El desastre sonorense
¬ Juan Manuel Magaña miércoles 10, Sep 2014Política Spot
Juan Manuel Magaña
El gobernador de Sonora, el panista Guillermo Padrés Elías, soltó ayer una auténtica bomba declarativa.
Afirmó sin rodeos que los delegados federales de la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa), de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) y de la Comisión Nacional del Agua (Conagua) sabían desde antes del 6 de agosto de las irregularidades en el manejo de contaminantes en la mina Buenavista del Cobre, del Grupo México, y por “omisión o encubrimiento” no actuaron para evitar el desastre ecológico en el río Sonora.
Y es más, el mandatario estatal exigió la renuncia del titular federal de la Profepa, en tanto que aseguró que los delegados de esa dependencia “ya no serán aceptados en las reuniones del Comité de Atención a Emergencias”, que cada semana analiza la emergencia en el río Sonora.
Y como si no bastara, el rector de la Universidad de Sonora, Heriberto Grijalva Monteverde, aseguró que la contaminación del mentado río, provocada por las actividades mineras en Cananea, ya tiene décadas, y advirtió que será complicado determinar cuáles de los daños causados a la naturaleza y a las aguas subterráneas fueron generados en el más reciente derrame de 40 millones de litros de tóxicos.
Los contaminantes generados por Grupo México, dijo, se han acumulado ahí durante décadas.
Ante todo estamos hablando del mayor desastre ambiental causado por una minera en aquella entidad (Buenavista del Cobre, en Cananea, perteneciente al Grupo México, cuyo dueño es Germán Larrea, el tercer hombre más rico del país).
La propia información del gobierno federal ha admitido que esta descarga de lixiviados mineros con arsénico, níquel, fierro, cobre, cadmio, manganeso y aluminio, ponen en riesgo a por lo menos 22 mil personas que habitan en 7 municipios aledaños a los ríos Sonora y Bacanuchi: San Felipe, Arizpe, Aconchi, Banamichi, Ures, Baviácora y Hermosillo.
El problema es inmenso y es hora que no ha rodado ninguna cabeza importante en el asunto. Lo que denuncia el gobernador Padrés simple y sencillamente apunta al sistema de corrupción, encubrimiento e impunidad de siempre.
Tendrá que probarlo, pero de entrada su revelación descorre un velo que, como todo mundo supone, oculta la verdad de lo ocurrido allá.
El día anterior, la Comisión Estatal de Derechos Humanos (CEDH) interpuso una demanda penal y otra civil contra quien resulte responsable por la contaminación que afecta al río Sonora, en perjuicio de más de 22 mil habitantes de siete municipios.
El ombudsman Raúl Ramírez Ramírez, dio a conocer que las denuncias se interpusieron en la delegación de la Procuraduría General de la República (PGR) en Hermosillo, el viernes pasado, y se ratificaron este lunes. “La denuncia –informó- es por delitos de omisión, por el daño, y hay que recordar lo siguiente, que lo que ocurrió fue por falta de supervisión, pero también por negligencia de la mina”.
El defensor dijo más: “hay elementos de prueba suficientes para acreditar la negligencia; eso fue la causa para que se diera el derrame. Grupo México tenía la obligación de vigilar la construcción de la represa (de la que se derramaron más de 40 millones de litros de tóxicos en agosto pasado), es el garante y directamente responsable”.
Con esto y con lo la denuncia-revelación hecha por el gobernador, el cuadro problemático de Sonora queda más o menos completo como para que ya de veras se proceda a fondo.
Deseable es que el gobernador haya sido objetivo y que no solo esté tratando de politizar el asunto en función de su condición partidista.
Ayer mismo, el pleno de la Cámara de Diputados aprobó las comparecencias en comisiones, y su formato, de 16 funcionarios federales en el marco del análisis del Segundo Informe de Gobierno del Presidente, Enrique Peña Nieto, que deben concluir antes del 30 de septiembre. Y entre ellos están el titular de la Semarnat, Juan José Guerra Abud, junto con el responsable de la Profepa, Guillermo Haro Bélchez.
Ahí los diputados podrán tomar cartas en el asunto.