Chente emociona hasta las lágrimas… Inolvidable
Espectáculos viernes 12, Sep 2014- Arrancó la “gira del adiós” de Vicente Fernández con una marcada nostalgia de sus fans
Gloria Carpio
Con marcada fastuosidad, nostalgia y entusiasmo de sus fans, Vicente Fernández, “El Charo de Huentitán”, arrancó su “gira del adiós” con el primero de 11 conciertos que ofrecerá en el Auditorio Nacional.
Fue un obligado acontecimiento, donde hubo de todo, desde un homenaje que él mismo improvisó a la lealtad y gratitud de su mariachi “Azteca”, hasta la petición que con lágrimas formuló para que sus seguidores rezaran un Padre Nuestro para Joan Sebastian, que tuvo que suspender sus presentaciones porque se encuentra delicado de salud debido al cáncer que padece y en este momento es sometido a molestas quimioterapias que le aplican para erradicar su mal.
A Vicente Fernández se le quebró claramente la voz, pues con ese motivo recordó y agradeció “de todo corazón”, las oraciones que le prodigaron para que él volviera a pisar un escenario y mencionó que hace apenas unos meses pudo vencer el cáncer de hígado y luego superó una trombosis pulmonar.
A sus 74 años el hombre confesó que se retirará para siempre y por eso se presentó “con el corazón en la mano” y lleno de melancolía, en razón que definitivamente estas serían sus últimas fechas que se presenta en la capital.
Por supuesto, el Auditorio Nacional fue abarrotado por 10 mil personas (es su cupo) y el hombre que al mismo tiempo está cumpliendo 50 años de trayectoria cantó una tras otra 38 melodías en 140 minutos (dos horas con 20) y con ello no cubrió ni la mitad de su repertorio.
Las canciones más celebradas fueron “Acá entre nos”,, “La Ley del monte”, “El rey”, “Mujeres Divinas”, “Estos celos”, “Cien años”, “Por tu maldito amor”, “Lástima que seas ajena”, “Hermoso cariño, “Para siempre”, “De qué manera te olvido” y “Volver volver”.
El hombre se retira embarnecido y con una notable papada, pero con una voz más potente que la que se le escuchó en sus mejores tiempos, pues alcanzó con facilidad y exactitud los tonos más altos de sus canciones y se dio el lujo de alejar el micrófono para constatar la potencia de su garganta. Lo hizo al interpretar “Acá entre nos”.
Independientemente de mantener la permanente atención de su audiencia, llamó a una mujer del público para obsequiarle el moño blanco que portaba en el cuello y a la salida tuvo que desprenderse toda la botonadura de su traje negro de charro, pues todo mundo quería llevarse un recuerdo.
Exactamente a la mitad del concierto, Vicente Fernández solicitó a un integrante de su staf que le ayudara a retirarse el cinturón (movimiento más bien simbólico en una despedida) para poder dejar la pistola que portaba y explicaría segundos después que se estaba ahogando y “al cabo ya no voy a pelear, ya para qué quiero pistola”.
Las cinco pantallas gigantes hicieron ver al “Charro de Huentitán” en toda su dimensión, a grado tal que él mismo presumiría que lo transmitido por tres de esas cinco pantallas, era de su producción.
Estaba programado que la última melodía fuera “Millones de gracias”. Pero no fue así, la gente no sólo aplaudió, exigió que el hombre siguiera cantando y Vicente Fernández salió al escenario profundamente emocionado para preguntar “¿No se han llenado?, ¿quieren más?. pues ya saben que mientras no dejen de aplaudir y gritar, yo no dejo de cantar hasta que desquiten lo que pagaron”.
Y repitió “Volver volver”, por haber sido el tema que lo catapultó a la fama a nivel internacional y se dio tiempo para recordar que estos serán 11 conciertos que se extienden hasta el mes de octubre.