La crisis panista
¬ Augusto Corro martes 19, Ago 2014Punto por punto
Augusto Corro
La semana pasada intentó el ex presidente Calderón regresar, oficialmente, a la política activa. Para tal fin, presentó un libro (“Los retos que enfrentamos”) sobre su administración, que no dijo nada nuevo. En su presentación estuvieron sus amigos y algunos colaboradores de “ligas menores” y familiares. El retorno político estuvo desangelado y no logró las expectativas esperadas. Tampoco el momento político fue tan oportuno.
En Acción Nacional se viven momentos difíciles luego del video en el que se exhibió a la flor y nata de diputados blanquiazules en franca parranda a base de sexoservidoras, alcohol y música, durante su reunión plenaria, en Puerto Vallarta, en enero pasado.
A raíz de este escándalo, del que ya informamos oportunamente, el líder panista, Gustavo Madero, destituyó a Luis Alberto Villarreal que se desempeñaba como coordinador de la bancada panista en San Lázaro. La misma suerte corrió el vicecoordinador parlamentario Jorge Villalobos.
El reventón provocó críticas agudas contra los panistas y el propio partido por su doble moral: los blanquiazules siempre se manejaron como políticos rociados con agua bendita y devotos asiduos a los confesionarios. En la videograbación, los legisladores demostraron que son tan pecadores como cualquier político, incluido el ex dirigente priísta, Cuauhtémoc Gutiérrez de la Torre.
En este escenario fue el regreso de Calderón, quien además tuvo la oportunidad de manifestar sus puntos de vista sobre el reventón.
“Evidentemente es una circunstancia muy penosa para todos los panistas, muy dolorosa, a mí me parece que son expresiones de un proceso de corrupción no sólo en el sentido económico, moral, político, que espero que ya haya tocado fondo con estos hechos”, dijo.
Claro, Calderón aprovechó la oportunidad para enderezar su ataque contra Gustavo Madero, su enemigo potencial, con el que desde hace varios años inició una lucha por el poder panista. Sólo que el ex mandatario siempre resultó derrotado. Basta recordar que Madero no apoyó al “delfín” Ernesto Cordero en su precandidatura a la Presidencia de la República.
También Madero le ganó la presidencia del PAN a Cordero, en una guerra que perdió Calderón y que posiblemente marcó el fin del calderonismo en Acción Nacional.
75 AÑOS DE PANISMO
El próximo mes de septiembre el Partido Acción Nacional (PAN) llegará a los 75 años de su fundación. Los propios panistas reconocieron que el cumpleaños se festejará en medio de un estado de deterioro interno en ese organismo político.
Y no son pocos los blanquiazules que señalan al michoacano como uno de los causantes del deterioro en el partido. Dicen que desde su sexenio impuso presidentes y a candidatos de ese partido y solapó la deshonestidad de altos servidores públicos.
En términos generales, Calderón extendió la corrupción hacia su partido y a Madero le tocó continuarla. De esta manera se explica el “financiamiento” a sus actividades políticas a través de los casinos, las extorsiones a alcaldes conocidas como “moches”, etc., según los adversarios políticos del chihuahuense. En diferentes medios ya se empieza a hablar de que la inconformidad de los panistas será canalizada por nuevos grupos o corrientes que buscarán rescatar los principios del PAN, que se encuentra en una profunda crisis.
EL SALARIO MÍNIMO
Más que oportunista y sin sentido resulta la demanda de incremento al salario mínimo planteada por la dirigencia panista, encabezada por Gustavo Madero. Este planteamiento de la cúpula blanquiazul sólo refleja lo apurada y necesitada que se encuentra para superar la ola de escándalos que abollaron la imagen del partido en los últimos meses.
Para empezar, se trata de una lucha salarial que nació muerta, porque no se trata que de un plumazo se suban los salarios. Todo mundo sabe que el incremento de los sueldos obedece a factores económicos y no al simple gusto o placer de subirlos.
Si bien es cierto que la maquinaria (Comisión Nacional de los Salarios Mínimos) no ha desempeñado bien sus funciones, tampoco los gobiernos, principalmente en los sexenios panistas, se empeñaron en instalar la infraestructura apropiada para el progreso de México.
Y si no se cuenta con condiciones de progreso, no habrá manera de conseguir mejores salarios. Se trata pues, de un círculo vicioso que puede ser explotado positivamente por la demagogia panista.
Una cosa es que todos quiere un mejor salario y otra que se consiga porque se trata de un anhelo panista que con su campaña, sin sentido, borrar la imagen negativa del partido al que la llevaron sus dirigentes ambiciosos y corruptos. Madero podrá juntar las firmas que quiera para apoyar el incremento salarial, aunque no habrá oportunidad de llevarlo a cabo. La crisis de Acción Nacional no será superada con consultas sobre el sueldo mínimo, pues lo que perdió es algo más profundo como sus tradiciones, sus valores y principalmente sus principios.
Las nuevas corrientes que empiezan a funcionar en el PAN tienen la obligación moral de rescatar a su partido.