Villarreal, el fiestero
¬ José Antonio López Sosa miércoles 20, Ago 2014Detrás del Poder
José Antonio López Sosa
Hay una clara línea entre la vida pública y privada de los políticos, así como de cualquier persona en general. Cuando alguien decide dedicarse a la vida pública –en este caso, la política– debe saber diferenciar ambas facetas de su vida, la pública y la privada.
Un diputado lo es las 24 horas del día, los 365 días del año.
Tiene en efecto una vida privada, sin embargo, sus acciones dentro de ella cuando se vuelven públicas deben ir acorde con la investidura que representa, en este caso como integrante del Poder Legislativo y militante de un partido político, el ciudadano espera que se comporte de una forma congruente.
El diputado Villarreal compró un departamento en poco más de 8 millones de pesos en la calle de Euler, lo comparte con la diputada Merilyn Gómez (Movimiento Ciudadano), si bien las relaciones interpersonales y el domicilio de ambos diputados es cosa privada, el costo que pagaron (o pagó) son de interés público, sobre todo por tratarse de un par de servidores públicos.
Además, habrá que recordar lo que el diario Reforma dio a conocer con relación a las fiestas que se realizaban en ese departamento.
En lo personal visitando a una buena amiga que vivía en el mismo edificio, me tocó ser testigo de uno de esos «pachangones». Villarreal y Gómez contrataban una mudanza para sacar sus muebles, rentaban salas lounge y prolongaban sus fiestas de forma estrepitosa.
Ahora bien, las fiestas son cosa privada, en efecto.
El hecho es que por un lado, mostraban un gran poder de gasto en ellas, aturdían a los vecinos y además, había personal de la policía capitalina tanto en la puerta del edificio como en las esquinas adyacentes.
El abuso de autoridad llegó a tal grado que la policía pedía hacer revisiones a los mismos vecinos del edificio.
Meses más tarde vino el video que todos conocemos, ese donde Villarreal baila con “Montana”, le baja el vestido y se muestra como el alma de la fiesta en una de las noches de las reuniones panistas en Puerto Vallarta.
¿La fiesta era privada?, seguramente, ¿pagada con recursos públicos?, no lo sabemos. ¿En qué afecta a la ciudadanía que un diputado como Villarreal baile con una mujer dedicada a los bailes exóticos y desnudos?, en que se trata de un legislador que pertenece a un partido moralista, que está contra la legalización de la prostitución, contra el aborto, contra el matrimonio entre personas del mismo sexo, etcétera, ¿dónde queda la congruencia?.
Ese es el meollo del asunto. El diputado Villarreal puede hacer con su vida lo que desee. Puede hacer grandes fiestas mientras sus vecinos lo permitan, puede contratar mujeres, prostitutas, bailarinas, en fin, ese no es asunto público, sí lo es mientras sea legislador, político y persona pública, punto.
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