Violencia
Ramón Zurita Sahagún martes 1, Jul 2014De frente y de perfil
Ramón Zurita Sahagún
Tamaulipas está resultando un hueso duro de roer en cuestión de devolver la seguridad a sus pobladores.
Son varias semanas las que han transcurrido desde que el gobierno federal decidió intervenir, llevar a las fuerzas armadas para pacificar el estado y dividirlo en cuatro regiones, sin conseguir el propósito fundamental.
Los ilícitos continúan presentándose, aunque, tal vez, en menor proporción y los grupos delincuenciales no han sido disueltos ni sus cabecillas apresados.
Es Tamaulipas uno de los primeros estados en que hizo explosión el tema de la inseguridad y donde se formaron algunos de los principales grupos del crimen organizado, los que se fragmentaron y exportaron hacia otras entidades del país.
Su extensa frontera con Estados Unidos hizo propicio el ingreso y salida de mercancía de todo tipo, por lo que se convirtió en uno de los sitios preferidos para el paso de drogas.
Pero es también en Tamaulipas uno de los primeros estados en los que se instrumentó el llamado derecho de piso y la extorsión, delitos que posteriormente se convirtieron en los más populares dentro de los grupos dedicados al crimen.
Es también en Tamaulipas donde se convirtió en parte de lo cotidiano el descubrimiento de las fosas clandestinas, en las que eran sepultados los cuerpos de migrantes, adversarios de los grupos delincuenciales y hasta de ciudadanos ajenos a todo ello.
La situación violenta del estado llevó al extremo de que el candidato a gobernador (Rodolfo Torre Cantú) favorito, por mucho, en las encuestas de la elección pasada, fuese víctima de esos mismos grupos delincuenciales.
Se recuerda ese hecho de sangre, como parte de los sucesos insólitos que han ocurrido en esa entidad.
Tamaulipas se convirtió desde hace varios lustros en uno de los estados más violentos del país, donde los sucesivos gobiernos de Manuel Cavazos Lerma, Tomás Yarrington Ruvalcaba, Eugenio Hernández Flores y Egidio Torre Cantú, poco han podido o querido hacer por erradicar la violencia y devolver a los habitantes del estado la paz y tranquilidad a la que tienen derecho.
Muchos años de zozobra han tenido los pobladores de ese fronterizo estado, por lo que se decidieron a salir a las calles en varias de las principales poblaciones para exigir a las autoridades se restablezca la tranquilidad y se otorgue seguridad a sus habitantes.
La capital del estado, Ciudad Victoria, ha sido escenario de dos protestas ciudadanas en busca de regresar la paz y seguridad a la población y a sus pobladores.
Antes de eso, en Tampico también se efectuaron marchas de protesta ciudadana, ante los hechos violentos que se en ese puerto se presentan.
Pero Reynosa, Nuevo Laredo, Matamoros, San Fernando, Altamira, Ciudad Madero, Ciudad Mier y otras de las principales poblaciones del estado, no se encuentran exentas de los sucesos violentos que han dejado marca entre sus habitantes.
Es cierto que el gobierno federal desarrolló una nueva estrategia para combatir a los grupos delincuenciales en la entidad, pero la misma tarda en permear y dar resultados, por lo que la población continúa padeciendo el alto grado de inseguridad que afecta al estado desde finales del siglo pasado.
Michoacán es el estado en el que seis meses después de la intervención del gobierno federal con su nueva estrategia apenas comienza a dar resultados.
En esa entidad se pudo controlar, aunque no erradicar, la presencia de los grupos delincuenciales, los que continúan operando, pero con menos presencia.
Se terminó con algunos de los principales delincuentes o jefes de las organizaciones criminales, unos abatidos por las fuerzas federales y otros recluidos en prisiones, al tiempo que se consiguió encauzar a los grupos de autodefensa para que participaran dentro de la legalidad, enrolándose una gran parte de ellos dentro de las fuerzas de seguridad estatal.
Es cierto que Michoacán y Tamaulipas presentaban un fenómeno de descomposición social distinto, pero con enemigos con un mismo rostro, el de la delincuencia organizada, que provocaba violencia e inseguridad en la entidad.
Michoacán presentaba un gran reto, ya que fue en esa entidad en la que se puso en operación por vez primera la participación de las fuerzas armadas en el combate a las organizaciones criminales.
Se tenía el recuerdo de lo sucedido un sexenio antes, cuando grandes contingentes del Ejército fueron desplazados hacia Michoacán y el resultado fue estéril, con pocos logros y el llamado “michoacanazo” que terminó con los planes de devolverles la tranquilidad a los habitantes de la entidad.
Con todo y ello, Michoacán consiguió en seis meses transformar su rostro y regresar a los ciudadanos la confianza que le pueden generar sus autoridades, aunque para ello incidieron otros factores.
En Tamaulipas solamente se puso en operación el proyecto y la estrategia diseñada por el gobierno federal que tiende a pacificar cada una de las cuatro regiones en que fue dividido el estado, erradicando a los grupos delincuenciales, para devolver la paz y tranquilidad que requieren los habitantes del estado.
Por lo pronto, la exigencia sigue por parte de los ciudadanos, los que consideran que la espera ya no debe ser tan larga.
EDOMEX
Veintidós muertos fue el saldo de un enfrentamiento en el Estado de México entre fuerzas federales y delincuentes que hacen recordar que el fenómeno de la violencia se encuentra siempre presente en el México del presente. Esta es la segunda ocasión en el presente mes en que ocurren este tipo de enfrentamientos, informó la Secretaría de Seguridad Ciudadana del Estado de México
Los hechos ocurrieron en la comunidad de Ancona de los Curieles, en el municipio de Tlatlaya, la madrugada del lunes.