¿Popularidad o experiencia?
Ramón Zurita Sahagún jueves 24, Jul 2014De frente y de perfil
Ramón Zurita Sahagún
Durante muchos años, los partidos políticos han enfrentado el dilema de postular a candidatos populares que garantizan de cierta forma una copiosa votación y mayores posibilidades de éxito que otros con mayor experiencia, pero menos populares.
Esa situación provoca que los populares que no son respaldados por su partido de origen, busquen otras rutas para ascender al cargo que anhelan.
De esa manera, varios partidos perdieron sus parcelas de poder, al optar los candidatos populares por otras opciones políticas, luego de que en sus partidos no los respaldaron.
Y es que los partidos políticos han sufrido tremendas decepciones con las nominaciones de los candidatos populares, los que, efectivamente, han ganado los comicios, pero a la hora de gobernar representan fracasos monumentales.
Dos casos, uno del pasado reciente y otro del presente, son los mejores ejemplos de ello.
En Tabasco no ha existido un candidato a gobernador más popular que Andrés Granier Melo, por encima de cualquier otro del partido que fuese.
La popularidad de Granier Melo se basaba en su don de gente, su amabilidad, su cercamiento a la población, sus cerca de mil compadres y comadres y su procedencia de familias arraigadas en Tabasco durante largas décadas.A ello se le añadía lo que entonces fue visto como una ventaja, su escasa participación política.Su triunfo fue contundente, tanto en la contienda interna del PRI, como en la constitucional.
Bastó que iniciara su gobierno, para empezar a mostrar otra faceta, se rodeó de sus amigos para gobernar y procedió al saqueo del erario público y al abuso en los negocios gubernamentales.Su único hijo varón, Fabián, se apropió de parte de los negocios, mientras que su compadre Amílcar Sala, procedía a hacer lo propio con los restantes.
Con todo y ello, la popularidad de Granier Melo no decrecía, por el contrario aumentó, cuando se puso al frente de las operaciones derivadas de la contingencia provocadas por las intensas lluvias y el descuido de los gobiernos para evitar el escurrimiento de los ríos.
Y aunque se percibía un abandono de la administración pública, fue hasta el tercer año de gobierno cuando la gente comenzó a decepcionarse del gobernante y aparecieron los asomos de la gran corrupción imperante.
El resultado de eso, es sumamente conocido: el popular Andrés (Chelo) Rafael Granier Melo se encuentra recluido en un reclusorio de la ciudad de México.
Granier Melo es el ejemplo de la popularidad del pasado reciente, Roberto Sandoval Castañeda, gobernador de Nayarit, es el otro ejemplo de que la popularidad no lo es todo para ejercer un buen gobierno.
Desde la alcaldía de Tepic, Sandoval Castañeda, presionó para convertirse en candidato del PRI a gobernador, amenazando con irse a otro partido en caso de no ser designado como abanderado del tricolor.
El PRI cumplió y lo hizo candidato y él mostró su popularidad, venciendo en las urnas a sus adversarios, la panista Marta Elena García y al perredista Guadalupe Acosta Naranjo.
Contrario a lo que representaba Granier Melo, un personaje rondando la tercera edad, pero avejentado, pusilánime y sin oficio político, Sandoval Castañeda se mostraba entrón, con mucho brío y pertenece a la nueva generación de políticos priÍstas que asumió la gubernatura apenas rebasando la cuarta década (42 años).
Sin embargo, en el terreno de los hechos, Sandoval Castañeda mostró que no es cuestión de edad y que su slogan electoral de “Nayarit nos une” puede usarse a la inversa, cuando la población muestra su rechazo a una forma de gobierno.
De ser el personaje popular, el gobernador Roberto Sandoval se convirtió pronto en un personaje repudiado por la población, tanto que en los comicios de hace unas semanas perdió su principal bastión, la alcaldía de Tepic, la misma que le sirvió de trampolín para obtener la candidatura a gobernador.
Sandoval Castañeda se escudó durante los primeros meses de gobierno en el supuesto endeudamiento dejado por el gobierno de Ney González Sánchez, con quien vivía en constante enfrentamiento.
Pero sus argumentos no le han funcionado y su presencia en diversos eventos fuera del estado ha sido terriblemente criticada, mientras que su administración no da una.Son constantes las manifestaciones que se plantan frente a palacio de gobierno, con bloqueo de calles, en demanda de servicios y atención por parte de su gobierno.
Los indígenas de la sierra se quejan del abandono en que viven, sin ayuda del gobierno estatal.En campaña prometió mucho y cumple con poco, es la constante ciudadana, mientras que el gobernador vive una borrachera de poder, alternando con figuras de los espectáculos y el deporte, como vía mediática de presentación.
Asumió el control de la estrategia partidista en los comicios de principios de mes y fue señalado en ocasiones diversas por la oposición, por su intromisión y con todo y ello, el resultado no fue el esperado, ya que perdió la capital y otras poblaciones y uno de sus operadores, Bulmaro Rito Salinas, terminó en la cárcel, aunque por causas ajenas a Nayarit.En el estado, se afirma que lo más lamentable “es la falta de capacidad y sensibilidad de toda la actual administración estatal.
En primer lugar del gobernador porque él es el responsable, pero también observamos que en los cargos de gobierno no se encuentran aquellas personas capaces, con vocación de servicio, más bien para arribar como funcionario lo único que se pide es lealtad al gobernador en turno, la capacidad ya no interesa tanto, pero se entorpece el quehacer público y se multiplican las manifestaciones públicas de rechazo contra la administración que encabeza Roberto Sandoval.
Por eso la pregunta es cómo se seleccionará a los candidatos a gobernadores del año próximo, por su eventual capacidad o por su popularidad.