Medio mundo se mueve
¬ Juan Manuel Magaña miércoles 16, Jul 2014Política Spot
Juan Manuel Magaña
Los presidentes de Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica, es decir, los que forman un bloque denominado BRICS, firmaron ayer el acuerdo que crea las primeras instituciones comunes, un banco de desarrollo y un fondo de reserva de divisas.
Se trata de las primeras instituciones creadas por el bloque para crear instancias alternativas al Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, controladas por los países occidentales y que controlan, pues, a medio mundo.
Los países BRICS no son tanto como medio mundo, pero sí generan una quinta parte de la economía mundial. De ese tamaño. Y los respectivos acuerdos fueron firmados por los ministros de Hacienda y gobernadores de bancos centrales del bloque, en presencia de los cinco mandatarios durante la Sexta Cumbre de los Países BRICS.
La foto es impactante: ahí están los líderes de Rusia, Vladimir Putin; India, Narendra Modi; Brasil, Dilma Rousseff; China, Xi Jinping, y Sudáfrica, Jacob Zuma. Mucho poder económico, político y militar junto. Recuérdese nada más que, hace un mes, China y Rusia cerraron en Shanghai un contrato de suministro de gas natural valorado en 400 mil millones de dólares por 30 años. De ese tamaño el poder de una firma.
Un hito entre dos potencias que se dio casi a la par de otro que puso a occidente el jaque y lo dejó en pasmo: la anexión por parte de Putin de Crimea, incluida la forma en que Rusia le movió el tapete a Ucrania. El hecho no condujo a una reedición de la guerra fría, pero sí -y esto lo explica- hizo ver a Barack Obama, presidente de los Estados Unidos, en su majestuosa debilidad (junto con toda Europa).
Más aún, la sola presencia de Putin en el continente americano se antoja, en virtud del contexto, si no desafiante, sí audaz. Es por demás interesante que se haya reunido por largo tiempo con el líder histórico de Cuba, Fidel Castro, y que le haya condonado a este país el 80 por ciento de una vieja deuda.
El caso es que los BRICS se reunieron para discutir sobre los desafíos económicos mundiales contemporáneos. Y todo comenzó por la creación de ese banco de desarrollo, el establecimiento de un fondo común de reserva de divisas y la construcción de un sistema de comercio propio, precisamente al margen de los organismos internacionales tradicionales -dominados por EU, la UE y Japón, bajo la perspectiva llamada neoliberalismo- como el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional, la Organización Mundial de Comercio y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos.
Los mandatarios se hicieron acompañar por una nube de más de 700 empresarios de los cinco países interesados en formar una red de negocios en los ámbitos de la agricultura, la infraestructura, logística y transporte, la minería, las tecnologías de la información, la farmacéutica y de equipos médicos, así como en el sector energético.
Otra idea es lograr un volumen de facturación de casi 4 billones de dólares, poco si se le compara con los flujos comerciales de los países ricos, pero interesante como un primer paso. Lo que importa aquí es el inicio de un desafío a algo que sólo se ha movido en la lógica occidental, mal y sin respuestas a enormes problemas acumulados.
Un desafío -para estar a tono con el mundial- en la propia cancha de occidente. ¿Qué pensaría Karl Marx sobre la fase actual en que se mueven China y Rusia? Porque de lo que menos estamos hablando aquí es de comunismo.