Cambios, cambios, cambios
¬ Juan Manuel Magaña jueves 7, Ago 2014Política Spot
Juan Manuel Magaña
“Cambios” es la palabra que comienza a sonar con fuerza en todos los círculos políticos. Cambios a nivel gubernamental y legislativo, fundamentalmente. Y todos de cara al 2015 porque pasado el furor (contra) reformista no son pocos los que van en estampida en busca de una nueva posición.
A un mes de que inicie el último año de esta 62 legislatura, ya se dan las pláticas informales para ver quién va a quedar como presidente de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados, que por acuerdo entre los grupos parlamentarios corresponde al PRD.
Pero aunque ese acuerdo existe, legisladores del PAN, PRI y Partido Verde ponen trabas con su preocupación de que alguien que haya participado en eventos como tomas de tribuna o el cierre del salón de sesiones sea la que ocupe la presidencia en turno. Y claro que esa preocupación se las despierta la perredista y actual vicepresidenta de la mesa, Aleida Alavez.
Es obvio que priístas y panistas sólo se sienten cómodos con alguien del PRD siempre y cuando se trate de algún “Chucho”. Alguien que, según ellos, les garantice la institucionalidad. Y la cosa está clara cuando surgen los nombres de quienes podrían ser los viables a esa posición. Ahí están Silvano Aureoles, Miguel Alonso Raya y Fernando Zárate.
El dilema es más bien perredista, sobre todo en función de los tiempos que se avecinan. Silvano Aureoles, que encabeza la diputación perredista y la Junta de Coordinación Política en San Lázaro, ha tenido escaparate suficiente para mantenerse al frente de cualquiera que en el PRD pudiera aspirar para competir por la gubernatura de Michoacán. Y no sólo eso. Dado el quemón político que el PRI se acaba de dar con la narcogubernatura que sus cuadros instalaron allá, junto con la debilidad del PAN, Aureoles sería el verdadero candidato a vencer en aquellos lares.
Su lanzamiento es casi inminente y la momentánea presidencia de San Lázaro no le aportaría más capital político del que ya tiene. En cambio una mala decisión podría obstaculizar el avance de otras proyecciones políticas. A Alonso Raya no le interesa la presidencia de la Mesa Directiva sino capitanear a los diputados del sol azteca para el año que queda en la legislatura. Y de ser así, entonces el paso quedaría despejado para Fernando Zárate, que cumple todos los atributos que tirios y troyanos buscarían en él.
Zárate no sólo es uno de “Los Chuchos”, sino que también trae algo del ADN priísta, habida cuenta de que su padre fue delegado en Álvaro Obregón en los años 80. Todo esto quiere decir que Zárate tiene fuerte arraigo en dicha demarcación y que su paso por el liderazgo de la cámara fortalecería esta proyección personal y de partido. Aquí hasta podría darse una similitud con la forma en que el PAN desarrolló a su “joven maravilla” Ricardo Anaya, en la misma presidencia, y ahora tiene en él a un fuerte prospecto para cuando haya que dar la pelea por Querétaro. Todos es cuestión de que lo entiendan los perredistas y se pongan de acuerdo.
Decíamos que también la palabra cambio cobra fuerza en el ámbito del gobierno federal y en la política nacional, donde comienzan a sonar nombres, nombres, nombres: Manlio Fabio Beltrones, líder de diputados del PRI; César Camacho Quiroz, dirigente del PRI; Ildefonso Guajardo, secretario de Economía; Claudia Ruiz Massieu, secretaria de Turismo; Enrique Ochoa Reza, director de la Comisión Federal de Electricidad, más los que se acumulen.
Y en medio de este futurismo político es que también Roberto Madrazo Pintado -¿lo recuerdan?- ya comenzó a generar molestia en el CEN del PRI, pues el tabasqueño anda repartiendo candidaturas para el 2015 a todo aquél que se la crea. Y uno de esos “creyentes” es el diputado federal Alejandro Moreno Cárdenas, quien sueña con ser gobernador de Campeche y dedica todo su tiempo a tal propósito, sólo que cuando más se le necesitó en San Lázaro para votar las leyes energéticas secundarias, el legislador mejor se dejaba ver en un lujoso hotel de Reforma muy quitado de la pena con su guía político, que de seguro ya chamaqueó al campechano y le prometió la gloria con su bien ganada fama de engañabobos.