La otra Dama de Hierro
¬ Javier Cadena Cárdenas miércoles 16, Jul 2014Termómetro
Javier Cadena Cárdenas
“Iron Lady” es una expresión de la lengua inglesa utilizada para referirse a las mujeres en su actuar de jefas de Gobierno, jefas de Estado o primeras ministras en sus países, y que las describe como fuertes de voluntad y de determinación.
En esta descripción caben esos personajes femeninos que han marcado la historia política en sus naciones y en el mundo entero, como Indira Gandhi, en la India; Golda Meir, en Israel, Margaret Thatcher, en Inglaterra, y Ángela Merkel, en Alemania, por tan sólo nombrar a las más famosas en ese ámbito y más allá de su orientación y prácticas políticas y de ejercicio de gobierno.
Pero existen otros ámbitos del acontecer humano donde también abundan, o al menos están presentes, otras mujeres que bien merecen ser llamadas en lo individual como “Iron Lady”, como sería el caso de Nadine Gordimer, fallecida apenas el fin de semana pasado en su natal Sudáfrica.
El académico español Javier Aparicio hace una perfecta descripción de esta famosa escritora, que vale mucho la pena compartir a manera de homenaje.
El especialista en literatura contemporánea dijo de Gordimer: “Menuda y discreta pero dama de hierro de fuerte carácter, severa de rostro y a la vez muy coqueta con sus fulares de colores”.
Y siguió con la descripción de lo elegante que era la escritora, y que “exhibía aún una vitalidad que parecía no haber menguado ni un ápice desde su combativa resistencia durante los años enrarecidos de Soweto, y seguía involucrada como el primer día en la inacabable tarea de defender la bendita libertad de expresión y el compromiso del escritor con la denuncia de cualquier censura y de cualquier connivencia con los poderes espurios o los gobiernos totalitarios”.
Esta descripción que hace el también escritor radicado en Barcelona, corresponde a como él la vio hace apenas poco más de un lustro, cuando la escritora tenía 84 años de edad, aspecto que de seguro ella no cambió un ápice durante los seis años siguientes que duró su inagotable vida llena de denuncia y de lucha y de escritura.
Y el crítico español, ya en su papel precisamente de crítico, dijo sobre la obra de la Premio Nobel de Literatura 1991: “Su narrativa, enfrentada a cualquier barroquismo y obsesionada con soltar todo lastre que impida una prosa pulcra y escueta, destaca por el diseño de sus protagonistas como trasuntos de personas humanas, y más de una vez reivindicó que el lector tenía que reconocer a sus personajes por su talante, sin que el narrador tuviera que caer en la convención de anotar quienes combaten en el esgrima verbal de sus diálogos”.
Y abundó: “Necesitaba penetrar en la intimidad de sus personajes, escribió antológicos monólogos, combinó la narrativa con la crónica y el ensayo político disfrazado de ficción y alcanzó el virtuosismo en el arte de la verosimilitud: nada jamás parece falso en sus páginas, demasiada sangre caliente mezclada con la tinta negra del manuscrito. Joyce, Camus, Proust o Tolstoi arroparon su escritura”.
“Iron Lady” son llamadas las mujeres que desde sus trincheras en las que enfrentan la vida misma con determinación y enjundia, dialogando pero sin menguar sus convicciones, y así Nadine Gordimer transitó por el mundo durante las nueve décadas de su existencia, en las cuales se enfrentó a infinidad de retos e injusticias, y en todas salió avante, sola o acompañada, como fue el caso de la erradicación del “apartheid” en su país natal de la mano de Nelson Mandela. Aunque a decir verdad, el verdadero homenaje sería leerla.