Los orígenes del federalismo en México II
Nacional* jueves 25, Sep 2014“No he venido a implorar favores ni migajas de la monarquía:
la misión que traigo es de honor, no de granjería”Miguel Ramos Arizpe
De acuerdo con la Constitución de 1824, el gobierno federal sería sostenido por un ejército y una burocracia pagados por los estados. A su vez, los estados mantendrían su soberanía en los asuntos internos con leyes y autoridades propias. Sin embargo, la falta de recursos y los diferentes intereses del grupo gobernante agravaron la crisis política.
Se suprimen de las órdenes monásticas y de todas las leyes que autorizaban a la iglesia atender cuestiones que en lo sucesivo serían competencia civil, como el contrato de matrimonio; la abolición de los privilegios de la iglesia y el ejército; la libertad de opinión y supresión de las leyes represivas contra la prensa; limitación de a la organización de la milicia de los estados, entre otras, las primeras reformas liberales a partir de 1824.
No obstante, la existencia de los grupos conservadores, compuestos por el alto clero, los militares, los terratenientes y los comerciantes, optaron por el centralismo como sistema de gobierno porque garantizaba la conservación de sus fortunas y privilegios.
Después de esto, el Congreso suprimió la Constitución de 1824 y promulgó una nueva en diciembre de 1835 llamada Las Siete Leyes Centralistas, con ello se implementó la primera República Centralista. El documento señalaba, entre otras cosas, la República Central como una forma de gobierno; los estados se transforman en departamentos con facultades limitadas; la religión oficial es la católica, y el presidente duraría ocho años en su cargo, entre algunos más.
Los federalistas simpatizaban por una república democrática y representativa, con división de poderes, en la que fueran respaldados los derechos de las provincias (Estados) que la integraban, y el de sus habitantes en lo tocante en la elección de las autoridades.
Entre las figuras representativas de dicha corriente destacó Valentín Gómez Farías quien en su interinato como presidente de la república le dio un extraordinario impulso al sistema federal, dentro de los tradicionales principios liberales, y anticipándose al proceso reformista que más adelante marcaría una interesante etapa de la historia nacional.
El federalismo mexicano ha dado lugar a opiniones en diversos sentidos, algunas en que éste nunca ha existido; otras en que es una característica esencial. Incluso a principios del siglo XX en el proceso constituyente, prevaleció la visión de que el federalismo era más bien un objetivo deseable y alcanzable, pero no una realidad. Por ejemplo, Venustiano Carranza en un discurso del primero de diciembre 1916, manifestó:
“…ha sido hasta hoy una promesa vana, el precepto que consagra la federación de los estados que forman la República Mexicana. Ha sido el poder central el que siempre ha impuesto su voluntad, limitándose las autoridades de cada estado a ser los instrumentos ejecutores de las órdenes emanadas de aquel…”
Es así como el federalismo en México se entiende como un sistema constitucional que ha tenido como objetivo descentralizar los poderes unificados heredados de estructuras coloniales en el país. El federalismo se ha desarrollado en forma gradual y, en las últimas décadas, se ha enfocado a fortalecer el ejercicio de la economía pública regional. La estructura federalista en México existió desde el siglo XIX pero no fue desde su primer momento funcional, ya que ésta se aterrizó a finales del siglo XX, cuando se implantó un sistema de coordinación federal y las entidades federativas fortalecieron su erario público.
Es así como estos temas analizados por los poderes públicos de todos los órdenes de gobierno de la Federación, tendrán una plataforma de análisis democrático el próximo 30 de septiembre en el Senado de la República, en el evento denominado “La Federación y la Unidad Nacional, anunciado por el presidente de la cámara alta, Miguel Barbosa Huerta.