La ley del bate
¬ Juan Manuel Magaña lunes 23, Jun 2014Política Spot
Juan Manuel Magaña
A lo largo de la semana pasada cobraron un alto perfil las noticias con fotografías relacionadas con la migración infantil indocumentada desde Centroamérica hacia Estados Unidos.
El fenómeno es sorprendente: un tumulto de menores en triste éxodo de sus lugares de origen.
Dice el escritor checo Milan Kundera que cuando uno desea o decide abandonar el lugar que habita se debe fundamentalmente a que en ese sitio la persona es infeliz.
El éxodo infantil tuvo tan alto perfil que el presidente estadunidense Barak Obama telefoneó el pasado jueves a su similar, Enrique Peña Nieto, para ver la manera de reaccionar juntos frente a ese problema. La situación presentaba un cariz urgente.
Como consecuencia de ello, se realizó al día siguiente en Guatemala la reunión multilateral sobre migración de niños y adolescentes, en la que participaron el vicepresidente de EU, Joe Biden, y el secretario de Gobernación de México, Miguel Ángel Osorio Chong, junto con los presidentes de Guatemala y El Salvador, Otto Pérez Molina y Salvador Sánchez Cerén, respectivamente, y el jefe de gabinete del gobierno de Honduras, Jorge Hernández Alcerro.
Lo que alarma al gobierno de Washington son las cifras de que dispone sobre esta cuestión: tan sólo entre octubre de 2013 y junio de 2014 han sido detenidos más de 52 mil menores migrantes que se internaron solos a ese país, sin la documentación requerida, cifra que representa casi el doble de los que entraron sin acompañante durante el año anterior.
De manera complementaria, la Embajada de Estados Unidos en México informó este domingo -con información de la oficina del vicepresidente de Estados Unidos, Joe Biden- que más de 106 mil personas provenientes de Guatemala, Honduras y El Salvador fueron expulsadas de ese país en el último año fiscal. Eso se debió al reforzamiento en acciones para cumplir la ley migratoria estadunidense, realizadas por los departamentos de Justicia y Seguridad Nacional.
La representación diplomática indicó que, según una “Hoja Informativa” del vicepresidente, en el año fiscal 2013, (octubre 2012 a septiembre 2013) el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE), elevó el número de expulsión de centroamericanos sin documentos.
Se trató de 47 mil 769 personas de Guatemala; 37 mil 49 de Honduras y 21 mil 602 de El Salvador, para hacer un total de 106 mil 420 personas, equivalentes a 29 por ciento de las expulsiones totales realizadas por ICE en el periodo.
La infelicidad que mueve a esas masas es alimentada por la miseria, la falta de empleo y la carencia de oportunidades en aquellos países, como en el nuestro. Es gente excluida de un modelo económico que desintegra a la sociedad, que la violenta y que le niega derechos.
Pero en la reunión de Guatemala no se decidieron formas de atacar esa infelicidad para contrarrestar el éxodo.
Ni siquiera se tomaron medidas para atacar las condiciones de peligro en que esas muchedumbres en movimiento pretenden ir de un punto a otro.
Es bien sabido lo que les pasa en México: atropello de autoridades civiles y policiales; denuncias de maltrato, secuestro, extorsión y hasta asesinato de migrantes indocumentados por grupos delictivos.
Lo que en realidad se acordó fue cerrarles más la puerta a esos migrantes e infundirles temor para que desistan de emprender el viaje.
Apenas pasó la reunión de este viernes en Guatemala, el gobierno estadunidense recordó la advertencia de que estos menores, como cualquier adulto, no pueden recibir beneficios migratorios. De hecho, la estrategia en ese país va en sentido contrario: “Aumentamos los recursos para cumplir la ley con el objeto de incrementar nuestra capacidad para detener personas y adultos que migran con sus hijos menores” sin documentos.
La Vicepresidencia, indica un despacho informativo, es clara en recordar que los menores no acompañados y los adultos que lleguen con hijos menores de edad, no reúnen los requisitos para obtener beneficios de una eventual reforma migratoria, ni para la Acción Diferida para los Llegados en la Infancia. En otras palabras, la ley del bate.