DF, nuevo intento
Ramón Zurita Sahagún martes 24, Jun 2014De frente y de perfil
Ramón Zurita Sahagún
Fue en 1997 cuando el Partido Revolucionario Institucional perdió por vez primera el gobierno del Distrito Federal, la mayoría en el Congreso local y las diputaciones federales correspondientes a la capital del país.
De ahí en adelante, los priístas ven resignados como una y otra vez la izquierda y, en ocasiones, la derecha, se reparten las posiciones electorales correspondientes a la sede de los poderes federales.
Si acaso, alguna vez consiguieron el triunfo de la delegación Milpa Alta y hace poco, en sociedad con el Verde, la de Cuajimalpa. De ahí en fuera, los tricolores han visto cómo la ciudadanía elige a 78 jefes delegacionales ajenos a su partido.
En el caso de los diputados federales y locales, con la excepción de algún triunfo en la delegación Gustavo A. Madero, los priístas se han ido en cero en cada proceso electoral.
Una y otra vez, han intentado renovarse en la capital del país, sin resultado alguno, por los cacicazgos permanentes que se disputan las migajas del escaso poder político que representa el partido tricolor en la capital del país.
Desde aquellos tiempos, desataron una lucha sorda entre dos grupos que disputan y se alternan la dirigencia en el Distrito Federal, que representan solamente un cascarón, ya que el organismo político carece de estructura y bases para intentar recuperar el poder perdido y con ello, ganar los cargos de elección popular en disputa. El arribo de la izquierda al control de los principales cargos de elección popular se realizó mediante el mismo esquema que mantuvo al PRI en el poder durante tantos años.
Se cooptó a los dirigentes seccionales del otrora partido único, se estableció relación con los dirigentes de colonias, sindicatos y, principalmente, se vulneró a las organizaciones de ambulantes que controlaba el PRI.
Lo demás fue más sencillo, ya que la mayoría de los capitalinos buscaban un cambio de gobierno, darle la oportunidad a otro partido, para ver si de esa forma mejoraban gobierno y servicios en el Distrito Federal.
El cambio no fue todo lo satisfactorio que se esperaba, pero funcionó de alguna forma y los electores continuaron apoyando a la izquierda, principalmente, en demérito del PRI y hasta del PAN, que poco a poco fue perdiendo sus cotos de poder.
Sin embargo, la fragmentación de la izquierda de los tiempos recientes trae consigo la posibilidad de que otros partidos puedan conquistar las posiciones electorales perdidas en el pasado.
Uno de esos partidos es el PRI, al que muchos daban por muerto desde que perdió la Presidencia de la República en el año 2000 y que dos sexenios después la reconquistó.
Es cierto que para la reconquista de Los Pinos, el PRI mantuvo presencia y triunfos constantes en la mayor parte de los estados del país, con excepción del Distrito federal, donde desde el 97 no ha podido levantar cabeza y que la polarización de los grupos que disputaban el poder tiró por la borda los varios intentos realizados. Por eso, una y otra vez, los priístas perdían los comicios, mientras el grupo de María de los Ángeles Moreno y el de Cuauhtémoc Gutiérrez de la Torre se mantenían en lucha constante.
María de los Ángeles decidió mantener la hegemonía del partido en la capital del país y no cederlo por nada al grupo de Gutiérrez de la Torre, consiguiendo ser senadora, diputada federal y local, combinándolo con la presidencia del Comité Directivo en el Distrito Federal.
Cuauhtémoc le disputaba el poder de todas las formas posibles, tratando de ganarle posiciones, sin conseguirlo e incluso boicoteando sus congresos y reuniones partidistas.
De esa forma transcurrió el tiempo, sin que ninguno de los dos negociara una tregua, pero llegó el tiempo en que María de los Ángeles fue desplazada, se terminó el poder de sus aliado(a)s y, por fin, Cuauhtémoc se hizo de la dirigencia partidista en la capital del país.
Las cosas continuaron por la misma ruta en la más reciente elección, por lo que en los comicios del 2012, el PRI hubo de conformarse con el raquítico triunfo del candidato a jefe delegacional en Cuajimalpa.
Por eso, el mal manejo que se venía haciendo del partido en la capital del país y la presunción de la comisión de delitos por parte del dirigente Gutiérrez de la Torre fueron una magnífica oportunidad para que el PRI intente reactivar al partido en el Distrito Federal.
Sin embargo, la apuesta parece no ser tan buena, ya que el elemento seleccionado para ocupar la vacante dejada por Cuauhtémoc es Mauricio López Velázquez, un eterno aspirante a la posición y parte del grupo cercano a la eterna María de los Ángeles Moreno.
Para la ocasión, Mauricio llega con el respaldo del secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, de quien era el coordinador de asesores y luego de haber sido un personaje sumamente afín a Humberto Moreira Valdez, pero manteniéndose dentro del grupo cercano de María de los Ángeles.
Hoy se verá si la disputa entre Moreno y Gutiérrez quedó atrás y si el PRI es capaz de reactivarse dentro de las preferencias del electorado de la capital del país y con ello consigue los triunfos anhelados en el proceso electoral del año próximo, donde se elegirá a los 16 jefes delegacionales, los diputados a la Asamblea del Distrito Federal y los diputados federales de la LXIII legislatura del Congreso de la Unión. Por lo pronto, en el ánimo de algunos queda la duda si se deshicieron del liderazgo de Cuauhtémoc Gutiérrez, para regresar al área de influencia de María de los Ángeles Moreno.