Big Bola y Oceanografía
¬ Juan Manuel Magaña lunes 30, Jun 2014Política Spot
Juan Manuel Magaña
Es raro que los diputados olfateen algo como si fueran grandes investigadores privados, pero este es un caso en que a lo mejor no andan tan errados: la relación entre Oceanografía y los casinos Big Bola.
Luego de que hace unos días se pusieran en venta dichos casinos -aparentemente en forma apresurada-, la comisión especial de juegos y sorteos de la Cámara de Diputados solicitó a la Secretaría de Gobernación información sobre los vínculos de esas casas de juego con la empresa Oceanografía.
Un oficio de la Cámara de Diputados fechado apenas el 24 de junio revela una posible relación de socios de la naviera con las casas de apuestas Big Bola, cuyos propietarios son los hermanos Javier y Oscar Rodríguez Borgio.
La Comisión especial de casinos tiene conocimiento de que la Procuraduría General de la República investiga a dichas casas de apuestas por realizar operaciones con recursos de procedencia ilícita y diversas conductas delictivas.
Los 18 casinos de esta empresa funcionan al amparo de un permiso por tiempo “ilimitado” otorgado por la Secretaría de Gobernación el 18 de diciembre de 1997 a la empresa “Comercial de Juego de la Frontera”, y actualmente operan cinco de ellos en el Estado de México, cinco en Veracruz, dos en Sinaloa, dos en Guanajuato, uno en Campeche, uno en Querétaro, uno en Sonora y uno en el Distrito Federal.
En un oficio enviado a la Dirección de Juegos y Sorteos de la Secretaría de Gobernación por la comisión especial de diputados, se advierte que el vínculo de sus dueños con empresas como Oceanografía y Explotaciones “La Caprichosa” que son investigadas por autoridades federales, pondrían en entredicho la legalidad y legitimidad del proceso de compra-venta de los salones de juego Big Bola.
En las cláusulas del permiso de 1997 para lo que se denomina la instalación de “libros foráneos” se indica que se podrán captar apuestas de los hipódromos, galgódromos y de eventos deportivos que se realicen en el país y en el extranjero, así como rifas.
Se agrega que la captación de apuestas podrá ser directamente en los establecimientos o mediante cualquier medio de comunicación electrónica ya sea vía telefónica o a través de los sistemas de internet.
El permiso fue firmado por el ya fallecido Juan Burgos Pinto, director general de Gobierno de la Secretaría de Gobernación durante el sexenio de Ernesto Zedillo, con Emilio Chuayffet como secretario de Gobernación.
En el documento se indica que por lo que respecta a las apuestas en hipódromos y galgódromos, la empresa enterará a Gobernación el 1 por ciento del total, 0.25 de las apuestas deportivas y dos por ciento de rifas y sorteos.
El propietario de los casinos Big Bola es Francisco Javier Rodríguez Borgio, socio de Amado Yáñez, dueño de Oceanografía.
Todo parece indicar que los diputados están teniendo más reflejos que la autoridad. El remate de esos casinos a un precio base de 150 millones de pesos es sospechoso por lo apresurado, cuando que cuentan con permisos con vigencia ilimitada, lo que tiene un valor adicional con respecto a otras salas de juego, máxime cuando está en puerta la negociación en el Congreso de una nueva Ley de Juegos y Sorteos. Dicen los que saben que aquí el comprador fácilmente podría duplicar la cifra del precio de salida.
Raro también porque la operación se da a pocos meses de que los hermanos Rodríguez Borgio se desprendieran de su negocio de estaciones de servicio al vender Grupo Gasolinero México (GGM) al empresario Carlos Sandoval. Por si fuera poco ellos han sido vinculados al robo de combustibles a Pemex.
Una pregunta ¿por qué teniendo negocios tan prósperos se opta por algo de liquidez? La otra es ¿tendrá ya la PRG la respuesta?, digo, porque esto vuela.