Nuevo tablero político
Francisco Rodríguez martes 6, Jul 2010Índice político
Francisco Rodríguez
POCO TIENEN DE qué presumir César Nava y Jesús Ortega. No son ellos -menos aún el señor Felipe Calderón- quienes se alzaron con los triunfos electorales en Oaxaca, Puebla y Sinaloa. En todo caso, han sido los “tontos útiles” -para usar una expresión que Fernando Gómez Mont sacó del clóset de lo demodé-, o meros peones, de otras fuerzas políticas que ahora se enseñorean sobre ellos.
El nuevo tablero político del país tiene sin duda a Elba Esther Gordillo como dama o reina. Es sin duda la pieza más poderosa en el juego político mexicano, debido a la amplitud de movimientos que puede llegar a realizar. No es metafórico – de acuerdo a datos transcritos de la Wikipedia-, que la dama haya venido a sustituir a otra pieza menos poderosa, la alferza, que sólo avanza para adelante y mucho más para atrás.
Oaxaca, Puebla y Sinaloa tendrán nuevos gobernadores, merced precisamente a esa amplitud de movimientos de la maestra Gordillo.
Hay una torre (A1) que refuerza su posición merced al triunfo de Gabino Cué. Es Andrés Manuel López Obrador quien se mueve tanto horizontal como verticalmente, hacia delante y hacia detrás, sin límite de casillas. Lo ha reconocido así a quien preliminarmente se ha señalado ya como sucesor de Ulises Ruiz.
En esa misma hilera, otra torre (A8), refuerza su presencia en Zacatecas y podría decirse que hasta en el vecino Aguascalientes. Se trata del senador Ricardo Monreal, quien ocupa así el centro geográfico del territorio nacional. Monreal derrota a “Los Chuchos”, a “Los Amalios”, incluso a Marcelo Ebrard, quienes pusieron sus magras carnes sobre el asador zacatecano.
Moviéndose dos casillas en dirección horizontal y una en dirección perpendicular a la anterior, Manlio Fabio Beltrones y sus segundas manos, Emilio Gamboa, contribuyeron a los triunfos de los candidatos en Chihuahua y Aguascalientes. Más caballero, el sonorense Beltrones también puso en jaque al PAN en Baja California, donde se hizo de las alcaldías y de la mayoría de las curules de la Legislatura estatal.
Moviéndose en diagonal, Enrique Peña Nieto se impuso en Hidalgo, Tamaulipas y Quintana Roo. Es el alfil a quien “le comieron” Oaxaca, casilla desde la que esperaba lanzarse a la búsqueda de la posición de rey.
Oaxaca tiene otro damnificado: Roberto Madrazo, quien ya sólo verá como espectador los movimientos en el tablero hacia el 2012.
En Sinaloa, la moneda está en el aire. Si, como se prevé, gana Malova, los beneficiarios serán Juan S. Millán y, otra vez en diagonal, Beltrones.
Beatriz Paredes perdió en Tlaxcala. Va en retirada y a refugiarse en el único enclave que volverá a ser suyo: la Cámara de Diputados.
En Veracruz triunfa Fidel Herrera Beltrán. Es significativo, dado que es esa la entidad en la que, de acuerdo a las crónicas, Felipe Calderón tomó cual cuestión personal -más que en otros casos- el proceso comicial para beneficio de la víctima de su más recordado “pastelazo”.
“Voy con todo en Veracruz”, le habría dicho el ocupante de Los Pinos al mandatario oriundo de Nopaltepec, al término de una más de las muchas reuniones que, para hacer frente a la delincuencia organizada, había encabezado el michoacano en el Salón Tesorería del ocupado Palacio Nacional.
Y “con todo” entró Calderón a la contienda. Recursos millonarios en apoyos asistenciales a través de prácticamente todas las agencias de la fallida administración -Sedesol, Agricultura, et al—, así como prácticas que en su conjunto dieron origen a la llamada “guerra sucia”. Así y todo, Herrera se alzó con el triunfo.
Quiso Calderón equipararlo a los perdedores Ulises Ruiz y Mario Marín. El veracruzano demostró ser de una madera diferente.
Así es como el México político se dirige al 2012.
¿De verdad creen Calderón, Nava y Ortega ser los triunfadores?
En las casillas del tablero político brillan otras casillas.
Y no son precisamente las de aquél que ocupa la del rey. Menos aún las de sus peones.
Índice Flamígero: Habrá que jubilar a muchos de quienes durante ya más de una década se han convertido en una suerte de IFE paralelo: los directivos de las casas encuestadoras. Usando a la televisión, mostraron el enorme fracaso de sus encuestas de salida. Igual de fallidos que el Instituto que encabeza Leonardo Valdés, pues.