Sonora: no pasa nada
¬ Juan Manuel Magaña lunes 15, Sep 2014Política Spot
Juan Manuel Magaña
Está claro el tipo de desastre y magnitud de lo que pasó en Sonora. Esta clarísimo quien fue el responsable. Es nítida la forma en que el gobierno estatal le ha fallado a sus gobernados, incluso les ha dado la espalda. Y es más que obvio que el gobierno federal debiera haber castigado ya ejemplarmente semejante desmedro.
Lo que no está claro es por qué no ha pasado nada en esos términos lógicos. Lo realmente extraño es cómo de algo tan claro los actores se empeñan en jugar un papel absolutamente confuso.
Partamos del hecho de que la comisión especial de la Cámara de Diputados que investiga el derrame de sulfato de cobre en los ríos Sonora y Bacanuchi, encontró que Grupo México y su subsidiaria Buenavista del Cobre ‘‘mostraron indolencia ante la magnitud del problema, por lo que pusieron y siguen poniendo en peligro a las poblaciones afectadas y no cabe la menor duda de que han incurrido en delitos en materia ambiental’’.
Estamos hablando de un crimen enorme. El informe de los diputados así lo indica: ‘‘Se constató que la empresa mintió al no informar del derrame e incluso fue sorprendida días después, de acuerdo con lo señalado por funcionarios federales, canalizando y bombeando las sustancias contaminantes al río’’.
La primera justificación de la minera, se agrega, fue que el derrame se ocasionó por lluvias atípicas, lo cual no ocurrió, como demostraron el Servicio Meteorológico Nacional y la Conagua. Entonces, la compañía atribuyó el incidente a la ruptura de un tubo del represo construido por Terracería, Construcciones y Vías Férreas (Tecovifesa), compañía que participó en la obra del Acueducto Independencia, promovida por el gobernador panista Guillermo Padrés Elías.
En síntesis, los diputados de todos los partidos corroboraron la semana pasada que la subsidiaria Buenavista del Cobre mintió sobre el origen del derrame y escondió el hecho al menos dos días.
Resulta que los diputados de la comisión especial realizaron, la semana pasada, un sobrevuelo en helicóptero por la zona afectada y redactaron un reporte: ‘‘Esta comisión especial detectó diversas irregularidades por parte del Grupo México, ya que durante el sobrevuelo en la región se observó que no se han realizado las reparaciones necesarias a la infraestructura de represos de lixiviados de la minera Buenavista del Cobre, los cuales ocasionaron el derrame de sustancias tóxicas’’.
El texto recuerda que el pasado 6 de agosto, debido a una falla en la tubería de salida de un represo de la mina, se provocó un derrame de más de 40 mil metros cúbicos de lixiviados de cobre (CuSO4), arsénico, cadmio, cromo, mercurio y ácido sulfúrico en el río Bacanuchi, afluente del río Sonora.
Al día siguiente, habitantes de la zona informaron a la Unidad de Estatal de Protección Civil del gobierno de Sonora de la coloración inusual del cauce, pero la empresa notificó el 8 de agosto vía telefónica y formalmente apenas el 12 de agosto.
Peor aún, la comisión especial da cuenta de negligencia criminal: que el tubo del cual se derramaron 40 mil metros cúbicos de sulfato de cobre ‘‘no ha sido arreglado’’, esto es, que la fuga continúa.
Los diputados de la comisión se percataron de tal situación que hasta recomiendan que ‘‘ante tales circunstancias la mina no debiera estar en operación, porque no sabemos dónde se están depositando los desechos tóxicos’’.
Pero no ha pasado nada. El gobernador Padrés, teniendo una gran cola que le pisen, se da el lujo de proponer el despido de funcionarios federales y el gobierno de la República le responde que eso es atribución presidencial, al mismo tiempo que anuncia la creación, por parte de Grupo México, de un insuficiente fideicomiso de 2 mil millones de pesos para empezar a resarcir los daños en el lugar. Luego envía un equipo de altos funcionarios, se supone que para hacerse cargo del problema.
El caso es que el tubo no ha sido arreglado y la mina sigue en operación. No pasa nada.