¿Gobiernos de Michoacán?
Ramón Zurita Sahagún lunes 23, Jun 2014De frente y de perfil
Ramón Zurita Sahagún
Sorprendente lo sucedido en Michoacán, con la licencia presentada por el gobernador Fausto Vallejo Figueroa y la llegada de un nuevo mandatario, sacado del rincón de los recuerdos.
Se recurrió a los viejos usos y costumbres del pasado, para eliminar a un gobernador que resultaba una pesada carga para el gobierno federal y para el partido que lo había llevado al poder.
Es cierto que Fausto Vallejo Figueroa resultaba solamente un cero a la izquierda dentro del esquema que se maneja desde el centro del país, para regresar a Michoacán a la normalidad de la vida cotidiana, desalojando a los grupos criminales que se apoderaron de la zona e invirtiendo para que el estado saque provecho de los recursos con que cuenta.
También que los lazos de los grupos políticos —en la mayoría de los casos- se encuentran sumamente enraizados con los de los grupos delincuenciales.
Que Fausto está enfermo es una realidad y que en sus tiempos de gobernador no se quería ir, es también verdad, por lo que movió todos los hilos disponibles para mantenerse en el cargo. Las filtraciones vertidas sobre la supuesta o real vinculación de, cuando menos, uno de sus hijos con el crimen organizado fue la gota que derramó el vaso y que motivó su salida de un cargo del que solamente mantenía el membrete.
Fausto intentó maniobrar en su salida dejando a uno de sus cercanos al frente de un gobierno al que le faltan 16 meses, pero no fue escuchado en su petición.
Y es que Fausto dejó de ser gobernador desde el momento mismo en que asumió el cargo de Comisionado Alfredo Castillo y el ordenamiento del estado en lo político, económico y social fue dejado en sus manos.
Luego vino el arraigo de su jefe de campaña, secretario de gobierno y gobernador sustituto, Jesús Reyna García, y el desplome del mandatario michoacano se hizo más patente.
Pero las cosas no quedaron ahí, ya que el nombramiento de Salvador Jara Guerrero como gobernador interino, viene a mostrar el desplome de los políticos michoacanos.
Una gubernatura por casi 16 meses de gratis, sin los problemas de campaña, ni la larga angustia de no ser el candidato que el partido propone, es un regalo bien recibido por la mayoría de los políticos que saben la dificultad de ser el elegido.
Por eso resultó sorpresivo que Jara Guerrero, un académico, sin nexos políticos resultara el beneficiado con la licencia definitiva metida por su ahora antecesor Vallejo Figueroa.
La maniobra instrumentada desde el centro del país, deja en claro la desconfianza que se siente acerca del manejo político y establece que el ahora ex rector de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, resulta una pieza indispensable en el nuevo esquema del que se pretende rodear al estado.
“Los ojos del mundo están puestos en el pueblo de Michoacán. Este es el momento de la reconciliación en Michoacán”, dijo el nuevo gobernador al asumir el cargo.
Antes de ser rector, Jara Guerrero, fue director fundador del Consejo Estatal de Ciencia, Tecnología e Innovación de Michoacán (CECTI) y la mayor parte de su trayectoria se ha desarrollado en el ámbito académico.
Michoacán es uno de los estados donde era constante el cambio de gobernadores y la llegada de mandatarios interinos o sustitutos en el pasado, pero que había regularizado esa situación desde que Víctor Manuel Tinoco Rubí gobernó todo el tiempo para el que fue electo.
Lo mismo sucedió con Lázaro Cárdenas Batel y Leonel Godoy Rangel, los dos gobernadores surgidos del PRD que arrebataron consecutivamente la plaza al PRI, antes del triunfo de Fausto Vallejo Figueroa que regresó el estado a manos del partido tricolor.
Antes de ellos en las décadas de los 70, 80 y 90, los michoacanos vieron una sucesión de gobernadores que no eran los electos en las urnas.
Todo comenzó con Carlos Gálvez Betancourt, gobernador electo para el período 1968-74, pero fue llamado a incorporarse al gabinete federal con su amigo el entonces Presidente Luis Echeverría Álvarez.
En su lugar llegó el joven José Servando Chávez Hernández de apenas 34 años, quien gobernó cuatro años, con toda tranquilidad. Siguieron dos administraciones que concluyeron con los gobernadores electos por la ciudadanía: Carlos Torres Manzo y Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano.
Llegó el tormentoso Luis Martínez Villicaña y por motivos diversos, su sexenio concluyó en dos años, cuando se designó como interino a Genovevo Figueroa Zamudio (tío de Fausto Vallejo Figueroa) para concluir con los cuatro años restantes de la administración de 1986-92.
Siguió el turno de Eduardo Villaseñor Peña, electo en las urnas en 1992 (duró menos de un mes como gobernante), pero cuyos comicios desataron una dura lucha poselectoral que obligó al relevo de Villaseñor Peña y al interinato de Ausencio Chávez Hernández (hermano de José Servando) por cuatro años, ya que la muerte de Villaseñor obligo a ir de nueva cuenta a elecciones.
Después había llegado la aparente calma, pero Michoacán se infestó con la presencia de los grupos delincuenciales que hoy son combatidos con éxito desde el gobierno federal.
DISCULPA DE FAUSTO ALZATI
Fausto Alzati Araiza, ex secretario de Educación Pública, ex director de CONACYT y ex director de Televisión Educativa, ofreció una disculpa pública por la conducta adoptada en la inauguración de la muestra pictórica de la fallecida muralista Aurora Reyes.
El ex funcionario reconoció que se equivocó en el evento cultural, el que no debió derivar en un enfrentamiento ideológico, dice en un video difundido mediante redes sociales.