Fraudulenta hasta las cachas
¬ Juan Manuel Magaña martes 9, Sep 2014Política Spot
Juan Manuel Magaña
Cuando a Jesús Zambrano se le preguntó sobre el reparto de despensas como una forma de comprar el voto en la elección perredista, el dirigente contestó que “eso no fue generalizado” y que “no lo quiero magnificar, pero tampoco minimizar”.
Pero no nos hagamos, la elección interna del PRD fue el cochinero de siempre. Aquí no vale decir que la corrupción es chiquita tratando de convencer de que es aceptable lo que hace el incorregible partido “de izquierda”.
Siendo objetivos, sin incurrir en exageración, las elecciones internas del PRD celebradas el domingo para designar consejeros estatales, nacionales, municipales y delegados a su asamblea nacional carecieron de incidentes mayores, pero estuvieron plagadas de quejas por la compra de votos, el acarreo de militantes y el retraso en la instalación de casillas.
Es innegable que proliferaron prácticas fraudulentas como la compra y/o coacción del voto, el acarreo, el reparto de despensas, la afiliación irregular, el rasurado del padrón, el robo de papelería electoral, el acarreo, el carrusel, la intromisión de grupos priistas en la votación, la no instalación de algunas casillas, los golpes entre miembros de distintas tribus y la comisión de delitos electorales.
Todo esto ocurrió y no se le puede pedir a la sociedad que vea en ello irregularidad chiquita. Eso es querer manipularla y eso es lo que curiosamente ya hacen los grandes medios, en auxilio de “Los Chuchos”, a quienes está por pasarles encima el partido de López Obrador.
Tampoco se puede exagerar lo que constató la autoridad electoral que organizó estos comicios. La presidenta de la Comisión de Prerrogativas y Partidos Políticos del Instituto Nacional Electoral, Pamela San Martín, informó que en la elección perredista participaron un millón 867 mil militantes, lo que significó el 40.01 por ciento de su padrón nacional.
Una participación muy por debajo de la mitad no es para decir, como lo hace Jesús Zambrano, que las elecciones internas fueron “exitosas”.
Exitosas en qué, si ni siquiera motivaron a los más de dos millones de firmantes que el PRD asegura haber captado para exigir una consulta sobre el futuro del petróleo.
Es de lo más obvio lo que para Zambrano significa la palabra “exitosa”: tan sólo un respiro por el hecho de que la caída abrupta no se ha producido.
Zambrano mismo lo dice: “muchos esperaban el funeral del PRD, yo creo que hasta flores y coronas compraron para depositarlas, pero no, no sucedió eso, yo veo a un PRD maduro, fuerte. Si hubiera una desbandada del partido, no hubieran votado 1 millón 800 mil personas”.
Zambrano estará en su papel de no ver más que el “gran nivel de madurez” que ha alcanzado el PRD en su conjunto. Es el caso del vaso medio lleno. Lo cierto es que esta elección estuvo plagada de prácticas fraudulentas, mecanismos electorales ilegítimos; estuvo llena de lo mismo que muchos perredistas critican, sencillamente por también son iguales a lo que repudian o dicen repudiar.
Y esa elección “exitosa” es la antesala de lo que viene en el consejo nacional perredista, el próximo 5 de octubre, para designar al sucesor de Jesús Zambrano.