes, el gobernador Aguirre Rivero, enfrenta problemas graves de gobernabilidad en Guerrero.
Esa problemática no le traerá beneficios al PRD el próximo año de elecciones intermedias. A lo anterior deberá agregarse la división interna en ese organismo político y el hecho de que enfrentarán al nuevo Partido Movimiento de Regeneración Nacional (Morena).
Pero “Los Chuchos” ya tienen sus años de experiencia para contrarrestar cualquier acción negativa de sus adversarios políticos. Para empezar, lograron sacudirse al otrora invencible Marcelo Ebrard y dejaron en el camino a su líder “moral”, Cuauhtémoc Cárdenas.
Navarrete no tendrá problema alguno en seguir la “ideología” de Jesús Zambrano y Jesús Ortega que consiste, fundamentalmente, en el entreguismo a las autoridades federales. El nuevo líder interpretará, fielmente, las consignas “chuchistas”. Y las demás tribus inconformes tendrán que alinearse, no hacer polvaredas, si quieren que sus privilegios sean respetados en la repartición de candidaturas para las elecciones del próximo año.
No olvidar que el divisionismo y la lucha por el poder interno es una tradición en el PRD.
HASTA EN LAS MEJORES FAMILIAS
La semana pasada le informamos de la captura de Héctor Beltrán Leyva “El H”, capo de uno de los cárteles de la droga más importantes de México.
Con la imagen de hombre de negocios, el presunto delincuente se instaló en el estado Querétaro y desde ahí manejaba sus negocios.
Claro, en su equipo participaba el empresario Germán Goyeneche Ortega, presunto operador financiero del narco, integrante de una de las familias consideradas de “abolengo” en la mencionada entidad. Héctor y Germán fueron capturados por la policía cuando desayunaban en un restaurant de San Miguel de Allende, Guanajuato.
La noticia fue relevante por el nivel del capo detenido, pero también resultó interesante, porque otra vez se volvió a mezclar el narcotráfico con la política. Por ejemplo, la detención de Germán puso en apuros al Partido Acción Nacional (PAN) y al Partido Verde Ecologista de México (PVEM).
Para empezar, luego de la captura de Goyeneche Ortega empezó a circular una fotografía de ese presunto operador del narco, en una reunión con el diputado blanquiazul, Ricardo Villarreal, hermano del ex cordinador parlamentario del PAN, Luis Alberto Villarreal, aquel legislador del reventón en Puerto Vallarta. El diputado Ricardo Villarreal se deslindó de Goyeneche Ortega. Aceptó que sí conocía al ahora detenido como a cualquier otro empresario del Bajío, pero negó ser su amigo.
Posteriormente, se confirmó que el multicitado Goyeneche Ortega era militante del (PVEM). Decimos que era, porque fue expulsado del partido, en cuanto se supo de su relación con “El H”.