El Pacto llegó a su fin, ahora viene la contienda por el poder
Roberto Vizcaíno jueves 21, Ago 2014Tras la puerta del poder
Roberto Vizcaíno
- La entrevista fue realizada por 6 periodistas representativos de todos los medios
- El presidente Peña Nieto advirtió que el gran logro después de las reformas, fueron los acuerdos
- Aquí mismo el 8 de este agosto advertimos que con la aprobación de la energética se abría la contienda política
El presidente Enrique Peña Nieto no le dio vueltas y salió antenoche a dar su propia versión, opinión y respuestas respecto no sólo de las 11 grandes reformas estructurales aprobadas durante sus 20 meses de gobierno, sino que le entró a otros grandes temas nacionales e internacionales.
Escogió para ello hacerlo desde el Palacio Nacional y una institución indubitable, el Fondo de Cultura Económica, ahora dirigida por uno de los más prestigiados y experimentados periodistas, José Carreño Carlón.
El panel de interrogadores lo integraron los periodistas Denise Maerker, Lilly Téllez, Ciro Gómez Leyva, León Krauze, Pascal Beltrán del Río y Pablo Hiriart.
Fue aplicar la vieja y muy probada fórmula de enfrentar al personaje a un grupo de profesionales de medios y posiciones variadas que de alguna forma garantizaron con sus preguntas el sentir y las dudas de la población.
Claro, no estuvieron representados los ciudadanos que todo lo critican y todo lo reprueban. Ni los periodistas afines a ellos. Esos no tienen espacio en los tiempos ni de los medios invitados ni los del mandatario. Y es simple: no se trata de discriminar a nadie. Lo que ocurre es que diga lo que diga Peña Nieto, estos ciudadanos nunca estarán de acuerdo con el funcionario. ¿Entonces para qué perder el tiempo en eso?. Esos periodistas y ciudadanos son los que ayer y ahora y mañana y siempre criticarán y descalificarán todo lo que hizo o dijo el mexiquense. Desde la forma en que habló, se paró o el lugar donde se realizó la entrevista. Todo.
Para el resto, que creo somos la gran mayoría de los mexicanos, Peña Nieto explicó que el Pacto por México ya dio de sí, lo que tenía que dar al promover y negociar en su seno las reformas aprobadas, y pese a que todavía hay compromisos en la agenda como la reforma del campo y otras que están pendientes.
Sin embargo, dijo, una vez aprobadas las 11 grandes reformas estructurales la experiencia es que todas las fuerzas políticas, por más diferencias que tengan entre sí, pueden con madurez democrática caminar juntas y negociar acuerdos a favor de México.
Recordó que en la mesa del Pacto por México se negociaron y fijaron una serie de agendas que al final salieron adelante con la aprobación y el apoyo de todos ellos, porque unos apoyaron una y otros otras como fue en el caso de la energética y hacendaria, con la construcción de mayorías.
“Yo creo que este clima y este espíritu no debe perderse en aras de la competencia política… siempre dijimos que entre los partidos es natural que haya diferencias entre ellos, pero lo que han aportado realmente a la construcción de una plataforma para que México tenga mayor desarrollo sin duda es digno de aplaudir, es digno de reconocerse.
“Y (a partir de eso, hoy) entraremos, a lo que es natural en toda democracia que es la competencia (por el reparto del poder), que genera un ambiente de efervescencia, de señalamientos, de descalificaciones, de dimes y diretes, propios de cualquier competencia política, pero eso no riñe ni le resta mérito a lo que se ha alcanzado”, subrayó.
En respuesta a una de las preguntas formuladas, el presidente Peña Nieto dijo no temer el resultado de la consulta popular que promueve la izquierda con el fin de echar abajo la reforma energética.
Consideró que él y su gobierno han sido muy claros durante el proceso de debate y aprobación de las reformas ya que su posición al presentar las iniciativas correspondientes, fue la de dialogar siempre con todas las fuerzas políticas pertenecientes al Pacto por México, y ser respetuoso de que el Congreso de la Unión hiciera el debate y se enriqueciera con las posiciones de las distintas fuerzas políticas.
Peña Nieto insistió en que todo lo vivido durante los 20 meses que lleva su administración, ha servido para un fortalecimiento de la democracia mexicana, la cual está hoy “más consolidada y más fuerte”, afirmó.
Y agregó:
“Eso fue justamente lo que ocurrió con el Pacto por México: una voluntad cedida de todas las fuerzas políticas y del gobierno de la República para anteponer intereses particulares, propios de partidos y de gobierno en aras de construir acuerdos y consensos”.
FIN DEL PACTO
Durante su encuentro con los periodistas fue enfático al afirmar que el Pacto por México ya cumplió:
“El Pacto, creo yo, ya dio de sí… creo que el Pacto llegó a cumplir con una finalidad, con un objetivo, que fue una agenda y el procesamiento de esa agenda de reformas.
“Aquí merecen amplio reconocimiento todas las fuerzas políticas que respaldaron este acuerdo por transformar a México, por hacer cambios estructurales, es decir nuevas plataformas que permitieran que el país pudiera crecer, tener mejor dinamismo económico y mayor desarrollo social”.
Negó que la negociación realizada entre él y las fuerzas políticas de la oposición se haya realizado dentro de un ambiente de competencia, de buscar vencer y no ser vencido.
Fue obviamente una negociación, dijo, en la que todas las partes cedieron en algo lo cual no significó que nadie pasara por encima del otro.
En pocas palabras consideró que las 11 reformas estructurales aprobadas hasta ahora marcaron el hartazgo de un país cansado de no poder avanzar.
Hubo, dijo, la convicción de que México debía cambiar su ritmo porque, de otra forma, por muy buena administración que se hubiera realizado, difícilmente podría haber roto con una inercia que llevaba años, decenios de inmovilidad en el crecimiento… de tener un crecimiento económico mediocre.
En este encuentro el presidente Enrique Peña Nieto confirmó lo que nosotros informamos el viernes 8 de este agosto en este mismo espacio, cuando señalamos que, una vez aprobada la reforma energética, terminaba la tregua entre los partidos.
Y recordábamos que no pocos priístas que se mantuvieron al margen de los señalamientos de la oposición durante el proceso de negociación y aprobación de las reformas, lo hicieron para no entorpecer este proceso.
En aquel escrito relatamos que para no pocos gobernadores, alcaldes, senadores, diputados y dirigentes del PRI este último año 9 meses ha sido un martirio.
Eso ocurría porque no entendían por qué el presidente Enrique Peña Nieto les pedía aguantar, no acelerarse, no hacer caso de los arranques e imposiciones de una oposición que ellos sabían débil, sobrerrepresentada, inexperta, abusiva, prepotente pero que se paraba en cualquier foro para acusarlos de todo.
A todos estos políticos del sistema, no se les daba fácil eso de poner la otra mejilla ante una ofensa, un golpe bajo, una campaña donde los buenos eran los del PRD y los del PAN mientras que los del PRI se replegaban.
Simplemente no podían comprender cómo Peña Nieto colocaba a Madero y a Zambrano casi como iguales en los eventos del Pacto por México.
En su momento recibieron a regañadientes eso de guardar distancias y dejar pasar, no criticar, no quejarse, no atender los reclamos de alguna parte de la prensa que les pedía su opinión ante el sainete de una bancada panista confrontada en el Senado de la República, que marcaba la agenda prácticamente a todo el Congreso de acuerdo a sus pleitos internos.
Se les atragantaban a su vez los posicionamientos de los perredistas quienes les lanzaban toda clase de adjetivos mientras exigían privilegios e imponían dictados en las reformas en trámite.
No entendían por qué tenían que soportar que esa minoría que de izquierda no tiene ni el nombre, que no logró una fuerza representativa en el Congreso a través del voto, los arrinconara con epítetos, acusaciones y mentadas en San Lázaro o en el Senado, cuando hubiera sido muy fácil ponerlos en su real dimensión.
Bueno, la respuesta se las dio antenoche Peña Nieto al decirle al país que una vez concluido el Pacto por México, ahora viene de lleno la disputa entre los partidos por el reparto del poder. Es decir, ahora en lugar de saludos y sonrisas, vienen los golpes electorales.