Conmover a México
¬ Juan Manuel Magaña miércoles 24, Sep 2014Política Spot
Juan Manuel Magaña
El país sigue su marcha, quién sabe hacia dónde, sin que nadie esté a salvo. Ahí esta el asesinato del diputado federal priísta, Gabriel Gómez Michel.
El cuerpo de dicho legislador fue encontrado calcinado en el municipio de Ajulco, en Zacatecas. Había sido alcalde del municipio de El Grullo, Jalisco. Era diputado federal por el distrito VIII, con sede en Autlán, al sur del estado, y fue hallado sin vida en una camioneta Suburban, color blanco, junto con uno de sus asistentes, que también estaba calcinado.
El diputado fue secuestrado la tarde del lunes en el cruce de Periférico y 8 de Julio, municipio de Tlaquepaque; se dirigía hacía el Aeropuerto Internacional de Guadalajara para abordar un vuelo y regresar a la ciudad de México.
La necia realidad, manera ostensible, se encarga de recordarnos que ese grave problema de inseguridad, de violencia y desprecio a la vida que padece México desde hace ya muchos años no está, ni de cerca, comenzando a ser resuelto.
Tan lamentable es la muerte de ese diputado como la de su asistente y como la de las otras miles de víctimas anónimas, no visibles para la sociedad, del crimen organizado que carcome a este país. Mientras los grandes medios se callan la persistente violencia, ayer nos enteramos también que de Calderón para acá (mayo de este año), más de mil 750 menores han muerto en sucesos relacionados con el combate a la delincuencia organizada.
La Red por los Derechos de la Infancia (Redim) entregará este jueves al Comité de Derechos del Niño de Naciones Unidas en Ginebra, Suiza, su informe alternativo sobre la situación de garantía de derechos de niñas, niños y adolescentes en México, en el que señala que en los últimos años se incrementaron los feminicidios, asesinatos y desapariciones de niñas, niños y adolescentes.
Vivimos, se afirma, una “escalada de violencia social” en diferentes partes del país, aunada a la situación de lucha contra el crimen organizado. Y es por ello que se ha incrementado el porcentaje de homicidios de niñas y adolescentes entre 15 y 17 años, pues sólo en 2011 y 2012 aumentó 12.2 por ciento frente a 9.1 en el caso de los hombres, esto es, tres puntos porcentuales de diferencia.
Dicho informe está basado en datos de organizaciones civiles y apunta que la atrocidad de que a escala nacional hay 810 niñas desaparecidas, de las cuales 361 tienen entre cero y 12 años, y 449, entre 13 y 17 años de edad.
Hay un apartado del informe denominado “Niñas, niños y adolescentes en contexto de violencia armada”, que indica que entre 2000 y 2012 la tasa de muertes por homicidios en la población de 0 a 17 años pasó de 1.7 muertes por cada cien mil habitantes a cuatro muertes por cada cien mil; es decir, el incremento fue de 235 por ciento.
En Chihuahua, el incremento de esa tasa fue de 351 por ciento en el mismo periodo, pasando de 2.9 muertes en 2000 a 13.1 muertes en 2012. En Guerrero, el aumento fue de 535, y en Tamaulipas, 600 por ciento.
En el informe resalta que la población adolescente de 15 a 17 años es la más afectada por el recrudecimiento de la violencia. De 2007 a 2012, la tasa de mortalidad por homicidios en este grupo creció 5.3 por ciento por cada 100 mil habitantes, a 16.3 por ciento.
Las cifras son abrumadoras. La parte más vulnerable de la sociedad es devorada por esa violencia. Por eso no es de extrañar que a estas alturas del sexenio las madres de tanta mujer asesinada en Ciudad Juárez sigan tocando puertas para ver quién les hace justicia, pues se niegan a que sus hijas tengan una segunda muerte, que es la del olvido.