Nunca jamás
Francisco Rodríguez jueves 25, Sep 2014Índice político
Francisco Rodríguez
La guerra de Calderón contra el narco nunca debió existir: 50 mil muertos, más de 80 mil dicen otras organizaciones civiles, así como 20 mil desaparecidos.
Empero, lo que nunca debió existir fue el fraude electoral del 2006, que abrió las puertas de Los Pinos a un personaje enfermo, lleno de complejos y resabios, que a las primeras de cambio, sacó al Ejército a las calles y ordenó a sus elementos realizar tareas policíacas para las cuales no estaban preparados, ni mucho menos, autorizados por la Constitución.
Lo que nunca debió existir fue el permiso y hasta el inicial aplauso a una acción dizque “legitimadora”, lo que a la postre nunca alcanzó sus objetivos, sino por el contrario agigantó el problema: más violencia, más muertos, más droga en nuestras calles, más secuestros, más desaparecidos, más crímenes… incluso de aquellos que decían combatirlo.
Lo que nunca debió existir fue el cuarto de guerra en el que tan a gusto se sabía estaba Felipe Calderón, tolerando y hasta incitando al enfrentamiento a sus colaboradores del llamado “gabinete de seguridad”: marinos contra policías, policías contra soldados, todos contra todos, y el michoacano feliz, como dicen que lo hacía Nerón cuando, alcoholizado, tocaba la lira mientras incendiaba Roma.
Lo que nunca debió existir, en fin, fue el sangriento sexenio de Felipe Calderón, quien debe ser llamado a cuentas por sus acciones genocidas. No es venganza. Sólo justicia. Si la decisión de Felipe Calderón de combatir al crimen organizado sacando al Ejército a las calles es y será siempre denostada, su manera de honrar a los muertos tampoco convence.
Entre otras cosas, porque el memorial se levantó en un terreno de uso militar, lo que para algunos familiares simboliza, más que una catarsis del dolor, una reafirmación de uno de los factores del origen de la tragedia. Dos días después del anuncio de la obra que Calderón inauguró antes de que terminara su ocupación militar en Los Pinos, el Movimiento por la Paz de Javier Sicilia publicitó que dicho monumento no reflejaría el dolor de los familiares de las víctimas. Además de repudiar el lugar donde se instaló finalmente la obra, acusaron a Calderón de deformar la idea del monumento que esbozaron juntos en junio de 2011. En entrevista, definió metafóricamente la obra como una “fosa común” porque no viene acompañada de una labor de registro de víctimas.
La cifra de muertos desde 2006 es incierta: el gobierno reconoce más de 50 mil; el Movimiento por la Paz habla de 70 mil, además de 20 mil desaparecidos. Muchos cadáveres ni siquiera se identificaron. La polémica “señora Wallace” dijo que “Javier es tan poeta (sic) que siempre le encuentra significado a las cosas”, cuando Sicilia, por ejemplo, habló de lo paradójico que resultaba levantar el memorial en el Campo Marte, el dios helénico de la guerra.
Caballeroso, seguramente, se abstuvo de responder algo así como “ella es tan zafia, que…”.
Índice Flamígero: Como que ya va siendo hora de que alguien se ponga a impartir terapias de “constelación familiar” a algunos miembros de la clase política, para ver si se les quita la compulsión a aferrarse al hueso y a decir que saben de todo. El último caso conocido de un paciente con estas características es el del… doctor-almirante-general- que en realidad es masajista deportivo, Manuel Mondragón, quien después del desenfrenado saqueo que realizó en las tareas de consejero Nacional de Seguridad Pública, ¡hoy se está proponiendo cómo titular del Consejo Nacional contra las Adicciones (o sea, quiere ser el lobo acechando al kínder)!… para poner en práctica adicciones que todavía él mismo no ha desarrollado. Y dicen que, para preparar el tinglado y llegar humectado, trae el apoyo del “padre de la patria” Manuel Camacho, pues el hermano de éste es el que preside el consejo contra las adicciones del DF. Mondragón, entonces, aportará nuevos entusiasmos y emociones a quienes están en ese camino. Aunque primero tenga que hacer una declaración ministerial y pasar la prueba del polígrafo, lo más seguro es que sea aprobado. Él, que fue tormenta, él, que fue tornado, él que fue volcán… hoy, es un volcán ¿apagado? ¿Usted qué cree?