Nueve palabras, el origen de la transformación de México
Roberto Vizcaíno miércoles 6, Ago 2014Tras la puerta del poder
Roberto Vizcaíno
- En año y 9 meses de mandato Peña Nieto cambió radicalmente el modelo de país
- “Somos hijos de dos poderosas corrientes de los siglos XIX y XX: la liberal y la revolucionaria”, indicó
- Crecemos a dos velocidades, hay un México de progreso y desarrollo, y otro de atraso y pobreza
No venimos sólo a administrar, sino realmente a transformar…
Con estas 9 palabras Enrique Peña Nieto sintetizaba el domingo 10 de marzo de 2013, las reformas con que se proponía terminar con el Estado Social surgido de la Constitución de 1917, para implementar un sistema socialdemócrata en México.
Un nuevo sistema en el cual, sin romper total y radicalmente con los postulados sociales protegidos por el Estado benefactor postrevolucionario, se pueda también operar, proteger y alentar a un Estado Liberal, donde la libre empresa defina el futuro y la modernización del país.
¿Socialdemocracia a la qué? A la mexicana.
Sin duda para entender el momento que vivimos los mexicanos, este en el que concluye finalmente la implementación de un nuevo modelo energético, junto con la operación de un nuevo modelo educativo, aunado a un nuevo sistema social, sumado a un nuevo modelo hacendario y fiscal, y otro de telecomunicaciones y competitividad económica, y que surgen dentro de un nuevo esquema judicial, de seguridad y de justicia penal… hay que regresar a los pronunciamientos iniciales de Enrique Peña Nieto.
Hoy, cuando concluye la reforma energética, junto con todo lo que se ha cambiado durante año y medio a través de reformas legislativas, cobra fuerza y sentido lo dicho no hace mucho por este Presidente que indudablemente quiere pasar a la historia como el mejor mandatario de México y para que se le recuerde como el que transformó y finalmente insertó a este país al mundo desarrollado.
Sólo el futuro dirá si estaba o no en lo correcto. Lo único que sí se puede afirmar hoy, es que este país cambió de modelo.
Pero, ¿cuáles son las bases de este cambio, según el propio Peña Nieto?
“Los mexicanos tenemos un legado prehispánico, colonial, independiente, revolucionario y democrático. El pasado para nosotros es identidad y fuente de inspiración y así lo seguirá siendo en mi gobierno.
“Somos herederos de una tradición milenaria, que sobrevive hasta hoy en lenguas y culturas indígenas, que sabré respetar y conservar. Somos la expresión de la gran cultura hispana.
“(Pero…) Somos hijos, también, de dos poderosas corrientes del Siglo XIX y XX: la liberal y la revolucionaria. Sus valores de independencia, libertad y justicia, renovados para el Siglo XXI, guiarán los actos de mi gobierno”.
Quizá estos conceptos nos indiquen por qué Peña Nieto, por un lado promueve la reforma energética que lanzará a México a un acelerado proceso de industrialización, y por el otro impulsa un nuevo sistema social basado en: el seguro del desempleo, creación de un sistema de emprendedores –con financiamiento de nuevos proyectos empresariales fundamentalmente encabezados por jóvenes–, acceso universal a los sistemas de salud, pensión universal para adultos mayores, seguro para madres solteras, acceso universal a vivienda y otros para discapacitados, para indígenas, etc.
Bajo este esquema, dijo:
“Todos coinciden en que tenemos una oportunidad histórica para proyectar a México, hasta convertirlo en una potencia, como lo merece ser.
“Igual que en la vida de las personas, las familias o las comunidades, en la vida de las naciones se presentan, pocas veces, las oportunidades de cambiar de manera trascendental. Cuando aparecen estas oportunidades lo fundamental es reconocerlas, sobre todo, entenderlas y aprovecharlas.
“Eso es, precisamente, lo que hoy propongo a la nación. Aprovechar esta magnífica oportunidad para llevar a México al lugar que se merece.
“Mi compromiso es conducir este esfuerzo colectivo ejerciendo cabalmente las atribuciones de mi cargo en el estricto marco de la ley”.
Cuando dijo esto el domingo 10 de marzo de 2013, Peña Nieto ya había echado a andar el instrumento para lograr este cambio de sistema y de rumbo para el país: el 2 de diciembre, 24 horas después de haber asumido el poder, junto con Jesús Zambrano, presidente del PRD y con Gustavo Madero, presidente del PAN, había firmado y anunciado desde el Castillo de Chapultepec la creación del Pacto por México.
Pragmático, agudo, Peña Nieto acudía así a un esquema probado en 1928-29 por Plutarco Elías Calles, al crear al PRI.
Elías Calles, según lo registran la historia y los hechos, sentó a todos los caudillos regionales y militares a una misma mesa, bajo un mismo techo –las siglas del PNR y luego PRI– y terminó así con las asonadas y asesinatos que marcaban el acceso al poder.
Fue el inicio de la institucionalización del acceso al poder en México. El ingreso a un Estado de Derecho y luego la base del Estado democrático.
Hoy, al sentar a Zambrano (y al PRD) y a Madero (y al PAN) a su mesa, Peña Nieto inició el proceso para meter a México al Estado del bienestar y del desarrollo, al mismo tiempo, un Estado social y liberal en forma simultánea.
SIN SORPRESAS
De ahí que nadie debe hoy en este país llamarse sorprendido por lo ya hecho. Las reformas son hoy una realidad. Por qué se hizo como se hizo, bueno, quizá lo que sigue lo explique. Al cumplir los primeros 100 días de su mandato, Peña Nieto indicó:
“En esta etapa, quedaron claras no sólo la normalidad democrática y la madurez política que hemos alcanzado, sino, también, la determinación de mi gobierno por transformar al país sin demoras.
“Necesitamos transitar hacia una democracia que dé resultados tangibles, y lo necesitamos con urgencia, porque nuestros desafíos son mayores. A pesar de nuestras conquistas en el ámbito de la macroeconomía, de la estabilidad de nuestras instituciones y del vigor de nuestra democracia, México no ha logrado los avances que su población demanda y merece.
“Hoy, somos un país donde pocos lo tienen todo, y la mayoría carece de condiciones para el goce efectivo de sus derechos.
“Somos una nación que crece en dos velocidades. Hay un México de progreso y desarrollo, pero hay otro, también, que vive en el atraso y la pobreza.
“México, México es un país joven y de jóvenes, quienes muchas veces ven frustradas sus aspiraciones por no tener medios para prepararse, por tener, o por no tener una educación de calidad.
“Hay un gran número de mexicanos que viven al día, preocupados por la falta de empleo y oportunidades, porque el país no ha crecido lo suficiente.
“Estas condiciones, que nos agravian y nos duelen, también han dañado la imagen de México en el exterior. Éste es el México que hay que transformar.
“Hoy, los mexicanos queremos un cambio. Queremos elevar la calidad de vida de las familias mexicanas. Este anhelo está presente a lo largo y ancho de nuestro territorio. Es el deseo de un cambio seguro, con rumbo y con dirección.
“Conducir la transformación es mi responsabilidad, como Presidente de la República. Hacerlo en democracia, es mi obligación ineludible.
“Los mexicanos demandan un Presidente que asuma su responsabilidad con la República y que cumpla a cabalidad con sus deberes…. (con) una visión responsable y realista para acelerar el desarrollo integral y equilibrado de nuestro país.
“Trabajaré por un gobierno eficaz que tenga un propósito fundamental: Hacer realidad los derechos humanos que reconoce nuestra Constitución.
“Éste será un gobierno al servicio de los derechos de todos los mexicanos. El bien mayor y el bien último, es la vida humana. Por eso, el primer eje de mi gobierno es lograr un México en paz. Pondremos al ciudadano y a su familia en el centro de las políticas de seguridad”.
Bien, dentro de unos días, el 1 de septiembre, Peña Nieto cumplirá un año 9 meses de mandato. En este tiempo ha propuesto e impulsado las reformas más audaces y radicales en la historia reciente de México. Con ellas ha cambiado el modelo de nación. Un segmento de mexicanos se considera agraviado. La mayoría sin embargo no se opone.
Pronto veremos si este nuevo modelo opera o no. De eso no hay duda.